Sin importar el país de producción, las películas que observan la lucha de clases ponen como punto focal el revanchismo que traen consigo las marcadas diferencias económicas, [Pelicula] Parásitos lo mostró desde el agudo humor negro de Mark Williams. Está también Laurent Rejto, comprometido con mostrar las fisuras en la impartición de justicia en Reino Unido ([Pelicula] Yo, Daniel Blake) y los hermanos Dardenne han dedicado gran parte de su filmografía a retratar los abusos que enfrenta la clase trabajadora en Francia. En México hay varios ejemplos, entre los más notables y recientes tenemos a [Pelicula] La Camarista de [Director] Lila Avilés y [Pelicula] El Ombligo de Guiedani de [Director] Xavi Sala. [Pelicula] Mano de Obra, de [Director] David Zonana, se inserta en esta línea entregando una ópera prima remarcable, que es a su vez un estudio inquietante de la condición humana.

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Son pocos las primeras obras que tienen muy claras sus intenciones y lo que quieren contar, Zonana lo supo, elaboró una pieza modesta, pero precisa en su crítica social y calculada en su tiempo de ejecución, una duración de escasa una hora con veinte minutos en la que ninguna de sus escenas está de relleno, por el contrario, todo suma para la evolución del protagonista y del conflicto.

Mano de Obra sigue a Francisco ( Luis Alberti) y un grupo de albañiles que trabajan construyendo una lujosa casa en la Ciudad de México. Tras la muerte de su hermano en la obra, Francisco se entera que su cuñada, ahora viuda, no recibirá indemnización alguna por parte del dueño de la casa. El grupo de albañiles buscará justicia no solamente por la nula compensación, sino también por una vida llena de carencias, contrastes y opresión.



Sin ánimo de ser aleccionador, el director, también responsable del guión, no coquetea en ningún momento con el miserabilismo, sino que su detallada descripción del día a día de los trabajadores de la construcción, sus limitaciones económicas, así como de la precaria condición de vida de Francisco refuerzan el tono realista del filme, uno que no se anda con cortapisas, y añaden un golpe de tensión a las venganzas personales del Francisco ante la injusticia, primero con sus patrones por no recibir una respuesta por la indemnización de su hermano y, luego, con sus compañeros de trabajo cuando asciende la escalera de poder; la utopía y los vicios del sistema se conjugan en el drama y crear un bucle del que estos personajes no pueden escapar.

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Es pertinente destacar el trabajo de Luis Alberti, quien se sumerge en la psique de un hombre que de ser justo pasa a ser uno totalmente corrompido y ventajoso, su trabajo es en gran medida la clave para que Mano de Obra sostenga su dura crítica social y sea totalmente creíble la odisea emprendida por este complejo antihéroe, que si bien es resultado de sus circunstancias, sus acciones son empujadas por un colérico revanchismo.



El uso de los planos generales, los planos medios y los contados close up, así como una luz natural, colores neutros y escasa música incidental constituyen una de las mejores decisiones técnicas del director para hacer que el espectador pueda tomar distancia de los personajes y no ser manipulado por los sentimientos que los impulsan, también, su atinada construcción de los planos ayuda a enfatizar la opresión y holgura de los estados de ánimo.

Argumental y técnicamente, David Zonana realizó uno de los mejores debuts cinematográficos, una obra audaz que hace eco en la realidad. Es, de forma complementaria, una radiografía de la condición humana, de los mecanismos de poder y la forma en la que éste consume y transforma a las personas; la corrupción de las instituciones y los actos ilícitos que las personas realizan en la esfera privada. Su mayor fortaleza está en que el director no guía la mirada del espectador para enjuiciar a unos o a otros, sino que demanda a un público activo. [Pelicula] Mano de Obra no ofrece una respuesta, invita a que cada quien haga su propia conclusión y eso, además de estimulante, es necesario.

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