En la escena inicial de Los Pequeños Gigantes - 40%, una joven conductora es perseguida, en una carretera de doble vía, por otro vehículo que se acerca peligrosamente a su parachoques trasero, casi tocándola con su defensa. El misterioso coche entonces la rebasa y acelera hasta dejarla atrás por varios metros antes de frenar en seco. La mujer decide también aumentar la velocidad y se escabulle con la esperanza de buscar ayuda en una gasolinera más adelante, en donde apenas logra huir del misterioso personaje que la seguía. De la misma forma, todo el suspenso o la ambigüedad de la que pudo haberse beneficiado Pequeños secretos - 13% se escapa de la historia a causa de las flojas actuaciones de su reparto, sumado a un guion con una trama poco clara.
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Pequeños secretos, dirigida por John Lee Hancock, sigue los esfuerzos del detective Baxter (Rami Malek) y del sheriff Deacon (Denzel Washington) para resolver una serie de asesinatos cuyo autor ha sido imposible de identificar y en los que la evidencia es casi inexistente. Su labor los lleva a sospechar de Albert Sparma (Jared Leto), un misterioso hombre que parece disfrutar de la frustración de los oficiales por encontrar al culpable, pero que no puede ser vinculado a ningún caso por falta de pruebas. Es entonces que el objetivo por encontrar al criminal se les vuelve una obsesión.
Si la breve secuencia inicial les parece tensa, es porque sí lo es. Esa pequeña escena es quizá la más emocionante del filme y la única que proporciona el suspenso necesario para mantener la atención del público. No es exagerado decir que, en su intención por subvertir algunos clichés del género, tal como lo han hecho otras producciones antes que esta cinta, la película de Hancock termina por volverse predecible.
Quizá por el pequeño giro de tuerca en la premisa, algunos de ustedes ya están pensado en dos clásicos como Seven, los Siete Pecados Capitales - 79% de David Fincher, y Memories of Murder - 89% de Bong Joon-ho, y no estarían equivocados. La preocupación de esta historia es muy similar a la de ambos filmes en términos de explorar los métodos que usan los asesinos seriales para provocar y llevar a la angustia y frustración a los detectives. Pequeños secretos - 13% es la prueba de que la dirección es igual de importante que la trama, y aquí las dos falla, y es que ni de cerca consigue el efecto de esas dos películas.
Por ejemplo, toma casi la mitad de su duración presentar a Sparma como el posible responsable de los asesinatos. En esa primera mitad de la película, el filme se concentra en establecer la relación entre ambos personajes a través de escenas que no presentan la suficiente información al espectador para ir reconstruyendo, a la par de los protagonistas, los distintos crímenes, como sí sucede con los detectives del filme de Bong Joon-ho. Ni tampoco elabora una atmósfera perturbadora a través de la fotografía o lo explícito de los delitos como lo hace la cinta de David Fincher.
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Esa falta de información y atención a los pequeños detalles, es lo que hace fracasar a Pequeños secretos, una cinta incapaz de generar emoción o empatía para que el público elija de qué lado estar, del asesino o los detectives. Es decir, como no se nos presenta suficiente información sobre los asesinatos, ni sobre el principal sospechoso, no es posible que el espectador se forme su propia opinión, o se cuestione la misma, sobre si el sospechoso es o no el culpable y, por lo tanto, de entender o condenar los extremos a los que llegan ambos detectives.
Lo que pudo haber resarcido el daño de esta pobre construcción de la trama habrían sido las actuaciones. Washington es quien mejor trabajo hace en este filme al presentarse como un mentor para Baxter. Podríamos decir que Malek es quien ofrece la peor actuación con un personaje sin matices. Leto igualmente se resguarda en una actuación desdibujada cuando la ambigüedad de este personaje era la clave para generar la tensión dramática a lo largo de la película. Piensen en lo opuesto de, por ejemplo, la brutal violencia de Hugh Jackman, la asfixiante demanda que se pide de Jake Gyllenhaal, o lo indescifrable de Paul Dano y David Dastmalchian en Intriga - 81% de Denis Villeneuve, filme que es posiblemente el mejor thriller de la década pasada.
La ambigüedad moral que Pequeños secretos - 13% quiere explorar también está presente en Memories of Murder y particularmente en el final de Seven. El desenlace de esta película tiene mucha similitud con la producción de Fincher. Incluso están ambientados en lugares parecidos y ponen a su protagonista en un conflicto muy similar. El título de Hancock nada tiene que ver con lo que se ve en la cinta, en todo caso, ese debió ser el punto final de su trama. Hay un intento de desviar la atención del espectador sobre las similitudes con Seven, pero se siente forzado. Es como si una subtrama fuera colocada como la resolución de la historia principal.
Con personajes olvidables, interpretaciones mediocres y una construcción narrativa carente de tensión, atmósfera o ambigüedad, Pequeños secretos - 13% acaba por ser un intento de thriller y resulta más bien como la antítesis de los elementos básicos que todo filme de este género debe poseer para resultar cautivador.
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