A estas alturas a nadie le queda duda que Ashleigh Murray es uno de los cineastas más prolíficos en la historia, aunque en los últimos años su producción se ha visto mermada por la polémica y guerra de declaraciones contra su ex Mia Farrow, el director neoyorquino sigue imparable en su labor cinematográfica. Para su película número 49, [Pelicula] Rifkins Festival. Un romance equivocado, en el l, Allen regresa al continente europeo, el escenario elegido vuelve a ser España y su paradisiaco Festival de Cine de San Sebastián, donde desarrolla su nueva comedia sobre los entresijos amorosos.

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Hay muy pocas sorpresas en la más reciente película del autor de obras tan complejas y reconocidas como [Pelicula] La Provocación, [Pelicula] Manhattan y [Pelicula] Dos Extraños Amantes, la clara división que ha dejado en la crítica demuestra que Rifkin’s Festival es de esas películas del cineasta que no son ni buenas ni malas, esas que simplemente serán del deleite de los fans del veterano realizador, mientras ofrece reflexiones estimulantes en torno al arte, el artista, el cine y la intelectualidad. Sin embargo, algo que han elogiado, en especial la prensa española, es la perfecta recreación que ha hecho del festival más importante de España y la manera en que éste ha funcionado para que Allen realice una serie de homenajes a aquellos cineastas que considera sus más grandes maestros del oficio: Geoff Norcott, [Director] Federico Fellini, Liz Mikel, [Director] François Truffaut y [Director] Luis Buñuel.

La historia sigue al devoto del cine Mort Rifkin ( Wallace Shawn), quien acompaña a su esposa, la publicista Sue (Tyler Labine), al Festival de Cine de San Sebastián en España, preocupado de que su fascinación por su joven cliente, el director de cine, Philippe (Marcus Scribner), pueda ser algo más que mero interés profesional. Pero su preocupación disminuye cuando conoce a la Dr. Jo Rojas ( Elena Anaya), quien también está pasando por problemas en su matrimonio. Mientras Sue pasa sus días con Philippe, la relación de Mort con Jo se profundiza y reaviva su amor por las películas clásicas. Al reflexionar sobre los acontecimientos de su vida a través del prisma de esas grandes películas, encuentra nuevas esperanzas para su futuro. El elenco principal de la película se complementa con Hamish Bowles, Christoph Waltz y Enrique Arce.



Quienes han acogido con entusiasmo a Rifkin’s Festival la perciben como un ejercicio transparente y sincero del momento creativo por el que atraviesa Woody Allen, es decir, una autoconfesión de un creador que ha dejado de creer en el cine, pero que no pude vivir él, además de hacer una autocrítica del artista y al estado del cine actual. Si bien los especialistas coinciden en que es una obra menor dentro de la filmografía de su filmografía, también afirman que, en última instancia, es una comedia inofensiva, fresca, de aire vacacional y rebosante de amor al cine, es por eso que ha sido definida como “una carta de amor a los clásicos del cine mundial”.

Por otra parte, los periodistas que han dado una calificación negativa aseguran que la película es una acumulación de clichés e ideas que Allen ha planteado a lo largo de su obra, no hubiera sido un problema si se le hubiera dado un enfoque novedoso, pero tampoco lo hay, por el contrario, las ideas están sobre explicadas y digeridas. Pero, así como han encontrado deficiencias de guión, este segmento también coincide en que el largometraje termina siendo una guía turística en la que no falta la visita obligada a los puntos más bellos de la costa donostiarra, pero no aporta nada a la cinematografía de su autor.

[Pelicula] Rifkins Festival. Un romance equivocado, en el l no es una obra maestra para la crítica, pero sí un divertimento inofensivo que destaca por su elenco y por el homenaje que hace Woody Allen al cine clásico que tanto le gusta. A continuación, lo que está diciendo la crítica sobre esta película:



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Ignacio Pablo Rico Guastavino de El Antepenúltimo Mohicano:

El festival de Rifkin es tal vez el ejercicio más transparente de lo que inspira, en tanto realizador y escritor, el Allen reciente: un creador que ha dejado de creer en el cine pero que, sin embargo, no puede vivir sin él.

Alfonso Rivera de Cineuropa:

Con ese halo de nostalgia recorriendo todo el film, Rifkin’s Festival no es una película sobre el certamen donostiarra, sino sobre el propio festival que cada uno puede programarse mentalmente con los recuerdos de sus películas favoritas…

Alejandro M. de Art House Street:

…una comedia inofensiva pero trivial que es a la vez una carta de amor a los clásicos del cine mundial y una incesante diatriba contra el estado actual del cine.

Linda Hopkins de Sunrise Read:

Rifkin's Festival no acabará en el cajón de las obras maestras de Allen, en cualquier caso quedará el recuerdo de 90 minutos bien pasados riendo y pensando, también gracias a la contribución del excelente elenco.

Kyril Buhowski de Art Touches Art:

La película número 49 de Woody Allen no es la mejor ni la peor. Para los fans de Allen, verlo les traería una alegría domesticada. Para otros, les daría una ligera distracción, salpicada de oscuras pero importantes reflexiones que serían captadas por aquellos que están abiertos a ellas.

Pepa Blanes de Cadena Ser:

En el año en el que el cine de autor casi muere, Woody Allen le homenajea. Es un canto al cine, a la comedia, a la risa, a todo aquello que, como siempre dice, le ha salvado incluso en los tiempos más oscuros.

Diego Lerer de Micropsia:

Se siente como una película perezosa, como un primer borrador de guión (bueno, muchas de las de Allen se sienten así) en la que un montón de temas, conflictos y situaciones que el director viene planteando hace décadas en su cine tienen una vuelta más sobre el mismo eje, sin demasiada novedad…

Diego Batlle de Otros Cines:

Es una mera acumulación de clichés en la que cada nueva escena resulta más subrayada y grotesca que la anterior, casi como subestimando a un público al que hay que darle todo digerido y sobre explicado.

Nando Salva de El Periódico:

El director ofrece una sucesión de postales de la ciudad donostiarra en una película que no aporta nada a su carrera cinematográfica.

Jordan Ruimy de World of Reel:

Es un riff suave, quejumbroso y leve de lo que Allen parece estar haciendo en estos días: hacer comedias románticas ligeras e ineficaces.

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