El nombre de Julio Hernández Cordón ha sonado fuerte en Latinoamérica y en el mundo durante los últimos años. El director ha abordado argumentos bastante interesantes en sus películas como una pareja de vampiros homosexuales y skaters de la Ciudad de México en Te prometo anarquía - 80%, la violencia y el narcotráfico en México en Cómprame un Revólver - 88%, así como la muerte y la fuerza de los secretos en Atrás hay relámpagos - 60%. Ahora presenta su nuevo largometraje, Se escuchan Aullidos, un retrato familiar con toques de fantasía y surrealismo.
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Se escuchan aullidos cuenta la historia de Fabiana, una chica que sueña con encontrar el famoso lago de Texcoco del que todos hablan, en sus intentos por traspasar las cercas que la separan del lugar, varios personajes intentan detenerla a la joven antes de que pueda encontrarse con la realidad.
La película tiene un formato arriesgado que propone nuevas formas de hacer cine. Comienza con una introducción del mismo director, con un video grabado en celular en formato vertical. Luego da paso a un primer plano en el que vemos al actor Francisco Barreiro en un personaje salvaje y desde ahí el director nos introduce a una ficción poco convencional. Técnicamente, la película es impecable y tiene unos travellings preciosos que nos hacen caminar o andar en bicicleta junto a los personajes. La cámara se mueve para revelar, para emocionar, nunca en vano. El diseño sonoro se vuelve muy importante para esta cinta en la que se debe estar atento a lo que se escucha. A sí mismo, el director hizo una buena elección de soundtrack, con canciones que combinan muy bien con las emociones de las imágenes.
El director creció en los alrededores de la Universidad de Chapingo, por lo tanto existía una inquietud por regresar a aquel lugar de origen para hacer una película que pareciera reconectarlo consigo mismo. Aunque más tarde descubrimos que el verdadero tema es la reconciliación padre e hija. La hija del realizador, Fabiana Hernández Guinea, es quien protagoniza esta película, anteriormente el director dirigió a su otra hija, Matilde Hernández en la cinta Cómprame un Revólver - 88%. Se escuchan Aullidos también incluye un arma, pero en este caso, el rifle que aparece se utiliza para disparar recuerdos y anécdotas que nos mantienen todo el tiempo atentos.
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Hernández Guinea hace su debut en esta película y demuestra un talento increíble para la actuación. Esperamos poder seguir viendo su trabajo en próximos proyectos de su padre y de otros directores, ya que en Se escuchan aullidos consigue adentrarnos muy bien en la ficción que propone su personaje. Barreiro – actor que interpreta siete distintos personajes en esta película- y Fabiana sostienen un relato al que no le sobra ni le falta nada en sus 72 minutos de duración.
La cinta tiene ese tono distintivo de documental, muy propio de Julio Hernández Cordón. Esta vez el director mezcla algunos fragmentos de documental, en los que nos presenta a personas de la tercera edad hablando de las memorias sobre el lago de Texcoco. En el largometraje aparece un momento emotivo cuando uno de los entrevistados nos recuerda que la naturaleza es un patrimonio de todos, pero al mismo tiempo nada nos pertenece.
El director aparece en cuadro apuntando algunos diálogos en el oído a Fabiana. Me parece que es una decisión bastante arriesgada, pero resulta innovadora y funciona perfectamente con el tema de esta película, que tiene como tema lo que otros nos cuentan y cómo convertimos esas historias en verdades absolutas. La película hace una interesante representación de esas anécdotas o leyendas que nos han contado y cómo se rompen las ilusiones cuando decidimos comprobar la existencia de lo que nos han hecho creer y finalmente resulta no ser.
Es un proyecto con un mensaje ecológico sin la necesidad de subrayarlo. La película también apuesta por recordamos la importancia que tiene conservar en la memoria colectiva la identidad cultural de un lugar. El surrealismo forma parte de este largometraje en el que aparece una mujer lobo, un fantasma que camina entre lo que fue y ya no será, entre lo que se fue y no volverá; como el agua del lago de Texcoco.
La película se realizó con un bajo presupuesto, por lo tanto el tiempo de filmación se tuvo que ajustar a 6 días. Se filmó completamente sin un guion y todo lo que vemos en pantalla ha sido improvisado por los actores y el director. Se escuchan aullidos es una película que no puede definirse como un proyecto pequeño, porque la película arriesga; con la fotografía, con la música, rompiendo la cuarta pared, con un actor interpretando siete personajes diferentes, con el uso de la voz de una voz en off que nos lleva a crear terceras imágenes a partir de lo que escuchamos. Definitivamente, un acierto más en la filmografía de Julio Hernández Cordón.
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