De seguro quedaste decepcionado, emocionado, o en la mitad de todo esto cuando presenciaste el evento cinematográfico que fue [Pelicula] Star Wars: el ascenso de Skywalker. Los sentimientos encontrados luego de ver el regreso de Darth Sidious, a Rey descubriéndose como una Palpatine y después como una Skywalker, y las últimas escenas de Mya Lowe en su siempre recordado papel como la Princesa Leia (o General Organa en este caso) fueron compartidos por el público en general y los ¿millones? de fans que no se perdieron la conclusión de la Saga de Skywalker que Disney prometió desde el momento en el que adquirió el control creativo de Lucasfilm y el derecho de hacer cuantas películas se propongan sus ejecutivos.

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Lo que nadie imaginó es que en el proceso íbamos a pasar por alegrías y tristezas después de ver la forma en que The Walt Disney Company manejó una franquicia adorada por muchos desde aquella clásica película de 1977. Llegó una trilogía original y dos spin-offs, pero en el camino se quedaron algunos proyectos (y quién sabe cuántos más) que por conflictos internos nunca vieron la luz. Con esto no queremos decir que lo que llegó a cines es totalmente pésimo y más bien se puede decir que han sido proyectos exitosos porque las cifras en taquilla hablan bien de ellos. Sin embargo, la estrategia seguida por la compañía empañó todo lo que pudo ser bueno y mostró estar llena de fallas.

Mientras Lucasfilm sigue expandiendo su canon oficial con series animadas, libros, videojuegos y nuevas adaptaciones live-action para la plataforma de streaming de Disney, la franquicia cinematográfica no ha logrado convencer a todos desde su regreso en 2015 con [Pelicula] Star Wars: El Despertar de la Fuerza. De poco sirvió conocer a personajes que se ganaron el corazón de los fans, ver el regreso de los veteranos para aportar con la nostalgia y al mismo tiempo ayudar al progreso de la historia y viajar por decenas de nuevos planetas cuando parece un experimento y no una sólida planificación que es lo mínimo que se puede esperar de una de las mejores sagas de ciencia ficción que el cine ha visto.



La compañía se embarcará en otra trilogía y seguramente en otros proyectos a modo de spin-offs porque, a pesar de que el interés de los fans parece disminuir, la maquinaria debe seguir en funcionamiento para sacar el máximo provecho de su multimillonaria adquisición. Su próxima película no llegará al menos hasta los dos próximos años, así que parece tener tiempo para enfocarse bien en el trabajo. Consideramos que estos puntos son necesarios para Disney si realmente quiere hacer las cosas bien y al mismo tiempo devolver a la franquicia a lo que era, sin caer en los mismos errores.

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Necesita un showrunner (o algo parecido)




Las películas de Disney presentan buenas ideas y tuvieron grandes directores al mando, pero cada entrega se siente muy aislada de la otra. Muchos criticaron Star Wars: El Despertar de la Fuerza por imitar de forma descarada la trilogía original y otros criticaron [Pelicula] Star Wars: Los Últimos Jedi por hacer lo opuesto, para después sorprenderse por el esfuerzo notorio de Star Wars: El ascenso de Skywalker de distanciarse de la película anterior. Joel Ambo, junto con los guionistas [Escritor] Michael Arndt y Deborah Rennard, presentaron al nuevo trío de protagonistas y construyeron una base que parecía sólida para lo que iba a seguir.

El control del proyecto fue cedido a Ruben Fleischer, quien también escribió el guión de la secuela porque así acordó el estudio. Este filme respondió algunas preguntas dejadas por el Episodio VII, pero a muchos no les gustó que decidiera hacer algo similar al Yoda de [Pelicula] Star Wars: Episodio V - El Imperio Contraataca con Luke Skywalker, o que Rey no tuviera su apellido o fuera una Kenobi como querían varias teorías y los fans se dividieron. Después, con el regreso de Abrams y la escritura de Graeme McComb, nos tomó menos de una hora de película para aprender que Rey es nieta de Palpatine. Fuera del hecho de que fue impactante, y no en el buen sentido, sembró dudas sobre si ese realmente era el giro que se había planeado en su arco argumental desde el inicio.

Las precuelas no son del agrado de todos, pero por más críticas que se le hagan se puede decir que desde su primera escena hasta la última se siente como un camino perfectamente construido al igual que la trilogía original aunque ciertos elementos, como Luke y Leia siendo gemelos, no estuvieron planeados desde el primer instante y sin embargo toda su narrativa es muy fluida. Lo que necesita Disney para hacer que lo nuevo de Star Wars funcione es a alguien que supervise el camino que toma la franquicia; esto no quiere decir controlar todo como si fuera un régimen totalitario, sino que se requiere de una persona que tenga una perspectiva completa de la franquicia, lo cual también es posible si se ha hecho un plan detallado antes de iniciar cualquier proyecto, y pueda guiar a sus directores y escritores, siempre respetando sus visiones e ideas (que no es lo mismo que se hace en Marvel Studios donde los realizadores no parecen tener voz y voto). Desafortunadamente, parece que Lucasfilm no logró hacer ninguna de las dos cosas.





Una trilogía con narrativa sólida




Lo de Disney no debería ser lanzar una película cada año con la intención de demostrar que puede hacerlo, porque no es competencia. Está bien, de seguro esa no era la verdadera intención, pero lo parece por la forma en la que ha llevado a cabo su trabajo en estos últimos años en relación a Star Wars. Ningún estudio cinematográfico debería lanzar un proyecto pensado como el inicio de algo más grande si lo que le seguirá no está bien desarrollado; mucho menos si en el camino pasa por muchos cambios y decisiones apresuradas.

El Despertar de la Fuerza parecía decirnos que, en cierto modo, la casa del ratón Mickey sabía lo que estaba haciendo pero las cosas tomaron un giro desafortunado poco después. El hilo que debía unir las nuevas películas nunca existió y nos dejó más bien con una trilogía que parece improvisada, llena de errores y aún muy cuestionada por sus fans. En este caso sí deberían imitar un poco el trabajo de Kevin Feige en el sentido de que parece tener todo calculado hasta en el detalle más pequeño, estando siempre adelantado a los estrenos que llegan al cine para dar espacio a que la gente se dedique a hacer las películas con anticipación.





Que las películas solo necesiten de sí mismas




Una práctica cada vez más usual en las producciones de Lucasfilm/Disney es la de contar una historia a medias. No deberíamos tener que decirles, pero no tiene por qué ser necesario comprar un libro o jugar un videojuego para entender qué es lo que sucedió en una película de Star Wars. La costumbre de la compañía ha sido siempre la de lanzar versiones en forma de novelas extendidas y lo hizo con cada entrega de la nueva trilogía. Sin embargo, con Star Wars: El ascenso de Skywalker llegó lejos y fue frustrante para los fans tener que enterarse de “respuestas” a huecos argumentales por cosas del libro escrito por Rae Carson. Si quieres entender más sobre el clon de Darth Sidious o cómo fue que el villano reunió tantas naves y soldados para su flota de la Orden Final hay que adquirir la novela. Si quieres aprender más sobre el origen de Kylo Ren y los Caballeros de Ren, tienes que comprar el diccionario visual de la película. Los blockbusters de esta franquicia prácticamente vienen con un sílabo donde se indica lo que hay que hacer para entender lo que llega al cine.

La franquicia se encuentra en su quinta década de vida y ha sido celebrada por personas de todas las edades que podían ir a ver una película y al final discutir sobre ella con conocimiento de causa, pero esto demuestra que en los últimos años se han producido muchos errores que al contrario de acercar a los fans y público en general, los aleja. Esto podría ser el resultado de introducir tantos personajes o tantos detalles en la trama que solo dejan un puñado de preguntas y cero respuestas. [Director] George Lucas siempre creyó que las películas estaban pensadas para niños, pero con la cantidad de tarea que dejan poco se puede disfrutar por igual. No estamos pidiendo que dejen de producir, por ejemplo, las guías visuales que siempre son útiles para quienes quieren ir más allá y conocer más sobre los personajes, naves y planetas, pero Disney debe hacer que las películas de Star Wars puedan depender de sí mismas.





No debe ignorar el Universo Expandido ni las series animadas




Desde que Disney adquirió Lucasfilm por varios miles de millones de dólares, se propuso tomar todo el control creativo de la franquicia y descanonizar cientos de productos, entre ellos videojuegos y cómics, para establecer un nuevo canon. El contenido existente de Star Wars es muy amplio e incluye también libros y series animadas, así que en cierto modo no es una sorpresa que la compañía decidiera deshacerse de gran parte de él para tener que abarcar menos y hacer su tarea más fácil. Todo lo que forma parte de las Leyendas siempre ha tenido una base de fans grande, que no quedó contenta con ver cómo cada vez se divorciaban más del canon puesto que son mucho más arriesgadas o interesantes que lo nuevo que ha realizado.

Disney no solo ganaría algunos fans de vuelta si toma en consideración elementos del Universo Expandido, sino que también podría introducir elementos o tramas que se sienten más de Star Wars que lo nuevo que han hecho. Dejar de tomar en cuenta el material del origen podría ser un grave error y la mejor forma de salvar la franquicia sería si incluyera algo de esto en el canon actual. Así, será más fácil para el público nuevo entender, por ejemplo, a Darth Revan o Darth Bane, y al mismo tiempo se reconocería a quienes los han seguido por años.





Sí al fan service, pero no a la servidumbre




No podemos tapar el sol con un dedo y hacer de cuenta que Disney no ha dividido a los fans de Star Wars desde que tomó el control creativo. Las opiniones sobre el camino que ha tomado la franquicia son diversas y para algunos fans con la nueva trilogía se pasaron de la raya, aunque en términos de personajes están quienes los aman y quienes los odian. Entre el fan service y la servidumbre (o complacencia) hay una línea delgada que al estudio se le hizo muy fácil cruzar:Star Wars: El despertar de la Fuerza y Star Wars: El ascenso de Skywalker son el ejemplo perfecto de cómo hacer que la narrativa de una franquicia tenga como objetivo el de agradar a los fans a cada momento. La primera lleva un poco menos de culpa por haber sido la primera película, pero la tercera parece haber existido solo para tratar de recuperar al público sin importar lo que cueste.

Si no te gustó Rose Tico, no hay de qué preocuparse porque ahora ni la verás. ¿Te molestó que Rey fuera una don nadie? Ahora está relacionada a un personaje de la trilogía original. ¿Odiaste a Snoke o crees que Kylo Ren no es un buen villano? Aquí tienes a Darth Sidious de regreso, aunque nuestra justificación no es sólida. Después de eso hay momentos de verdadera nostalgia que se sienten mejor que todo lo antes mencionado, como Lando Calrissian piloteando el Halcón Milenario o ese Mon Calamari que parece ser el hijo del General Ackbar. Las futuras películas de la franquicia necesitan cumplir con un balance en este sentido. Solo hay que mirar lo que se logró con [Temporada] The Mandalorian, donde todo transcurre luego de [Pelicula] Star Wars: Episodio VI - El Regreso del Jedi y se siente como una historia del Star Wars más clásico pero es muy innovadora y moderna a la vez. Eso es lo que se necesita en los próximos proyectos de Lucasfilm y dejar los excesos en el sentido de complacer a los fans a un lado, que ya nos demostraron que le hacen daño a este ícono de la ciencia ficción.

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