La vida de Venus y Serena Williams, dos de las tenistas profesionales más importantes del mundo, queda expuesta en Rey Richard: una familia ganadora - 88%, una película seductora que nos lleva al origen del mito. Si bien en la historia del tenis profesional han existido figuras legendarias, me atrevo a decir que ninguna ha tenido el impacto mediático (para bien y para mal) que las hermanas tuvieron a principios de los años 90 cuando incursionarion en el circuito juvenil con una fuerza física sin precedentes y una disciplina mental que terminó por catapultarlas a las grandes ligas. Por primera vez, este drama toma todas las piezas del rompecabezas de su pasado para entregarnos algo único: una comprensión de quiénes son ellas cuando las luces del estadio se apagan y los aplausos cesan.
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Dirigida por el cineasta estadounidense Reinaldo Marcus Green (Good Joe Bell - 50%, 2020) y escrita por Zach Baylin, Rey Richard es la historia de cómo las superestrellas del tenis Venus y Serena Williams se convirtieron en lo que son después del estricto entrenamiento de su padre Richard Williams. Sin embargo, los avances pueden ser un poco engañosos, esta no es como tal una crónica que resuma los triunfos profesionales de ambas deportistas, funciona más como una ventana a su alma y su espíritu, los sueños como motor del ser humano, así como el sacrificio que hacemos por alcanzarlos.
Entrando en materia, este es un drama que pavimenta su historia en un terreno demasiado familiar que ya fue explorado por otras películas deportivas, pero eso en lugar de ser perjudicial termina beneficiando al resultado final. No intenta ser algo que no es, tampoco esconde sus intenciones y mucho menos intenta ser sermoneadora, simplemente se limita a presentar los acontecimientos de forma entretenida, accesible y divertida para garantizar que su audiencia pase un buen rato en sus dos horas de metraje.
La sorpresa actoral viene en forma de la actriz Saniyya Sidney como Venus. Apoyada por algunas de las mejores líneas de toda la película, Sidney se entrega en cuerpo y alma para retratar a una joven con las ansiedades correspondientes a su edad y aquellas que provienen de la carga deportiva desde un lugar tan honesto como vulnerable. Es una lastima que no se haya aprovechado el talento de su coprotagonista Demi Singleton, que en un par de escenas hace gala de un potencial actoral significativo pero se le termina relegando a un segundo plano al comienzo del segundo acto.
El trabajo de Will Smith como Richard Williams es impecable, una fuerza imparable en la pantalla que te golpea con la fuerza de una avalancha en las escenas más emotivas. Williams podrá ser un padre estricto, que toma malas decisiones y por momentos peca de arrogante, pero gracias al carisma del actor que lo retrata nunca pierde el encanto, esta es sin duda una muestra de que Smith no ha perdido el toque que en su momento lo catapultó al estrellato. Aunjanue Ellis también toca fibras sensibles en su papel de madre y Jon Bernthal está irreconocible: al ser una las pocas veces que no le han dado un rol como antagonista, el actor aprovecha al máximo su oportunidad entregándonos un entrenador con mucha gracia que complementa a la perfección el ensamble montado aquí.
La mejor parte de Rey Richard: una familia ganadora - 88%, como no podía ser de otra forma, son las escenas que tienen lugar en la cancha. Se nota que los realizadores pusieron gran empeño en lograr que estas secuencias se desenvolvieran tal cual fueron visionadas en el guión: están coreografiadas minuciosamente, los movimientos corresponden con los utilizados por los profesionales del deporte y se desarrollan a fuego lento para ir creando una atmósfera de suspenso fascinante. Mención honorífica para el departamento de sonido que consigue un efecto estridente con cada golpe de la raqueta, la fricción de las zapatillas deportivas sobre la pista o el rebote de la pelota antes de hacer una jugada. Te sentirás como si estuvieras presenciando el juego en primera fila.
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La dirección de Green se muestra tan apasionada por el tema que hace maravillas con este, aunque no te guste el tenis o el deporte en general te envuelve entre sus artimañas y te mantiene tan inmerso en su relato que al momento de que comiencen a rodar los créditos quedarás con ganas de más. El guión contiene monólogos memorables, frases que exhalan inspiración y sus conflictos se abordan desde un frente empático, pero a partir del tercer acto simplemente se vuelve reiterativo, todo lo quiere resolver de la misma manera y el espacio que le daba a los personajes para desarrollarse adopta una forma más contenida. La crítica a la violencia en las calles de Compton es contundente y, sin revelar demasiados detalles del final, su mensaje aterriza en el lugar indicado, recordándonos la importancia de la familia mientras promueve valores como la humildad, el compromiso, la resiliencia, etc.
Finalmente, Rey Richard: una familia ganadora - 88% es una película optimista, empoderante y con mucho corazón, realzada por equipo que navega por la misma sintonía para dar vida a una de las historias más apasionantes en el mundo deportivo. Tanto en fondo como en forma, esta es una película apta para toda la familia y uno de los títulos imprescindibles para ver antes de que finalice el año.
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