RESEÑA: Mi Último Amigo | Una reflexión entre la vida y la muerte

Hector Babenco, director de películas como El Beso de la Mujer Araña (1984) e Ironweed - 65% (1987), luchó durante 32 años contra el cáncer que le fue diagnosticado a los 38 años de edad. Sus últimos días quedaron retratados en el documental Babenco, Tell me when I Die, dirigido por la actriz Bárbara Paz, quien acompañó al realizador durante la lucha contra esta enfermedad. Previamente a este proyecto, el cineasta brasileño de origen argentino, realizó su último largometraje, Mi Último Amigo - 88% (2015), una obra autobiográfica que cuenta con las actuaciones de su esposa Paz y el actor Willem Dafoe(The Lighthouse).

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Mi Último Amigo comienza con una leyenda en la pantalla, palabras escritas por Babenco que nos anuncian que lo que estamos a punto de ver es algo que le sucedió a él. La película se basa en hechos reales, en las experiencias del director y sus últimos días contra el cáncer. Cuenta la historia de Diego (Daffoe), un director de cine con cáncer en etapa terminal, quien se decide a realizar su último largometraje, pero antes deberá someterse a un doloroso trasplante de médula ósea que le ayude a salvar su vida, de lo contrario morirá pronto. Durante este proceso tendrá encuentros con distintas personas que le ayudarán a sobrellevar su situación y le harán aprender distintas lecciones: Livia, su nueva esposa, un niño hindú que padece la misma enfermedad que él y un hombre misterioso que aparecerá para cambiar el rumbo de los planes de Diego.

El guion de la película es sencillo, su trama deja claro que no tiene grandes pretensiones más que retratar una historia íntima y de paso dejar un mensaje en el espectador para promover la empatía. El conflicto de esta historia parte de un conflicto interno de personaje, el personaje de Diego, a quien vemos que se les esfuma su vida y sus días de gloria entre los cigarrillos que se fuma en sus noches en vela, en medio de su angustia. Cuando este hombre se ve al espejo, intenta buscar respuestas en sí mismo, en quienes aparecen a su alrededor, trata de entender que ha hecho para tener que pagar el precio de estar enfermo de cáncer. En ese sentido, Babenco retrata muy bien la incertidumbre, la angustia y el dolor interno que viven miles de personas con este padecimiento y que vivió él mismo en carne propia.

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La actuación de Daffoe –un actor multifacético y sumamente capaz de interpretar cualquier papel- se convierte en uno de los mayores aciertos de esta película y ofrece una de las mejores actuaciones de su carrera. El actor consigue transmitir el cansancio físico y emocional que vive su personaje, lo hace a través de los gestos o desde sus formas de caminar. Daffoe consigue la vulnerabilidad para representar a Diego en en sus momentos de debilidad y también la fuerza para los momentos en que su personaje tiene que afrontar la realidad con dignidad y coraje. La fotografía favorece bastante para poder apreciar la actuación del actor, desde planos generales hasta los close ups que nos permiten leer la mirada de un paciente con cáncer en etapa terminal.

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En esta cinta también destacan las actuaciones de Maria Fernanda Cândido y Paz, quienes tuvieron que realizar sus interpretaciones en inglés, pero nunca perdieron el tonto que plantea la película y sus actuaciones son verosímiles. Candido, representa a quien acompaña al enfermo de cáncer y es visible en la actriz esa impotencia que puede sentir la pareja o un familiar cercano al paciente al querer ayudarlo y no encontrar las herramientas correctas para hacerlo. Muchas veces, cuando ya no existe cura, la única opción es estar cerca, acompañando los últimos días de nuestro ser querido.

El ritmo de la cinta es pausado, pero al conocer el conflicto desde las primeras escenas nos va enganchando mientras nos presenta situaciones del personaje principal. Sin embargo, a mitad de la cinta ese ritmo comienza a decaer y el guion parece perder un poco la fuerza de su premisa. Pareciera que comenzamos a ver otra película, que no tiene mucho qué ver con la primera parte, no obstante el desenlace consigue que la narración se sienta redonda. La película cuenta con un soundtrack adornado por canciones de jazz como Cheek to Cheek y la icónica canción de Edith Piaf La Vie en Rose, pero Singing in the Rain en la escena final nos da ese broche de oro que resume muy bien todo el tema de la película, la resiliencia en los tiempos difíciles.

Mi Último Amigo - 88% es una película que nos invita a reflexionar acerca de la vida y la muerte. Nos recuerda lo efímeros que somos en este mundo. Promueve la empatía hacía personas que sufren de cáncer y lo hace bien a través de una cámara con tomas subjetivas que nos ponen en los zapatos de un personaje enfermo. Es una cinta que nos atrapa en sus pasajes de intimidad y gracias a una excelente actuación de Willem Dafoe. Lo único que le sobra a esta película son quizá esas escenas eróticas que de pronto no consiguen justificarse y no aportan mucho a la trama principal. Si hay algo realmente valioso en el filme, es el mensaje de no alejarnos de quienes más nos necesitan en sus últimos días, de quienes más sienten dolor y de quienes más queremos.

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