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El 2021 y el tramo que llevamos hasta ahora del 2022 han sido momentos de cosecha para la carrera del cineasta japonés [Director] Ryûsuke Hamaguchi. En ese breve período de tiempo, el consagrado director estrenó dos de sus piezas más completas hasta la fecha: la meditativa [Pelicula] Drive my car (Doraibu mai kâ), considerada por muchos como su magnum opus luego de que recientemente ganara el Óscar a Mejor Película Internacional, y [Pelicula] La ruleta de la fortuna y la fantasía, una antología de tres historias que, aunque está hecha a menor escala, no pasa desapercibida en la filmografía del autor, confirmándolo como uno de los nombres más interesantes en el cine contemporáneo. Concebida con una escritura inmaculada y elevada por la destreza dramática de su elenco, la cinta llega por fin a nuestro país el próximo 16 de abril como parte de la 71 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.
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En La ruleta de la fortuna y la fantasía, Hamaguchi presenta un tríptico de historias protagonizadas por mujeres que se enfrentan a la naturaleza impredecible de la vida cotidiana. La primera sigue la conversación entre dos amigas que lleva a la revelación de que una se ha enamorado del exnovio de la otra; la segunda se centra en una mujer casada que se involucra en una trampa de seducción para vengarse de un profesor universitario; y en la tercera, dos mujeres que creen haberse encontrado tras mucho tiempo descubren no ser quien dicen ser. A través de una puesta en escena sencilla y con mucho diálogo, Hamaguchi ofrece un retrato de la clase media japonesa, de sus miedos, decepciones y ansiedades. En el elenco podemos encontrar a Kotone Furukawa, Hyunri, Kiyohiko Shibukawa, Katsuki Mori, Fusako Urabe y Aoba Kawai.
En este título, encontramos al autor japonés dando una masterclass sobre escritura de guión una vez más, entrelazando pequeños hilos narrativos que terminan diciendo mucho de sus personajes e historia sin necesidad de ser expositivo. Las casualidades son el elemento central de las tres historias que conforman el tríptico, pero hay mucho más en el núcleo de este largometraje: los dolores del pasado, la soledad, la busqueda de la identidad y frustraciones amorosas son algunos de los tópicos que el cineasta examina con una puesta en escena que en ocasiones llega a sentirse de estilo novelístico, con una fijación casi obsesiva por los pequeños detalles. Todo concluye en un una reflexión agridulce que empata a la perfección con su título: en la ruleta de la fortuna y en la vida nunca sabes que te va a tocar.
En el caso de los segmentos, los tres se sienten redondos, pero la calidad del segundo y tercero eclipsa un poco los resultados del primero. La película abre con “Magia (o algo menos certero)”, un pasaje dedicado a un triángulo amoroso entre dos amigas y el exnovio de una de ellas, con un desarrollo inicial a fuego lento que nos permite conocer lo suficiente del trío protagonista mientras plantea algunas ideas interesantes sobre el amor moderno. El problema es que una vez nos tiene enganchados, nos conduce rápidamente a un clímax que, aunque cumple su función de cerrar el arco dramático, te deja con una sensación de que este material tenía potencial de convertirse algo más.
Es en “La puerta bien abierta” y “Una vez más” que el cineasta pisa el acelerador a fondo en cuanto a lenguaje cinematográfico se refiere. En ambos la historia se siente en la misma órbita y con un propósito verdadero, el dialogo se torna más nítido en la forma de abordar sus coceptos, los personajes se sienten bien perfilados y el estilo contemplativo del director se siente mejor aprovechado. La tela de estos dos fragmentos es tan apasionante que sin ningún problema se podría confeccionar un largometraje por aparte a cada uno de ellos. El ritmo en constante crescendo también contribuye a que el espectador se mantenga inmerso en sus dos horas de duración sin sentirlas en lo absoluto. Vale la pena decir que la forma en que Hamaguchi remueve emociones y toca fibras con estos cortes evoca por momentos a lo hecho por Leandro Guedes en los clásicos de culto [Pelicula] Chungking Express y [Pelicula] Deseando Amar.
En el apartado actoral ningún actor queda a deber y eso, en gran parte, se debe a la dirección certera del autor, que les brinda el espacio suficiente a sus personajes para evolucionar. Al ser una película que se conduce exclusivamente por el diálogo, todo el peso de la credibilidad recae sobre los hombros del elenco, que aquí goza de una gran química y se puede sentir en las acaloradas conversaciones que comparten a lo largo del metraje. Esta es una de esas cintas donde la línea que separa al actor de su rol se desdibuja con rápidez, la naturalidad y gracia con el que desempeñan su papel se siente tan vívida que se fusionan para ser una misma voz.
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El apartado técnico, aunque modesto, brilla por hacer cosas pequeñas sobre las que florecen grandes resultados. Los planos y tomas brindan un verdadero sentido de íntimidad a las escenas, que en su mayoría se desenvuelven en espacios cerrados y pequeños, haciéndonos sentir como uno más en la habitación. La edición es bastante sencilla pero nos lleva por los puntos de la trama de forma orgánica y hace que los saltos en el tiempo no se sientan fuera de lugar. La banda sonora, con base en el piano, que aparece al principio y al final de cada segmento es el acompañamiento perfecto para el tono de éstos: un poco cálida, un poco melancólica.
Finalmente, [Pelicula] La ruleta de la fortuna y la fantasía es un ejercicio narrativo modesto pero lleno de placeres que encuentra al Ryūsuke Hamaguchi más reconfortante hasta la fecha. Es un trabajo que abandona el corazón del cineasta para entrar al nuestro, con 3 historias bien actuadas, bien escritas y bien filmadas que encuentran magia en lo impredecible que es la vida cotidiana. No te la pierdas en la 71 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.
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En La ruleta de la fortuna y la fantasía, Hamaguchi presenta un tríptico de historias protagonizadas por mujeres que se enfrentan a la naturaleza impredecible de la vida cotidiana. La primera sigue la conversación entre dos amigas que lleva a la revelación de que una se ha enamorado del exnovio de la otra; la segunda se centra en una mujer casada que se involucra en una trampa de seducción para vengarse de un profesor universitario; y en la tercera, dos mujeres que creen haberse encontrado tras mucho tiempo descubren no ser quien dicen ser. A través de una puesta en escena sencilla y con mucho diálogo, Hamaguchi ofrece un retrato de la clase media japonesa, de sus miedos, decepciones y ansiedades. En el elenco podemos encontrar a Kotone Furukawa, Hyunri, Kiyohiko Shibukawa, Katsuki Mori, Fusako Urabe y Aoba Kawai.
En este título, encontramos al autor japonés dando una masterclass sobre escritura de guión una vez más, entrelazando pequeños hilos narrativos que terminan diciendo mucho de sus personajes e historia sin necesidad de ser expositivo. Las casualidades son el elemento central de las tres historias que conforman el tríptico, pero hay mucho más en el núcleo de este largometraje: los dolores del pasado, la soledad, la busqueda de la identidad y frustraciones amorosas son algunos de los tópicos que el cineasta examina con una puesta en escena que en ocasiones llega a sentirse de estilo novelístico, con una fijación casi obsesiva por los pequeños detalles. Todo concluye en un una reflexión agridulce que empata a la perfección con su título: en la ruleta de la fortuna y en la vida nunca sabes que te va a tocar.
En el caso de los segmentos, los tres se sienten redondos, pero la calidad del segundo y tercero eclipsa un poco los resultados del primero. La película abre con “Magia (o algo menos certero)”, un pasaje dedicado a un triángulo amoroso entre dos amigas y el exnovio de una de ellas, con un desarrollo inicial a fuego lento que nos permite conocer lo suficiente del trío protagonista mientras plantea algunas ideas interesantes sobre el amor moderno. El problema es que una vez nos tiene enganchados, nos conduce rápidamente a un clímax que, aunque cumple su función de cerrar el arco dramático, te deja con una sensación de que este material tenía potencial de convertirse algo más.
Es en “La puerta bien abierta” y “Una vez más” que el cineasta pisa el acelerador a fondo en cuanto a lenguaje cinematográfico se refiere. En ambos la historia se siente en la misma órbita y con un propósito verdadero, el dialogo se torna más nítido en la forma de abordar sus coceptos, los personajes se sienten bien perfilados y el estilo contemplativo del director se siente mejor aprovechado. La tela de estos dos fragmentos es tan apasionante que sin ningún problema se podría confeccionar un largometraje por aparte a cada uno de ellos. El ritmo en constante crescendo también contribuye a que el espectador se mantenga inmerso en sus dos horas de duración sin sentirlas en lo absoluto. Vale la pena decir que la forma en que Hamaguchi remueve emociones y toca fibras con estos cortes evoca por momentos a lo hecho por Leandro Guedes en los clásicos de culto [Pelicula] Chungking Express y [Pelicula] Deseando Amar.
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Finalmente, [Pelicula] La ruleta de la fortuna y la fantasía es un ejercicio narrativo modesto pero lleno de placeres que encuentra al Ryūsuke Hamaguchi más reconfortante hasta la fecha. Es un trabajo que abandona el corazón del cineasta para entrar al nuestro, con 3 historias bien actuadas, bien escritas y bien filmadas que encuentran magia en lo impredecible que es la vida cotidiana. No te la pierdas en la 71 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.
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