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viernes diciembre 6, 2024 
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Si viste películas en los años 90 y 2000, entonces la cara de Leelee Sobieski es una que definitivamente reconocerás. Sobieski comenzó como una estrella infantil en los años 90 y ha protagonizado muchos éxitos a lo largo de su carrera, como Impacto Profundo, [Pelicula] Jamás Besada y [Pelicula] Ojos Bien Cerrados. Cuando estaba en su adolescencia, la joven estrella parecía imparable, pero a medida que se acercaba el nuevo milenio, los roles de actuación comenzaron a disminuir para ella. Después de un tiempo, la actriz desapareció de Hollywood por completo, dejando a la gente preguntándose qué fue de su vida.
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Sus papeles más conocidos en el cine la llevaron a compartir pantalla con actores como Anne Cofell Saunders y Nicole Kidman en la película de Jerry B. Jenkins, Morgan Freeman en Impacto Profundo y con James Hindman en Jamás Besada, la película que la catapultó a la fama en su adolescencia. Incluso obtuvo nominaciones al Globo de Oro y al Emmy por su interpretación del papel principal en la miniserie de dos partes sobre Juana de Arco que produjo CBS y estrenó en 1999, así como en Uprising, un drama bélico que se estrenó en televisión en 2001, sobre la rebelión de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, donde actuó junto a David Pastor y David Schwimmer.
Pero Sobieski dejó de actuar en 2012, aunque la última vez que se estrenó una producción en la que participó fue en 2016 como parte de la comedia The Last Film Festival, únicamente porque esta ya estaba filmada en 2010. Desde entonces, muchos de sus antiguos admiradores se han preguntado adónde fue la que hace años fue una prometedora actriz en Hollywood. Esto es lo que Sobieski, ahora de 38 años, ha estado haciendo durante la última década.
El último papel cinematográfico de Sobieski fue el de Abby Gibbons en la película de ciencia ficción y fantasía Branded, de 2012. Para entonces, Sobieski ya era una mujer casada y madre de familia. Comenzó a salir con Adam Kimmel, un diseñador de moda, en 2009 y se casó con él en 2010. La pareja tuvo dos hijos: Louisianna Ray, en 2009, y Martin en 2014. Para el momento en el que se estrenaba su última actuación en la pantalla grande, la actriz se sinceró durante una entrevista con Vogue, donde dijo que en esa etapa de su vida su matrimonio e hijos ahora eran lo primero, lo que dejaba poco tiempo para enfocarse en su trabajo en la industria del cine.
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Algo que también comentó, además del hecho de tener que ocuparse de sus hijos y su familia, mencionó que no quería complicar su relación con Adam Kimmel, su esposo, debido a las “presiones de la industria”, refiriéndose especialmente a cuando los guiones requieren que se graben ciertas escenas en las que debe interpretar a un personaje en alguna situación romántica o sexual con su co-protagonista de turno. Y, en vista de los papeles que ha tenido en su carrera, además de su estatus como estrella, era lógico que iba a tener mucho de eso.
Aunque su opinión es comprensible, luego reveló que es mucho más que eso. Si bien es cierto que no estaba a gusto con la idea de seguir haciendo escenas de carácter romántico o sexual estando casada, Sobieski también se sentía claramente incómoda con la idea de tener intimidad sexual, como su personaje, con sus co-protagonistas en general; es decir sin que necesariamente ella esté saliendo con alguien. La actriz le dijo a AnOther que odiaba la idea de que sus "besos estaban a la venta", incluso si técnicamente era solo fingir, y explicó lo difícil que era para ella cada vez que tenía que hacerlo (vía Little Things).
Y también atribuyó al movimiento #MeToo el hecho de que ahora son más personas las que entienden por qué hay actores a los que les parece incómodo actuar desde muy jóvenes y tener que pretender lucir de forma “sexy” o tener intimidad con sus co-protagonistas, especialmente cuando existe una gran diferencia de edad o cuando uno de los dos está en una edad temprana, lo que no es apropiado. Desafortunadamente, decir eso antes habría sido mal visto en la industria y la actriz siempre lo supo debido a su propia experiencia.
A pesar de que se inició en la industria a una edad temprana, Leelee Sobieski nunca se sintió muy cómoda siendo una figura pública. En una entrevista de 2001 con el New York Daily News, expresó ambivalencia sobre su creciente fama. Si bien dijo que "sería muy feliz" como una estrella más grande, agregó que "también estaba muy feliz de no serlo". Sobieski dijo que nunca pensó que llegaría a ser tan conocida, y confesó que estaría perfectamente bien si nunca volvía a actuar porque tenía otros intereses que quería perseguir porque esperaba hacer muchas cosas en su vida, según lo que declaró.
Ese mismo año, Sobieski dijo a The Baltimore Sun que no le gustaba el hecho de que su salario se hubiera hecho público. No es de extrañar que, a medida que se hacía mayor, también se volviera más reservada. Si bien Sobieski había sido bastante abierta sobre su vida personal en sus años más jóvenes, su creciente fama la hizo reacia a compartir demasiados detalles sobre su vida personal. Tal vez las cosas podrían haber sido diferentes si a la actriz realmente le hubiera apasionado la actuación. Era algo que disfrutaba, pero nunca algo que quería perseguir. Sobieski le explicó a AnOther que para ella actuar se trataba más de pagar las cuentas que de cualquier otra cosa y que nunca fue su pasión “a menos que estuviera trabajando con alguien realmente interesante e inteligente".
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Sus papeles más conocidos en el cine la llevaron a compartir pantalla con actores como Anne Cofell Saunders y Nicole Kidman en la película de Jerry B. Jenkins, Morgan Freeman en Impacto Profundo y con James Hindman en Jamás Besada, la película que la catapultó a la fama en su adolescencia. Incluso obtuvo nominaciones al Globo de Oro y al Emmy por su interpretación del papel principal en la miniserie de dos partes sobre Juana de Arco que produjo CBS y estrenó en 1999, así como en Uprising, un drama bélico que se estrenó en televisión en 2001, sobre la rebelión de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, donde actuó junto a David Pastor y David Schwimmer.
Pero Sobieski dejó de actuar en 2012, aunque la última vez que se estrenó una producción en la que participó fue en 2016 como parte de la comedia The Last Film Festival, únicamente porque esta ya estaba filmada en 2010. Desde entonces, muchos de sus antiguos admiradores se han preguntado adónde fue la que hace años fue una prometedora actriz en Hollywood. Esto es lo que Sobieski, ahora de 38 años, ha estado haciendo durante la última década.
El último papel cinematográfico de Sobieski fue el de Abby Gibbons en la película de ciencia ficción y fantasía Branded, de 2012. Para entonces, Sobieski ya era una mujer casada y madre de familia. Comenzó a salir con Adam Kimmel, un diseñador de moda, en 2009 y se casó con él en 2010. La pareja tuvo dos hijos: Louisianna Ray, en 2009, y Martin en 2014. Para el momento en el que se estrenaba su última actuación en la pantalla grande, la actriz se sinceró durante una entrevista con Vogue, donde dijo que en esa etapa de su vida su matrimonio e hijos ahora eran lo primero, lo que dejaba poco tiempo para enfocarse en su trabajo en la industria del cine.
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Algo que también comentó, además del hecho de tener que ocuparse de sus hijos y su familia, mencionó que no quería complicar su relación con Adam Kimmel, su esposo, debido a las “presiones de la industria”, refiriéndose especialmente a cuando los guiones requieren que se graben ciertas escenas en las que debe interpretar a un personaje en alguna situación romántica o sexual con su co-protagonista de turno. Y, en vista de los papeles que ha tenido en su carrera, además de su estatus como estrella, era lógico que iba a tener mucho de eso.
El noventa por ciento de los roles de actuación involucran muchas cosas sexuales con otras personas, y no quiero hacer eso. Es un fuego tan extraño con el que jugar, y nuestra relación seguramente es lo suficientemente fuerte como para manejarlo, pero si vas a atravesar el fuego, tiene que haber algo increíble en el otro lado.
Aunque su opinión es comprensible, luego reveló que es mucho más que eso. Si bien es cierto que no estaba a gusto con la idea de seguir haciendo escenas de carácter romántico o sexual estando casada, Sobieski también se sentía claramente incómoda con la idea de tener intimidad sexual, como su personaje, con sus co-protagonistas en general; es decir sin que necesariamente ella esté saliendo con alguien. La actriz le dijo a AnOther que odiaba la idea de que sus "besos estaban a la venta", incluso si técnicamente era solo fingir, y explicó lo difícil que era para ella cada vez que tenía que hacerlo (vía Little Things).
Es una especie de industria asquerosa, bueno, todos lo son, cuando los examinas, pero actuando estás vendiendo mucho tu apariencia. Lloraba cada vez que tenía que besar a alguien; no podía soportarlo.
Y también atribuyó al movimiento #MeToo el hecho de que ahora son más personas las que entienden por qué hay actores a los que les parece incómodo actuar desde muy jóvenes y tener que pretender lucir de forma “sexy” o tener intimidad con sus co-protagonistas, especialmente cuando existe una gran diferencia de edad o cuando uno de los dos está en una edad temprana, lo que no es apropiado. Desafortunadamente, decir eso antes habría sido mal visto en la industria y la actriz siempre lo supo debido a su propia experiencia.
A pesar de que se inició en la industria a una edad temprana, Leelee Sobieski nunca se sintió muy cómoda siendo una figura pública. En una entrevista de 2001 con el New York Daily News, expresó ambivalencia sobre su creciente fama. Si bien dijo que "sería muy feliz" como una estrella más grande, agregó que "también estaba muy feliz de no serlo". Sobieski dijo que nunca pensó que llegaría a ser tan conocida, y confesó que estaría perfectamente bien si nunca volvía a actuar porque tenía otros intereses que quería perseguir porque esperaba hacer muchas cosas en su vida, según lo que declaró.
Ese mismo año, Sobieski dijo a The Baltimore Sun que no le gustaba el hecho de que su salario se hubiera hecho público. No es de extrañar que, a medida que se hacía mayor, también se volviera más reservada. Si bien Sobieski había sido bastante abierta sobre su vida personal en sus años más jóvenes, su creciente fama la hizo reacia a compartir demasiados detalles sobre su vida personal. Tal vez las cosas podrían haber sido diferentes si a la actriz realmente le hubiera apasionado la actuación. Era algo que disfrutaba, pero nunca algo que quería perseguir. Sobieski le explicó a AnOther que para ella actuar se trataba más de pagar las cuentas que de cualquier otra cosa y que nunca fue su pasión “a menos que estuviera trabajando con alguien realmente interesante e inteligente".
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