Cada franquicia tiene un punto bajo y en 2006 se consideró a X-Men: La Batalla Final - 58% como la gran decepción de la trilogía protagonizada por los mutantes de Marvel en las películas que 20th Century Fox lanzó desde el inicio del nuevo siglo. Esta explosiva película representó el fin de una era para estos personajes, pero abrió muchas puertas a otros estudios, y la propia compañía, a producir sus propias películas de superhéroes sin saber que años después estas se convertirían en cosa de todos los días y una fuente casi segura de dinero. Cualquier visitante habitual sabe que la tercera entrega de este universo es una de las cintas menos queridas de este subgénero cinematográfico desde que se estrenó X-Men - 81% en el año 2000 y hasta que llegaron otras recientes como Avengers: Endgame - 95%, cuando en realidad es infravalorada.
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Es posible que con el paso del tiempo algunos hayan cambiado de opinión porque una película no siempre se conserva igual y con cada visionado salen nuevos detalles a la luz o incluso el gusto del espectador está más abierto a otras opciones. En su tiempo, muchos salieron decepcionados del cine al comprobar que La Batalla Final no pudo ser el final perfecto a la trilogía iniciada por Bryan Singer , quien cedió su lugar a Brett Ratner por irse a dirigir Superman Regresa - 76% con la intención de meterse en una nueva franquicia. No sabemos quién perdió más, si los fans que pudieron tener una saga completada por el mismo director, Singer con su fallido intento de lograr algo de similar éxito con el superhéroe de DC Comics, o la franquicia que no logró cerrar con una historia perfecta y de paso se ganó el rechazo de la crítica y un sector de los fans (tiene el 57% de aprobación en Rotten Tomatoes y 58 de puntaje en Metacritic).
Parte de los comentarios negativos se debieron a la libertad tomada en comparación con los cómics de los mutantes y el tono oscuro de la película. La calidad sí es diferente y se nota por el cambio en el equipo de creativos detrás del relato, pero no es suficiente como para recordarla de forma excesivamente negativa. X-Men: La Batalla Final es una de las películas de este universo que ha tenido mejor recaudación, así que algo tuvo de atractivo para llevar al público a una sala de cine. Lo cierto es que no es mala como algunos recuerdan y de hecho brilla cada vez que surge una nueva oportunidad de verla en comparación con esa primera impresión que dejó.
La cura mutante
Las películas de X-Men siempre se han caracterizado por tener tramas con sustancia y mensajes que valen la pena enseñarse. La secuela de X-Men 2 - 86% adaptó por un lado el arco argumental Dark Phoenix Saga y por otro el de Gifted, en cuya historia parte del protagonismo cae en una “cura” para los mutantes. En la película esta cura es obtenida a partir del genoma de un joven cuyo poder consiste en suprimir los poderes de los mutantes que están cerca de él y entre los interesados está Rogue, pero otros quedan horrorizados por su existencia y así es como Magneto vuelve con la Hermandad de los Mutantes para oponerse porque podría exterminar a los suyos. Esto hizo que la discusión política y social que ya se había establecido en la franquicia tenga aún más peso y muestre cómo los personajes reaccionan ante el efecto que esta podría tener en ellos. Esta parte de la narrativa es de lo mejor que una película de superhéroes ha podido hacer y es mucho más significativa que cualquier trama genérica.
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Ellen Page como Kitty Pryde
La superheroína fue interpretada por dos actrices diferentes en las dos primeras películas de X-Men, pero nunca tuvo realmente un rol protagónico. En ambos casos solo fue reconocida porque atravesaba las paredes o algún otro personaje mencionaba sus poderes ya que ni siquiera su nombre fue dicho. Fue en la tercera parte que finalmente recibió la atención que merecía con una actriz que pudo sacar provecho del papel en cada escena. Ellen Page no solo llevó a la pantalla grande el descaro y la inteligencia de Kitty, sino que lo hizo con tanta confianza que recién era su debut en la franquicia. El personaje se sintió genuino, fue entretenido de ver y lo hizo muy bien en las escenas de acción, además de brillar en su romance con Iceman.
Los giros
X-Men: La Batalla Final está llena de sorpresas. Mientras algunas películas de superhéroes son acusadas de predecibles, la de Brett Ratner tuvo muchos giros interesantes que la audiencia nunca esperó. Rogue prefiere tomar la cura en lugar de aceptarse como mutante, Iceman termina con Kitty Pryde y no con Rogue a pesar de que se los relacionaba en las películas anteriores, Mystique dejó de tener solamente escenas de acción para explorarse su relación con Magneto, además de verla más manipuladora que nunca y Jean Grey fue asesinada cuando había sido consumida por la oscuridad. Aquellos que esperaban algún cambio de último momento a estas decisiones de seguro salieron decepcionados, pero si algo caracterizó a estas cintas fue la valentía de sus creadores al contar una historia arriesgada.
Las muertes (que sí fueron muertes)
Siempre se ha criticado lo mucho que los estudios temen matar a sus personajes en las películas de este subgénero cuando en los cómics es algo demasiado común. Tuvimos que llegar a 2019 para ver morir a Tony Stark, pero en X-Men lo hicieron antes y sin pensarlo dos veces sin importar qué tan querido era un personaje. En X-Men: La Batalla Final, Cíclope muere a manos de Jean Grey en el primer acto de la película y más adelante Logan la asesina. Ella también había matado a Charles Xavier aunque luego se comprueba que su mente sobrevivió, pero dentro de la trilogía las muertes de estos personajes fueron consideradas definitivas y no tenían la intención de regresarlos a la vida.
El efecto Wolverine
Es probable que de no existir X-Men: La Batalla Final, no hubiéramos terminado con la joya que es Logan - 93% y a Hugh Jackman (además de Patrick Stewart) interpretando por casi dos décadas al personaje de Marvel en el cine. En Wolverine: Inmortal - 69%, él se encuentra en Japón y se enfrenta a su pasado, donde es perseguido por las alucinaciones de Jean Grey a quien se vio obligado a matar en esa cinta y en parte es responsable por las motivaciones de él en dicha historia. Hay que mencionar también que estas secuelas continúan en X-Men: Días del Futuro Pasado - 91% puesto que Wolverine aún tiene que lidiar con la muerte de Jean y eso sin duda ayudó a dar más capas de complejidad al superhéroe.
No hubiese existido Días del Futuro Pasado
X-Men: Días del Futuro Pasado le dio a 20th Century Fox la oportunidad de deshacerse de X-Men: La Batalla Final y de luego reiniciar la franquicia con actores más jóvenes y añadir otros personajes o adaptar otros cómics. Para que esto fuera posible debía existir esa tercera película, que hizo posible ver a una de las mejores que se ha hecho sobre los mutantes. Además fue un ganar-ganar, puesto que nunca se puede borrar una película del mapa realmente y además mantuvo elementos como la relación entre Kitty y Bobby Drake o la culpabilidad de Logan por haber matado a Jean.
Jean Grey
La gran protagonista de la trilogía recibió la atención que su personaje siempre mereció (eso también va a la actriz Famke Janssen, quien fue una de las grandes estrellas), pero en esta entrega pudimos conocer mucho más de ella. Se mostró el primer encuentro de Xavier y Erik con Jean cuando era niña, lo cual además sirvió como una historia de origen, pero ahondó en el asunto al cambiar lo que creímos sobre ella puesto que en ese momento fue incluso más poderosa que de adulta y también nos dejó ver esa personalidad alterna y oscura cuando fue poseída por la entidad conocida como Fénix. Además gracias a esta parte del relato presenciamos uno de los primeros ejemplos de la tecnología usada para rejuvenecer a los actores.
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