En el 2001, Pedro Lemebel publicó su cuarto libro titulado Tengo Miedo Torero que toma lugar en Chile durante la dictadura de Augusto Pinochet en 1986. La historia aborda hechos reales como las constantes protestas, la violencia de los Carabineros de Chile que reprendían a los manifestantes y los anuncios de Radio Cooperativa, la cual realizó hazañas importantes de radiodifusión opositora a la dictadura militar, denunciando sus violaciones a los derechos humanos a toda costa.
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Tras el anuncio de la adaptación al cine de la obra homónima las expectativas crecieron, ya que el libro es bastante apreciada por el público lector. Tengo Miedo Torero - 88% es protagonizada por Alfredo Castro, el actor mexicano Leonardo Ortizgris y Julieta Zylberberg. La película dirigida por Rodrigo Sepúlveda se sitúa en Santiago de Chile en 1986, en medio de la dictadura encabezada por Augusto Pinochet, en donde Castro interpreta a La Loca del Frente, una madura y miserable mujer travesti que se enamora de Carlos, guerrillero tomado por Ortizgris. El sujeto le pide a la Loca guardar en su hogar ruinoso algunos secretos importantes de la resistencia.
El arte de Pedro Lemebel siempre estuvo cargado de polémica y gran significado. El chileno fue un cronista de su nación, explorando los nivel más controvertidos y dolorosos de su contexto social, descubriendo las realidades de los olvidados LGBT. Su aproximación al amor homosexual en Tengo Miedo Torero es sensible y maravilloso, una narración idílica en medio de la sangrienta realidad padecida por el pueblo de Chile en tiempos de Pinochet. Nos sitúa en una tierra que ha sido parcialmente olvidada pero cuyos restos todavía se observan en el presente.
La crítica señala que por el lado positivo y en su mayoría, se alaba la interpretación de Alfredo Castro por su personaje tan pintoresco y extravagante que no dejará a nadie indiferente, pues retrata mucha personalidad de la obra original. El hecho de contar una épica romántica que aborda temas de clandestinidad y la represión desde una doble perspectiva: la política y la sexual hace que la historia sea de lo más interesante. Tiene tintes del cine de Pedro Almodóvar que la hacen aún más exquisita.
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Por otro lado y en menor medida, algunas reseñas califican el final como insípido y muy apresurado, lo que termina por dar una sensación bastante desconcertante. Si bien es una adaptación en toda medida, no se terminan por plasmar elementos importantes de la historia, como contexto político y parte de los tópicos clave que le hubieran dado soporte a la narrativa. Se siente convincente pero sólo por escasos momentos.
Sin más por el momento, te dejamos las reseñas, en su mayoría positivas, de Tengo Miedo Torero - 88%:
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Diego Batlle, de Otros Cines:
Notable transposición de la única novela del mítico escritor y activista chileno.
Diego Lerer, de Micropsia:
...es un melodrama de tintes fassbinderianos con momentos emotivos en medio de un opresivo clima político que respeta el corazón de la novela de Lemebel y que sirve, fundamentalmente, para el lucimiento actoral de Castro que se transforma completamente en este extrovertido y rimbombante personaje.
Juan Pablo Russo, de Escribiendo Cine:
Sepúlveda, dotado de una gran sensibilidad y conocimiento de los hechos, apela al melodrama opresivo, con influencias del cine del alemán Rainer Werner Fassbinder, para contar una historia que le escapa a la cursilería kitsch pero donde la canción romática no está ausente.
Héctor Soto, de La Tercera:
La dignidad que Alfredo Castro le confiere al protagonista -en un permanente tira y afloja con la ridiculez, la astracanada y el patetismo- es impresionante.
Paraná Sendrós, de Ámbito:
...la película tiene una escena onírica que se resuelve de modo angustioso. Eso, y la matizada actuación de Alfredo Castro, son lo mejor de la obra...
Diego Batlle, de La Nación:
Épica romántica en tiempos oscuros, Tengo miedo, torero (que tiene algo del espíritu almodovariano) aborda la clandestinidad y la represión desde una doble perspectiva: la política y la sexual.
Álvaro García, de El Agente de Cine:
Resta identidad a una obra en favor de valores representacionales convertidos en cuotas de pantalla que no saben capitalizar diferentes acentos y caen en el tratamiento insípido.
Diego Brodersen, de Página 12:
...un relato bienintencionado pero un poco anémico, sincero pero convincente sólo por momentos.
Warren Cantrell, de The Playlist:
La adaptación cinematográfica del director Rodrigo Sepúlveda mantiene intacto el romance central en el centro de la historia, sin embargo, parece haberse producido a expensas del contexto social, político e histórico más amplio de la novela...
Ezequiel Urrutía Rodríguez, de Cine y Literatura:
...como adaptación, esta pieza carece de ciertos elementos que le brinden soporte, así como su cierre destaca por su abrupto corte, volviéndose insípido, así como desconcertante.
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