La primera incursión de la documentalista Kitty Green en el terreno de la ficción, gira en torno de Jane (Julia Garner) una joven recién egresada de la universidad, quien sueña con convertirse algún día en una gran productora cinematográfica. Para alcanzar su sueño, decide empezar desde abajo, al emplearse como asistente de un ejecutivo influyente del medio.
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The Assistant - 95% registra su jornada laboral, desempeñando las actividades cotidianas propias de su cargo, y otras no tanto: desde coordinar la logística de viajes y reuniones de negocios y solucionar cualquier contratiempo que pueda surgir relativo a ellos; hasta atender llamadas telefónicas, sacar fotocopias, preparar café, e incluso limpiar la sala de juntas y el escritorio de su jefe.
Mientras trascurre su rutina diaria, para la joven asistente -y para el espectador- es cada vez más evidente de que también, de forma continua y sistemática, está siendo víctima de maltrato y abusos de varios tipos, por parte tanto de sus compañeros de trabajo como de sus superiores dentro de la empresa.
Las cosas alcanzan un punto álgido cuando Jane sospecha que su jefe está incurriendo en una conducta inapropiada en relación a una joven, quien ha sido recientemente contratada personalmente por él. Es cuando decide tomar cartas en el asunto y al hacerlo, le será revelada la verdadera (y horrible) cara de ese mundo al cual añoraba pertenecer. Y su sueño comienza a tornarse sombrío.
Claramente The Assistant toma su inspiración principal de lo ocurrido con el productor Harvey Weinstein, cuyos abusos sexuales y conducta criminal fueron expuestos a la opinión pública gracias al movimiento #MeToo. Pero no se trata de una adaptación cinematográfica ni de una dramatización de ese suceso. Sino de retomar algunos elementos clave del mismo, y confeccionar con ellos una historia ficticia que critica mordazmente a la industria fílmica, la cual permite que personajes como Weinstein surjan, prosperen y se enquisten en ella.
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Green se enfoca no tanto en la conducta sexual sórdida y escandalosa de ese y otros personajes similares (esa conducta que logra trascender hasta llegar a los titulares de los tabloides), y se enfoca más bien en esa otra violencia y abuso de baja intensidad, que ocurre de forma más atenuada y un tanto imperceptible (pero no por eso menos dañina) en los pasillos y al interior de los despachos y oficinas, y cuyas víctimas son algunos de los empleados que trabajan allí.
Para enmarcar ese nocivo ámbito laboral, la directora recrea una atmósfera que funciona como una externalización de lo que ocurre. Así, las flamantes y siempre pulcras oficinas y cubículos se vuelven espacios volátiles y densos, donde no existe la camaradería ni algo parecido remotamente a un ambiente idóneo de trabajo. En su lugar, allí impera una hostilidad y cinismo que rezuma por las paredes. Una especie de dictadura empresarial donde el jefe es una figura tiránica cuya ominosa presencia atemoriza a todos y jamás es cuestionada. Un jefe quien, por cierto; aunque nunca se le ve físicamente, se manifiesta a través de los excéntricos objetos que consume, de los desechos que sin ningún tipo de consideración deja tras de sí, del tono despótico de su voz y su temperamento explosivo, pero sobre todo en su conducta arbitraria y caprichosa, y los efectos derivados de ella y que todos padecen.
En contraste, la protagonista es un personaje serio y reservado, quien intenta ser eficiente en su trabajo y que en la práctica lo consigue, pero gradualmente se verá avasallada y menguada por ese mundo envilecido y poco solidario al cual se ha entregado en cuerpo y alma, recibiendo a cambio maltratos, desprecios, invisibilización y la supresión primero de sus necesidades básicas (como el comer o mantener su vida personal), para continuar luego con la anulación de su individualidad y dignidad, y así integrarse a una maquinaria donde la eficiencia más allá de los límites y el sacrificio, y el saber mantener un discrecional silencio cómplice –y de paso aprender a amordazar también la conciencia- son las “cualidades” más valoradas.
Sobre todo, The Assistant - 95% critica sutil pero contundentemente la corrupta estructura y los vicios de una industria que no solo tolera la presencia y proliferación de personajes como Weinstein, sino que además la fomenta, la celebra, la solapa y la normaliza. Y su crítica se expresa no por medio de un estridente y furioso grito de denuncia, sino a través de una silenciosa, lúcida y sutil narrativa que sabe hacerse escuchar y enfatizar los temas importantes, e invita al espectador a reflexionar sobre ellos.
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