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Cuando hablamos de adaptar videojuegos, quizá la pregunta que más debe azotar a los creativos encargados de tal tarea sea cómo reproducir la sensación de la consola a la pantalla grande. En el caso de [Pelicula] Mortal Kombat, que se trata de peleas uno a uno, [Director] Simon McQuoid casi logra recrear la violenta atmósfera del material original, aunque ha sacrificando otros elementos que posiblemente hubieran conseguido una historia de mayor impacto y sin duda mucho mejor que la película de 1995.
No te pierdas: Mortal Kombat ya tiene calificación de la crítica
Mortal Kombat tiene como protagonista a Cole Young ( Lewis Tan), un joven artista marcial que sostiene a su familia permitiendo ser el “saco de golpear” de un club de peleas. Cuando un extraño llega a perseguirlo, por poseer una inusual marca en forma de dragón, otro grupo de luchadores lo intenta proteger de la amenaza. Pronto descubren que todos los que tienen ese signo son guerreros destinados a concursar en un torneo para salvar a la Tierra de la amenaza del Emperador del Outworld, quien desea apoderarse de ella.
Para los fans del videojuego, quizá sea más fácil perderse en las secuencias de acción que para el público que no está familiarizado con la historia. Esto no se debe necesariamente a que no se explique la mitología, sino a que el punto más débil del guion es la poca atención que se pone en construir un vínculo entre el público y los personajes. Lo rápido del desarrollo de la trama y las numerosas peleas absorben el tiempo que debió dedicarse a la emoción que la película trata de imprimir en sus personajes.
Si bien tanto los efectos, a excepción de una criatura completamente hecha con CGI que sale a mitad de la película, como la edición y ejecución de las peleas resultan convincentes, [Pelicula] Mortal Kombat descuida el desarrollo de sus personajes. Aunque los cimientos están ahí, por ejemplo, al plantear a Young como el héroe que duda de sí mismo y que debe confiar para acceder a todo su potencial, el director evita explorar a fondo este conflicto del protagonista y prefiere pasar a la siguiente confrontación y explicar qué está en riesgo con el torneo.
Este comentario no es sobre el trabajo de actuación de Lewis Tan. El intérprete hace lo que puede con lo poco que le da el libreto y libra las peleas de una forma convincente. Y el esfuerzo, por hacer algo emotivo, con la subtrama familiar de Tan o la venganza de Scorpion (Moe Irvin), está ahí, sólo que recibe muy poca atención. En general, el elenco tiene pocas oportunidades de mostrar los diferentes matices de sus personajes. Quizá destaquen en la mente del público Josh Lawson, como el mercenario Kano, por el humor que la historia imprime en él, al igual que Daniel Hank como el temible SubZero, quien consigue una amenazante presencia, y Sanada, por la humanidad que pone en su caracterización de Scorpion, particularmente en la secuencia inicial.
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Si bien en términos de diseño de producción la caracterización de los luchadores se siente cercana al material original, para quienes no encuentren mucha emoción en revivir detalles del juego, esto probablemente les haga sentir el filme algo tedioso.
En lo McQuoid si tiene éxito, es la recreación de la brutalidad del videojuego. Sin el elemento interactivo, Mortal Kombat compensa esa falta de participación con una dirección juguetona que se divierte con los planos para hacer las peleas, sus golpes y habilidades sobrenaturales, así como sus sangrientos desenlaces, más explosivos y cinematográficos de lo que son con la cámara fija del juego. También son destacables los efectos visuales, particularmente los poderes de SubZero, y la mezcla de efectos prácticos con digitales para evitar el abuso.
Pero [Pelicula] Mortal Kombat pierde algo de su potencial en esa aproximación desigual entre la narrativa y el espectáculo, pero eso no quiere decir que no se pueda explotar lo mucho que queda por contar sobre ese universo y hacia el que este primer filme ha dado un paso. Aunque con un enfoque descuidado, esta película es apenas una primera victoria para las adaptaciones de videojuegos sobre la noción de que son todas completamente terribles. No obstante, la pelea deberá continuar y con un poco de suerte, la taquilla le dará a esta saga la oportunidad de combatir para probarlo.
Continúa leyendo: Mortal Kombat: Estas fueron las cinco peticiones del productor para realizar la película
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Mortal Kombat tiene como protagonista a Cole Young ( Lewis Tan), un joven artista marcial que sostiene a su familia permitiendo ser el “saco de golpear” de un club de peleas. Cuando un extraño llega a perseguirlo, por poseer una inusual marca en forma de dragón, otro grupo de luchadores lo intenta proteger de la amenaza. Pronto descubren que todos los que tienen ese signo son guerreros destinados a concursar en un torneo para salvar a la Tierra de la amenaza del Emperador del Outworld, quien desea apoderarse de ella.
Para los fans del videojuego, quizá sea más fácil perderse en las secuencias de acción que para el público que no está familiarizado con la historia. Esto no se debe necesariamente a que no se explique la mitología, sino a que el punto más débil del guion es la poca atención que se pone en construir un vínculo entre el público y los personajes. Lo rápido del desarrollo de la trama y las numerosas peleas absorben el tiempo que debió dedicarse a la emoción que la película trata de imprimir en sus personajes.
Si bien tanto los efectos, a excepción de una criatura completamente hecha con CGI que sale a mitad de la película, como la edición y ejecución de las peleas resultan convincentes, [Pelicula] Mortal Kombat descuida el desarrollo de sus personajes. Aunque los cimientos están ahí, por ejemplo, al plantear a Young como el héroe que duda de sí mismo y que debe confiar para acceder a todo su potencial, el director evita explorar a fondo este conflicto del protagonista y prefiere pasar a la siguiente confrontación y explicar qué está en riesgo con el torneo.
Este comentario no es sobre el trabajo de actuación de Lewis Tan. El intérprete hace lo que puede con lo poco que le da el libreto y libra las peleas de una forma convincente. Y el esfuerzo, por hacer algo emotivo, con la subtrama familiar de Tan o la venganza de Scorpion (Moe Irvin), está ahí, sólo que recibe muy poca atención. En general, el elenco tiene pocas oportunidades de mostrar los diferentes matices de sus personajes. Quizá destaquen en la mente del público Josh Lawson, como el mercenario Kano, por el humor que la historia imprime en él, al igual que Daniel Hank como el temible SubZero, quien consigue una amenazante presencia, y Sanada, por la humanidad que pone en su caracterización de Scorpion, particularmente en la secuencia inicial.
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Pero [Pelicula] Mortal Kombat pierde algo de su potencial en esa aproximación desigual entre la narrativa y el espectáculo, pero eso no quiere decir que no se pueda explotar lo mucho que queda por contar sobre ese universo y hacia el que este primer filme ha dado un paso. Aunque con un enfoque descuidado, esta película es apenas una primera victoria para las adaptaciones de videojuegos sobre la noción de que son todas completamente terribles. No obstante, la pelea deberá continuar y con un poco de suerte, la taquilla le dará a esta saga la oportunidad de combatir para probarlo.
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