Las cintas que abordan tópicos relacionados con el mundo espiritual y religioso generalmente tienden a ser materia de controversia con respecto a la forma en la que se abordan los temas, las ideas que plantea su tesis e incluso el discurso que se maneja en fondo-forma. Cada película perteneciente a esta temática funciona como un ente individual al encontrar su narrativa propia para llegar a la audiencia pensada, dando como resultado producciones de calidad que logran invitar a la reflexión sobre temas que aún en muchos lados se consideran tabús. Algunos ejemplos contemporáneos de esto son las recientes First Reformed - 95% (Paul Schrader, 2017), Los Dos Papas - 100% (Fernando Meirelles, 2019) y la propuesta del director Jan Komasa estrenada en 2019: Pastor o Impostor - 95%, de la cual hablaremos a continuación.
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Este ambicioso proyecto viene a cargo de Jan Komasa, director de la cinta de culto Suicide Room (2011), quien posteriormente trabajaría en un spin off de la misma en colaboración con Netflix, la cual se estrenó en 2020 con el título Hater. La sinopsis oficial de Pastor o impostor es la siguiente: “La cinta narra la historia de Daniel, de 20 años de edad, quien experimenta una transformación espiritual mientras vive en un Centro de Detención Juvenil. Quiere ser sacerdote, pero esto es imposible debido a sus antecedentes penales. Cuando es enviado a trabajar a un taller de carpintería en una pequeña localidad, a su llegada se hace pasar por sacerdote y se hace cargo accidentalmente de la parroquia local. La llegada del joven y carismático predicador es una oportunidad para que la comunidad local comience el proceso de sanación tras una tragedia ocurrida en esa pequeña población”. La plana protagónica está conformada por Bartosz Bielenia (Ondyna, 2019), Aleksandra Konieczna (The Last Family, 2016), Eliza Rycembel (Nina, 2018), Tomasz Zietek (Silent Night, 2017), Barbara Kurzaj (Król, 2020), Leszek Lichota (Wataha, 2014), Zdzislaw Wardejn (El pantano, 2018), Lukasz Simlat (Never Gonna Snow Again, 2020), entre otros. ¿Cuál fue la opinión de la crítica con respecto a la cinta? Averigüémoslo.
La critica se pronunció positivamente con respecto a la cinta, destacando en todas la actuación de su protagonista, Bartosz Bielenia, cuyo papel es descrito por muchos como “electrizante”. De acuerdo con los comentarios de los sitios web sobre cine más influyentes, Bielenia se muestra comprometido con plasmar todas las matices que se encuentran en la complejidad emocional de su personaje, llamado Daniel, usando su carisma nato para conmover a la audiencia que lo acompañará en un viaje catártico donde buscará no solo redefinir su fe y espiritualidad, si no la de todos aquellos que acuden a el en búsqueda de redención; pero, por otra parte, también nos muestra un contraste de su versión más altruista, sacando a la luz por momentos a un joven lleno de conflictos a causa de un pasado oscuro que le persigue a donde quiera que va, convirtiendo la búsqueda de un nuevo comienzo en su móvil durante todo el filme. Otro aspecto que le fue reconocido a Bartosz, es su facilidad de transmitir los sentimientos encontrados de su personaje por medio del lenguaje corporal, en específico con la mirada, permitiéndonos conocer a Daniel más a fondo en un conjunto de escenas donde la presencia de diálogos es prácticamente nula, dando cátedra de su capacidad actoral, la cual fácilmente lo posiciona como un actor promesa al cual valdría la pena no perderle la pista en futuros proyectos.
El guión de la cinta, escrito por Mateusz Pacewicz (Hater, 2020), fue reconocido en la prensa internacional por la inteligencia que manejan sus diálogos, sobre los cuales recaen numerosos dilemas filosóficos como por ejemplo: ¿qué es la fe verdadera? ¿Quién puede hablar por Dios? ¿Qué hace que un pastor sea pastor más allá de los esquemas religiosos? Otro aspecto bien planteado por Pacewicz es la ambigüedad moral de las acciones de Daniel, quien a través de métodos poco ortodoxos logra conectar con la gente de una pequeña comunidad afligida por un trágico accidente de tráfico que dejo una huella importante en su localidad, pero el problema surge cuando se nos hace conscientes de los antecedentes criminales de Daniel, los cuales no le permiten convertirse en un sacerdote como tal, por lo que a base de engaños asume el puesto en esa pequeña parroquia polaca; ciertamente sus intenciones son buenas pero ¿Es correcto que un criminal anime a la gente a volverse vulnerable y que le cuente todos sus secretos? ¿Es ético que realice un trabajo sacerdotal saltándose toda la preparación que está conlleva? ¿Hasta que punto es aceptable mantener una mentira por un bien común?. Los críticos dieron méritos a la forma en la que se abordan los temas dentro de la historia de Mateusz, dando plataforma a una conversación profunda sobre el perdón y la redención sin caer necesariamente en momentos melodramáticos que pudieran llegar a existir en películas de temática similar, simplemente limitándose a plantear las situaciones en una narrativa bien estructurada que deja la reflexión a razón de cada quien.
La dirección, a cargo de Jan Komasa, también fue bien valorada por los medios, quienes en primer lugar encontraron una evolución marcada en el director a la hora de contar historias, partiendo desde su ópera primera Suicide Room hasta el presente, haciéndose consciente de sus fortalezas y trabajando de la mano con ellas, entregando su filme más consistente hasta la fecha. Los críticos también aplaudieron la forma en que es llevada la narrativa, utilizando un ritmo lento pero justificado para que podamos ahondar mejor en la mente del protagonista, conocer la dinámica de la comunidad donde suceden los hechos, así como dar resolución a los conflictos que se presentan de forma congruente. El largometraje adopta por momentos un tono de thriller que, de no haberse manejado correctamente, hubiera causado una disrupción en la pantalla; afortunadamente aquí no es el caso, pues ese suspenso que se va cocinando a fuego lento en algunas escenas nos conducen a un acto final intenso que recompensa al espectador por la espera. Todo esto le valió a la cinta una nominación como Mejor Película Internacional en la entrega pasada de los premios de La Academia, así como la victoria de 36 premios en diferentes categorías que fueron entregados en 60 festivales de cine alrededor del mundo.
La cinematografía, de la mano del fotógrafo Piotr Sobocinski Jr (Bogowie, 2014), terminó por fascinar a los críticos, quienes agradecieron el aporte que hace al dotar de tonalidades azules el mundo creado por Jan Komasa, realzando así la decadencia en la que se encuentra la comunidad a causa del accidente que tuvo lugar tiempo atrás, así como la dualidad existente dentro de Daniel, creando una atmosfera fría y sombría adecuadas para desarrollar una historia de tal índole. La fotografía de Sobocinski Jr también se encarga de encontrar los encuadres perfectos para que las escenas cargadas de drama golpeen al espectador con la potencia esperada, generando así fotogramas únicos que incluso llegaron a convertirse en los posters oficiales de la cinta.
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Finalmente, la prensa internacional hace hincapié en cómo el trabajo realizado por todo el equipo polaco no dejará indiferente a nadie. Pastor o impostor es una propuesta imperdible para todos aquellos que disfrutan los dramas complejos que abordan temáticas existenciales y filosóficas de una forma inteligente.
A continuación presentamos una compilación de críticas, reseñas y calificaciones de Pastor o Impostor - 95%:
María Caballero, Fotogramas:
El último tercio de la película es el broche a esa tensión bien narrada y culmina agitando el statu quo con la palabra de Dios. Menudo punch el del cine polaco.
Ruben Romero Santos, Cinemanía:
...lo verdaderamente interesante de la película es la Humanidad con la que se retrata al impostor y la impostura.
Marta Medina, El Confidencial:
...cuestiona el concepto de reinserción social, no desde el señalamiento de quien ha cometido un crimen, sino de la escenografía interpretada por la sociedad...
Nando Salva, El Periódico:
Investigación penetrante y nada proselitista sobre las ambigüedades de la fe y la capacidad de una persona dañada para ayudar a otras.
Oti Rodríguez Marchante, abc:
El abrupto plano final es un certero aguijonazo y un órdago a la mayor.
Luis Martinez, El Mundo:
El director se las arregla para ofrecer una lectura social y política de un pueblo arrasado no sólo por la pena de un accidente fatal sino por la red tupida de intereses e injusticias que entretienen al cacique local y a la misma iglesia.
El staff de Shana Films:
Bartosz Bielenia, que interpreta al protagonista realiza una actuación sublime, apropiándose del personaje tanto en corporalidad como en la fuerza al representar el guion...
Ignacio Pablo Rico Guastavino, El Antepenúltimo Mohicano:
El realizador está siempre a la altura, gracias al equilibrio ingrávido de una cámara que consigue transfigurar lo naturalista en una epopeya de orden místico, con la fluidez de un artista pleno en recursos cinematográficos.
Kiko Vega, Espinof:
La película polaca es una de las más apasionantes de una temporada donde ir a los cines es, más que nunca, una cuestión de fe.
José Luis Muñoz, Culturamas:
Potencia visual, furor interpretativo y originalidad no le faltan a este film polaco.
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