Tal vez te interese
Definitivamente la violencia contra la mujer no es algo nuevo, y tampoco es una situación exclusiva de un país o clase social, cualquier mujer podría ser víctima de algún tipo de violencia que en muchos casos llega al homicidio por razón de género. Sin embargo, en los últimos años el tema ha resaltado a través de los medios de comunicación y redes sociales gracias a que muchas comenzaron a levantar la voz para que esto dejara de normalizarse.
Sigue leyendo: Ni tuyo, Ni mía | Top de críticas, reseñas y calificaciones
Y no necesariamente hablamos de que los casos incrementaran como tal, sino que cada día son más mujeres las que se atreven a hablar, pero, por desgracia, también han sido muchas las que no denuncian o no sobreviven a un ataque. Tan sólo en los primeros cinco meses del 2021 los feminicidios en México incrementaron 7,1% con respecto a los mismos meses del año pasado según la información recaudada por El País conforme a los datos de la Secretaría de Seguridad Pública.
Entre enero y mayo, 423 mujeres fueron asesinadas. Son voces han sido silenciadas, pero hay quienes han decidido prestar las suyas, sus rostros, sus miradas o sus letras para exigir justicia en nombre de las que ya no pueden defenderse. Cada individuo ha encontrado la manera de aportar algo a la causa, desde movilizaciones en las calles de las grandes ciudades y un sinfín de manifestaciones artísticas. Ahora es el turno de las series de televisión, que buscan mostrar esa oscura realidad de México que pocas veces consigue ser retratada en la pantalla chica.
Continúa con: Todo va a estar bien, la serie de Diego Luna en Netflix, ya tiene primeras críticas
[Temporada] No fue mi culpa: México (1), es una serie original de Star Plus que pone sobre la mesa diferentes niveles de violencia en contra de la mujer, desde una pequeña discusión por celos hasta el asesinato de una madre de familia por parte de su esposo sin razón aparente. Cada uno de los episodios lleva el nombre de una mujer, la víctima o alguien cercana a ella, y aunque a lo largo de toda la serie se sigue un caso en particular, se toman el tiempo suficiente para explorar otros.
El programa no sólo busca evidenciar la existencia del feminicidio en México o cómo las victimas llegaron a su fatal destino, sino que acompaña a los familiares que deben enfrentar el horror de la pérdida desde la desaparición, la búsqueda, el dolor, el encuentro de un cuerpo y los años de investigación sobre el agresor o asesino. El cómo se derrumba el mundo de la familia, descubrir que no conocían todo de su hija o su hermana, el enfrentar la culpa por no haber estado ahí para ellas.
La serie también le da un lugar importante a la autoridad, quien debería apoyar a las familias, pero en ocasiones también toman un lugar que para unos podría ser negativo, sin embargo, procura no juzgarlos ni satanizarlos. Se les da un sitio importante también a los movimientos y manifestaciones que surgen, a los colectivos que brindan apoyo a quienes perdieron a los suyos; en donde se encuentran todos aquellos que, a pesar de los años, siguen con la esperanza de encontrar a sus seres queridos.
Te puede interesar: Yalitza Aparicio exige una mejor representación de los pueblos indígenas en México
El primer episodio llamado Mariana, presenta a una enfermera ( Paulina Gaitan – [Pelicula] Souvenir) que ha tomado la responsabilidad de cuidar a su hermana menor, Lily (Giovanna Utrilla), una estudiante de actuación que trabaja como edecán de marcas en hoteles para poder pagar sus estudios; mismo lugar en el que recibe insinuaciones de varios hombres por el tipo de ropa que debe usar. Después de una discusión con su novio (Gonzalo Vega Jr.), Lily desaparece y comienza la travesía de su hermana.
Mariana, en sus idas y venidas al ministerio público, se topa con un colectivo de familias que enfrentan la búsqueda de sus hijas, hermanas o amigas. Ahí conoce a Pedro, interpretado por Damián Alcázar ([Pelicula] El Infierno, [Pelicula] La Delgada Línea Amarilla), un hombre que lleva años buscando a sus dos hijas; él la consuela y la invita a sus jornadas de investigación por parte del colectivo y es entonces cuando comienzan a surgir respuestas, pero también más preguntas.
Del otro lado está Santos ( Raúl Méndez - [Pelicula] No Sé Si Cortarme Las Venas O Dejármelas Largas), el jefe de policía que sigue estos casos de feminicidio. Este personaje tiene todo en su contra, sobre todo desde el lado de los espectadores, pues es quien debe cuestionarlo todo de tal manera que incluso parece que estaría culpando a las víctimas por su destino, aunque en realidad pretende descartar todas las posibilidades. Sin duda, este personaje en particular tiene un gran desarrollo; no es un héroe, pero tampoco un villano. Representa a la autoridad, pero en algún punto busca empatizar con las familias mostrando siempre una postura firme.
No dejes pasar: Emmanuel Lubezki firma carta contra la sobreexplotación laboral en Hollywood
[Temporada] No fue mi culpa: México (1), consigue convertirse en la voz de quienes ya no están; aunque Lily aparece poco tiempo, todo el tiempo está presente de algún modo, mientras personajes como el de Mariana o Beatriz (Emily Wiseman) muestran las diferentes caras del dolor, la pérdida, la impotencia y la frustración. La serie consigue ser empática con las familias de la vida real retratando su lucha, es el eco de lo que está mal en una sociedad, y aunque este tipo de historias las escuchamos en las noticias de manera constante, el impacto no es el mismo.
Basta con ver los primeros dos episodios de la serie dirigida por [Director] Ana Lorena Pérez Ríos, [Director] Lucía Gajá (quien ha seguido de cerca este tipo de vivencias gracias al desarrollo de sus documentales enfocados en las mujeres, como [Pelicula] Batallas Íntimas) y Julia Rivero, para que a uno como espectador le cambie la perspectiva de lo que significa el feminicidio, no como un concepto, sino como una injusticia, un dolor incomparable, una enfermedad que envuelve a la humanidad.
Es inevitable pensar que esta producción mexicana generará un gran impacto, o al menos es un producto que la gente debería ver para comprender la situación que se está viviendo, para empatizar con las madres que se manifiestan en las calles, para pensar en todas aquellas mujeres que no volvieron a casa o que murieron a manos de quien les prometió amor y protección.
Sigue leyendo: Ni tuyo, Ni mía | Top de críticas, reseñas y calificaciones
Y no necesariamente hablamos de que los casos incrementaran como tal, sino que cada día son más mujeres las que se atreven a hablar, pero, por desgracia, también han sido muchas las que no denuncian o no sobreviven a un ataque. Tan sólo en los primeros cinco meses del 2021 los feminicidios en México incrementaron 7,1% con respecto a los mismos meses del año pasado según la información recaudada por El País conforme a los datos de la Secretaría de Seguridad Pública.
Entre enero y mayo, 423 mujeres fueron asesinadas. Son voces han sido silenciadas, pero hay quienes han decidido prestar las suyas, sus rostros, sus miradas o sus letras para exigir justicia en nombre de las que ya no pueden defenderse. Cada individuo ha encontrado la manera de aportar algo a la causa, desde movilizaciones en las calles de las grandes ciudades y un sinfín de manifestaciones artísticas. Ahora es el turno de las series de televisión, que buscan mostrar esa oscura realidad de México que pocas veces consigue ser retratada en la pantalla chica.
Continúa con: Todo va a estar bien, la serie de Diego Luna en Netflix, ya tiene primeras críticas
[Temporada] No fue mi culpa: México (1), es una serie original de Star Plus que pone sobre la mesa diferentes niveles de violencia en contra de la mujer, desde una pequeña discusión por celos hasta el asesinato de una madre de familia por parte de su esposo sin razón aparente. Cada uno de los episodios lleva el nombre de una mujer, la víctima o alguien cercana a ella, y aunque a lo largo de toda la serie se sigue un caso en particular, se toman el tiempo suficiente para explorar otros.
El programa no sólo busca evidenciar la existencia del feminicidio en México o cómo las victimas llegaron a su fatal destino, sino que acompaña a los familiares que deben enfrentar el horror de la pérdida desde la desaparición, la búsqueda, el dolor, el encuentro de un cuerpo y los años de investigación sobre el agresor o asesino. El cómo se derrumba el mundo de la familia, descubrir que no conocían todo de su hija o su hermana, el enfrentar la culpa por no haber estado ahí para ellas.
La serie también le da un lugar importante a la autoridad, quien debería apoyar a las familias, pero en ocasiones también toman un lugar que para unos podría ser negativo, sin embargo, procura no juzgarlos ni satanizarlos. Se les da un sitio importante también a los movimientos y manifestaciones que surgen, a los colectivos que brindan apoyo a quienes perdieron a los suyos; en donde se encuentran todos aquellos que, a pesar de los años, siguen con la esperanza de encontrar a sus seres queridos.
Te puede interesar: Yalitza Aparicio exige una mejor representación de los pueblos indígenas en México
El primer episodio llamado Mariana, presenta a una enfermera ( Paulina Gaitan – [Pelicula] Souvenir) que ha tomado la responsabilidad de cuidar a su hermana menor, Lily (Giovanna Utrilla), una estudiante de actuación que trabaja como edecán de marcas en hoteles para poder pagar sus estudios; mismo lugar en el que recibe insinuaciones de varios hombres por el tipo de ropa que debe usar. Después de una discusión con su novio (Gonzalo Vega Jr.), Lily desaparece y comienza la travesía de su hermana.
Mariana, en sus idas y venidas al ministerio público, se topa con un colectivo de familias que enfrentan la búsqueda de sus hijas, hermanas o amigas. Ahí conoce a Pedro, interpretado por Damián Alcázar ([Pelicula] El Infierno, [Pelicula] La Delgada Línea Amarilla), un hombre que lleva años buscando a sus dos hijas; él la consuela y la invita a sus jornadas de investigación por parte del colectivo y es entonces cuando comienzan a surgir respuestas, pero también más preguntas.
Del otro lado está Santos ( Raúl Méndez - [Pelicula] No Sé Si Cortarme Las Venas O Dejármelas Largas), el jefe de policía que sigue estos casos de feminicidio. Este personaje tiene todo en su contra, sobre todo desde el lado de los espectadores, pues es quien debe cuestionarlo todo de tal manera que incluso parece que estaría culpando a las víctimas por su destino, aunque en realidad pretende descartar todas las posibilidades. Sin duda, este personaje en particular tiene un gran desarrollo; no es un héroe, pero tampoco un villano. Representa a la autoridad, pero en algún punto busca empatizar con las familias mostrando siempre una postura firme.
No dejes pasar: Emmanuel Lubezki firma carta contra la sobreexplotación laboral en Hollywood
[Temporada] No fue mi culpa: México (1), consigue convertirse en la voz de quienes ya no están; aunque Lily aparece poco tiempo, todo el tiempo está presente de algún modo, mientras personajes como el de Mariana o Beatriz (Emily Wiseman) muestran las diferentes caras del dolor, la pérdida, la impotencia y la frustración. La serie consigue ser empática con las familias de la vida real retratando su lucha, es el eco de lo que está mal en una sociedad, y aunque este tipo de historias las escuchamos en las noticias de manera constante, el impacto no es el mismo.
Basta con ver los primeros dos episodios de la serie dirigida por [Director] Ana Lorena Pérez Ríos, [Director] Lucía Gajá (quien ha seguido de cerca este tipo de vivencias gracias al desarrollo de sus documentales enfocados en las mujeres, como [Pelicula] Batallas Íntimas) y Julia Rivero, para que a uno como espectador le cambie la perspectiva de lo que significa el feminicidio, no como un concepto, sino como una injusticia, un dolor incomparable, una enfermedad que envuelve a la humanidad.
Es inevitable pensar que esta producción mexicana generará un gran impacto, o al menos es un producto que la gente debería ver para comprender la situación que se está viviendo, para empatizar con las madres que se manifiestan en las calles, para pensar en todas aquellas mujeres que no volvieron a casa o que murieron a manos de quien les prometió amor y protección.