Según una teoría, hace aproximadamente 4000 millones de años un protoplaneta se estrelló con la Tierra, debido a este gran impacto los restos rocosos de este accidente provocaron que con el pasar de los miles de años poco a poco se formara un satélite conocido como la Luna que orbitaría a la Tierra hasta los días contemporáneos. Otras mentes, un tanto fuera de lugar, afirman que este objeto es producto de la creación de seres de otros planetas que lentamente vigilan a los humanos para planes aún sin revelar. Y en ese tenor va la nueva película de Roland Emmerich, Moonfall - 48%. La historia nos deja saber que una fuerza misteriosa golpea a la Luna fuera de su órbita y la envía en choque directo contra la Tierra a toda velocidad. Unas semanas antes del impacto y con el mundo al borde de la aniquilación, la ejecutiva de la NASA y ex astronauta Jo Fowler (Halle Berry) está convencida de tener la clave para salvar nuestro planeta. Pero solo el astronauta Brian Harper (Patrick Wilson ) y el teórico conspiranóico KC Houseman (John Bradley) la creen. Estos héroes inverosímiles montarán una misión imposible al espacio, dejando atrás a todos sus seres queridos, para aterrizar en la superficie lunar e intentar salvar a la humanidad, enfrentándose a un misterio de proporciones cósmicas.
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El cine de Hollywood se ha encargado de mostrar en muchas ocasiones lo terribles que son los desastres naturales o que hechos ajenos a la vida humana puedan amenazar con la extinción de esta misma. Día de la Independencia - 60%, Día de la Independencia: Contraataque - 31%, 2012 - 39%, 10, 000 A.C, El Día Después de Mañana - 45%, Midway: Batalla en el Pacífico - 44% o Godzilla (1998) - 16% tienen algo muy en común: además de ser dirigidas por Emmerich también comparten el hecho de siempre tener un uso excesivo de CGI, el heroísmo o patriotismo gringo y un casi un fetiche por ver sufrir a la humanidad. Y en Moonfall - 48%, hay mucho de esto.
La película retoma viejas, descabelladas e interesantes teorías sobre el origen de la Luna y su propósito para la Tierra, realmente poco se sabe sobre este satélite y la cinta quiere aprovechar al máximo este hecho. Desgraciadamente, todo se queda en intenciones porque su ejecución termina por ser descabellada y sorprendente en el mal sentido.
Algo de lo que pecan todas las cintas de Roland Emmerich es que siempre quiere que el espectador se preocupe y construya lazos con los protagonistas, lo cual es entendible, pues esto es vital para todo largometraje, sólo que hay maneras de ejecutar esas ideas. Quizás este truco funcionó en 10, 000 A.C y Día de la Independencia - 60%, donde el conflicto se centraba en los esfuerzos de la humanidad por hacerle frente a sus problemas. En esta ocasión, pese a que hay intentos porque se sienta lástima por el sujeto rechazado por la ciencia, el héroe caído en desgracia y la madre divorciada que se preocupa por su hijo realmente nada de esto importa porque estos conflictos estropean el ritmo en dos sentidos: roban tiempo importante de la amenaza y se convierten en un hartazgo.
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Sobre la manera en la que se cuenta la historia, primero se encarga de presentar un hecho que al parecer no tiene tanta relevancia como "prólogo", luego introduce a sus personajes con sus demonios internos, desgraciadamente es aquí donde tiempo valioso es desperdiciado y puede que el público se aburra, ya que la amenaza de la Luna pese a estar presente desde el segundo uno, no se percibe como tal hasta pasados los 60 minutos.
Los efectos especiales, ya sea en el espacio, la Luna, los desastres que ésta provoca y las situaciones asfixiantes que los protagonistas tendrán que pasar son aspectos que no decepcionan. Realmente es un espectáculo visual en todo sentido. Puede que mucho se diga sobre el uso desmedido de la computadora, pero nadie niega que no haga creer al público que realmente están en el espacio, que la Luna está arrojando restos de su estructura o que las olas monstruo arrasan con todo a su paso.
El punto más negativo es su revelación final, donde se explica el verdadero origen de la Luna y su propósito, además de atar cabos del porqué salió de su órbita terrestre y su descenso inminente a la Tierra, que si bien pudo quedar en algo realmente oscuro, siniestro y hasta desconocido, esto peca en explicar demasiado las cosas y lo que pudo ser verosímil en un sentido termina convirtiéndose en un gran WTF.
Moonfall - 48% de Roland Emmerich cumple con darle al espectador un deleite de juegos visuales con emociones atípicas, si lo que el público busca es una cinta de desastres donde al final Estados Unidos logra salvar a la humanidad en el último segundo de probabilidades imposibles con finales felices, entonces esta es la opción adecuada. Pero si se busca una historia profunda con grandes actuaciones, este no es el camino.
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