Esta semana tuvimos la oportunidad de charlar con Jorge Michel Grau, cineasta mexicano cuyas ideas y estilo muy personal lo han llevado a realizar grandes proyectos dentro del género de horror en nuestro país, entre los que destacan su ópera prima Somos lo que hay - 72%, y la antología México Bárbaro - 60%, títulos de los que está muy orgulloso y ha disfrutado mucho desarrollando.
Pero además de estos trabajos, Jorge acaba de empezar su camino dentro del mercado norteamericano con la cinta Big Sky, la cual es una mezcla entre thriller y terror psicológico. Todo un reto para la carrera de este joven director. Lo que venga luego, ya se verá, pero Jorge tiene claros sus puntos a la hora de trabajar.
Por ello los invitamos a que disfruten del buen rato que pasamos hablando de su reciente trabajo, sus inquietudes y su opinión sobre el cine de género.
Hola Jorge, es un placer poderte entrevistar de nuevo, siendo además esta ocasión el estreno de Big Sky, tu tercer largometraje, y el primero que realizas en Estados Unidos. De entrada, ¿qué nos puedes decir sobre esta historia y cómo fue que llegaste a ella?
Después de filmar el cortometraje 72, —que se exhibió en Internet y que fue producido por la cadena TNT—, me llegó una invitación por mail de unos productores canadienses Ricky Tollman y Randy Manis, sobre un guión que tenían y que les interesaba mucho que yo leyera, esto a raíz de que habían visto el mencionado corto y les gustó mi propuesta visual y el trabajo de actores. Entonces me enviaron esta historia que giraba en torno a una adolescente que sufre un severo caso de agorafobia (temor obsesivo ante los espacios abiertos), y que tiene que ser trasladada dentro de una cajuela a una clínica en medio del desierto.
Es así que durante el trayecto hay un incidente donde un grupo de delincuentes quieren secuestrar a otra de las personas que se transporta junto con la chica, obviamente todo sale mal, pero entre el desastre sobrevive la mamá de la protagonista con una herida de bala. Todo esto sucede dentro de los primeros diez minutos de la película, lo demás es la lucha de esta adolescente enfrentando sus temores para poder salir y pedir auxilio.
¿Guardas alguna relación con la historia? ¿Tiene algo que ver en especial con algún tema de tu interés?
Pues mira, yo soy claustrofóbico, sufro mucho de ese tipo de miedos que te paralizan y no te permiten seguir adelante, por ejemplo, si tengo una reunión en un doceavo piso me cuesta mucho, en esos casos tengo que llegar una hora antes para subir caminando (risas). Entonces ese tipo de cosas me vincularon con el guión, y aunque tampoco es necesario que sea algo totalmente relacionado con uno mismo, lo que me gustaba es que había como una exploración donde yo podía reflejarme. De hecho realicé varios ejercicios donde me metía a un elevador con un cuaderno y una pluma para empezar a tener estos ataques de ansiedad y de estrés para anotarlos y después dárselos a la actriz Bella Thorne y poder trabajar sobre este tipo de sensaciones.
Por otro lado, también es inevitable que cualquier director mexicano —o por lo menos en la mayoría de los casos—, deje pasar una gran oportunidad de filmar en Estados Unidos (risas).
Al no ser un guión de tu autoría, ¿hasta qué punto pudiste involucrar o imprimir tu estilo a esta obra?
En realidad no mucho, nada más hubo unas cuantas cosas con las que yo no estaba de acuerdo y ahí fue donde yo apuntalaba las notas que te menciono, pero realmente no se puede cambiar algo que ya está escrito, aunque sí tuve muchas pláticas con el guionista para trabajar ciertos personajes, ya que mi interés era principalmente potenciar el drama de la protagonista. Entonces nada más por ahí fue donde empujé un poco ya que la estructura nunca cambió de lo que ya teníamos, como te comento yo lo único que hice fue ponerle acento a la fobia y que la chica fuera la heroína que se ve forzada a serlo, no porque tenga la intención de serlo.
Desde tu perspectiva ¿que puede aportar Big Sky al género del thriller o terror psicológico?
Mi apuesta era seguir la misma exploración, en una estructura de thriller o de terror psicológico generar una trama con muchos matices, mucho más rica en contenido y en fondo propio, que no estuviera sustentada en la acción, que muchas veces sucede eso en las películas de horror o de thriller gringas, donde lo importante es la forma y no el fondo. Sin embargo, también hay que ser sinceros, es muy difícil que un director piense o te diga que con una película va a cambiar el género, sino más bien es el tratar de encontrar una narrativa propia y en ese sentido yo lo que quería era contar una historia donde lo rico sea el ejercicio humano.
¿Qué diferencias destacarías entre trabajar en nuestro país y hacerlo en Estados Unidos?
La verdad muchas, para empezar tuve sólo quince días para filmar la película, lo cual es una locura (risas), realmente es muy poco tiempo, y es que todo se hace por medio de agentes y managers, entonces una semana antes de arrancar el rodaje, yo seguía hablando con representantes de gente del crew, ni siquiera de los actores, de hecho no conocía al crew hasta tres días antes de filmar porque todo el proceso se hacía a través de intermediarios.
En ese sentido no puedes negociar mucho reuniones previas con los actores, como lecturas de guión o ensayos, porque eso se cobra, todo tiene como un esquema distinto, por ejemplo, Kyra Sedwick quien interpreta a la mamá, llegó el sábado; Bella Thorne, la protagonista, llegó el domingo y yo empecé a filmar el lunes, por lo que no hubo trabajo previo, todo fue en una sola sesión, conforme íbamos afianzando la película yo iba trabajando con ellos, o sea una cosa bastante complicada porque también estás completamente desprotegido en ese rubro.
Lo otro es que allá los sindicatos son muy poderosos y su opinión es muy importante, de pronto estábamos filmando, corríamos un poco más de tiempo y el sindicato levantaba su camión, cerraba sus puertas y se iba con todos sus chunches (risas), y no había vuelta de hoja. Finalmente, creo que la gran diferencia es que para Estados Unidos es una película más, un trabajo más, de hecho ellos le llaman show y no se casan con el proyecto o no se mueren por el proyecto, porque hay tanto trabajo que ahorita es esta película y la siguiente semana es otra, todo lo contrario de lo que sucede en México, donde las oportunidades de filmar son prácticamente únicas, entonces ves a tu equipo de trabajo casado con la historia, casado contigo, todos persiguiendo el mismo objetivo, así nos cueste sangre, sudor y lágrimas y eso se nota mucho en nuestras producciones.
Con esta experiencia, ¿cómo ves el panorama a nivel internacional sobre los jóvenes cineastas latinos que están ingresando en el mercado estadounidense?
Tenemos una gran ventaja porque Hollywood está completamente frivolizado, donde llevamos tres o cuatro años con una apuesta alrededor de los cómics, los gringos lo único que están haciendo son películas de superhéroe, algo que en lo personal me parece aburridísimo, no soy fan de ninguno, no me gustan, siento que ya es lo mismo, y por eso creo que ciertos productores, con una intención distinta, están buscando precisamente a los directores latinoamericanos, que tienen una voz propia, que tienen un estilo propio y que sobre todo su cine está hecho de fondo y no de forma, que se tienen tópicos interesantes, muy distintos a los gringos, y por ello impactan también dentro de la producción independiente, por eso Nacho Vigalondo se ha hospedado bien allá, Alejandro Brugues está a punto de hacer una película también en Estados Unidos, Adrián García Bogliano ya hizo una cinta de hombres lobo, entonces tiene mucho que ver con lo que te menciono, tenemos más vivencia, venimos de medios que no nos exigen realizar blockbusters, sino la posibilidad de hacer un cine autoral, aunque sea de género, donde existe una opinión detrás de la sangre que se muestre en pantalla, o una postura detrás de la violencia, y eso a los productores independientes en Estados Unidos les llama mucho la atención y sin duda hay que aprovecharlo como una gran ventaja.
¿Se puede hablar entonces de un verdadero protagonismo?
Sin duda, Hollywood está jalando directores fuera de su mercado, porque el director hollywoodense persigue la taquilla y nosotros estamos persiguiendo historias, y creo que a la hora de poner las dos propuestas en perspectiva mucha gente se seguirá quedando con las películas de temáticas interesantes.
En la actualidad, los géneros cinematográficos sufren una constante mutación, a veces en relación con cambios sociales y sobre todo con ideologías, ¿cómo enfrentas esto en tu carrera?
Es complicado, si te soy sincero los fondos estatales, además de muchos productores, le tienen miedo al género de terror, creen que es un cine menor, que no va a dejar dinero, y es una cosa contradictoria, porque el cine que mejor se vende en taquilla es el cine de horror, venga del país que venga, algo que sucedió recientemente con Más Negro que la Noche, la cual se acomodó muy bien en taquilla, y no quiero adelantarme, pero espérense el taquillazo que va ser la segunda parte de Kilómetro 31.
Estamos a punto de presenciar nuevamente ese fenómeno de que las cintas de horror se coloquen entre las favoritas del público. Entonces está esa contradicción de que los fondos no apoyan, de que hay poca salida y también tenemos la eterna historia de que a los exhibidores no les interesa apoyar al cine mexicano en general sea del género que sea, no te abren espacios, es difícil que programen las películas en horarios donde exista audiencia, etc., etc.
Es una situación en la que tienes que luchar contra todo eso. No obstante, creo que tenemos que encontrar nuestros propios nichos y con ello generar públicos. Ahorita hay una demanda de cine de horror hecho en México y creo que tenemos que aprovecharlo, en este momento lo estamos viviendo con la antología de México Bárbaro con la que ya cerramos una venta internacional, tenemos distribución en Estados Unidos, Japón y Taiwán, sin embargo, aquí nos siguen dando largas. Pero bueno, pronto tendremos respuesta sobre México Bárbaro, somos optimistas y seguimos enfrentando esa lucha.
¿Qué hay en puerta para Jorge Michel Grau?
Ahorita tengo varios proyectos, existe uno que ya vamos a filmar en septiembre que se llama 7/19, que es una película acerca del terremoto. Acabamos de meter otro proyecto que está en proceso de financiamiento titulado Calla, el cual gira alrededor de un chico que sufre esquizofrenia y que cree que su padre es un hombre lobo y finalmente tenemos en proceso de desarrollo Yamaha 300. Entonces, como te puedes dar cuenta, nuestra apuesta o la manera en la que trabajamos es tener diferentes planes en diferentes espacios, para siempre tener algo que hacer y estar listos por si sale un fondo o algún mercado. Eso en cuanto a México, pues en los próximos días viajo a Los Ángeles para platicar con algunos productores, mostrando algunos argumentos para ver si se puede generar algo, y de igual manera leer algunos otros guiones para dar un segundo paso en el mercado estadounidense.
Finalmente, ¿qué consejo darías a los jóvenes que están iniciando dentro del cine?
Que filmen pase lo que pase, que tomen una cámara, que junten un poco de dinero y que hagan cosas, pues la mejor manera de entrar al medio es con una mochila llena de ideas que mostrar, pues hoy por hoy, la única exigencia que existe es la manufactura, que la película esté bien hecha, tener buenos temas, que allá una reflexión, un lenguaje serio, aunque todo eso se va adquiriendo con el tiempo. Pero bueno la idea es que no le tengan miedo a nada y trabajen muy duro.
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Cuauhtémoc Ruelas es crítico de cine y conductor desde hace 8 años para distintos medios de comunicación en la ciudad de Tijuana. Con un diplomado en periodismo cultural, es fanático del cine nacional, drama y cine de acción. Puedes seguirlo a través de @esquinadelcine
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