A poco más de una década del estreno de la última entrega del universo cinematográfico de Las Crónicas de Narnia adaptado por Disney, su popularidad parece estar a punto de repuntar. Y es que la plataforma de streaming Netflix recientemente ha anunciado la compra de los derechos para adaptarlos en al menos una serie y distintas películas.

Sigue leyendo: Confirman reboot de Las Crónicas de Narnia

Las historias conocidas por la audiencia se centran alrededor de los hermanos Pevensie y sus aventuras en el reino de Narnia, sin embargo, la obra literaria posee muchos más rincones inexplorados dentro de su vasto universo. En realidad, se sabe que la producción de La silla de plata se encontraba ya en marcha antes de la cancelación definitiva de la saga.

Y es que el creador de este universo, el autor medievalista C. S. Lewis, construyó la saga de fantasía infantil más popular de su era explorando un mundo secundario a través del portal en un viejo armario. En su interior se encuentra una tierra de fantasía poblada por una variedad de criaturas como faunos, centauros, enanos, gigantes y hasta el mismo Santa Claus, con la particular característica de animales parlantes poseedores de un raciocinio frecuentemente superior al humano.





La llegada de los hermanos Pevensie a Narnia era la promesa de salvación ante el invierno de la Bruja Blanca. Bajo sus evidentes lineamientos cristianos, esta historia coloca a Aslan como el personaje que morirá por los pecados de un humano, antes de resucitar y nombrar a Peter, Susan, Edmund y Lucy como nuevos reyes de Narnia.

En el sexto libro y penúltimo de la saga, El sobrino del mago, es revelado que la misma creación de Narnia se encuentra ligada a un multiverso. Cuando Digory y Polly, son llevados a través de unos anillos mágicos al “Bosque entre los mundos” lleno de portales que, con ayuda de su anillos, conducen a una gran variedad de universos.

Con su presencia en un mundo sin vida llamado Charn, los niños son responsables de despertar a su destructor, Jadis, la Bruja Blanca. En su confrontación y huida de la bruja, los niños llegaría a un lugar vacío, que posteriormente sería reconocido como un mundo aún por formar. De la nada, una canción daría pie a la vida en ese universo, comenzando por las estrellas y la vegetación, pronto se descubre que el responsable no es otro que Aslan, quien selecciona a ciertos animales para dotarlos de la capacidad de hablar y pensar.

La historia va hilando elementos con el inicio de la saga en El león, la bruja y el armario, ya que además del origen de la Bruja Blanca, son explicados elementos extraños como el farol de Londres, que es utilizado por Jadis para atacar a Aslan.


También lee:


Hacia el final del libro, Narnia queda construido a forma del Edén, donde robar una manzana del árbol de Aslan significaría la inmortalidad pero a un muy alto precio. Esta es la fuente de los poderes de Jadis, pero también de la pérdida de su alma. Finalmente, Aslan obsequia una manzana a Digory para ayudar a su madre a curarse de la enfermedad que la aflige. Por consejo del mismo león, el niño entierra los anillos mágicos en su patio, junto con las semillas de manzana. Muchos años después, el gran árbol surgido de esa semilla sería derrumbado por una tormenta, y de él sería creado el armario por donde los hermanos Pevensie llegarían a Narnia.





En términos de la literatura fantástica, Narnia es un mundo secundario, un concepto acuñado por J.R.R. Tolkien en su ensayo Sobre los cuentos de hadas de 1939, designando así a un tipo particular de “otro mundo”. Este se define como un mundo o lugar autónomo que no está ligado a nuestra realidad, como sí lo pueden llegar a estar otros géneros de ficción especulativa. El autor también señala que aunque los eventos y acciones en este mundo secundario no son posibles dentro de las reglas del nuestro, lo cierto es que si se apegan a una coherencia para contar su historia. Es decir, que su realidad se define por una serie de reglas por lo que no todo es posible y ciertas acciones tendrán consecuencias acorde a sus leyes.

El universo maravilloso situado en el fondo del armario posee algunas características compartidas con la Narni de nuestro mundo. Este se trata de un antiguo pueblo que se remonta a la época de los etruscos, quienes a su vez compartieron elementos en su culturas que tenían equivalencia con la cultura clásica griega, como los faunos, centauros, ninfas e incluso el Baco visto en la Narnia de Lewis. Aslan resulta ser una versión narniana de Cristo, y con tres de los siete libros se recrea la mitología cristiana: la Creación en El sobrino del Mago, la muerte y resurrección de un dios en El león, La bruja y el armario y el fin del mundo con La última batalla.

Esta creación de mundos en particular se encuentra entrelazada con componentes paganos de la mitología clásica así como a historias de la literatura infantil universal, como lo es La reina de las nieves de Hans Christian Andersen. En este sentido las historias de Lewis también cobran un valor literario al encontrarse ligadas a la tradición de los cuentos de hadas y los mundos posibles creados en ellos.


Te recomendamos: Man of Steel 2: Christopher Nolan y Steven Spielberg podrían dirigir la película



La literatura alemana designa el término Wundermärchen (cuento maravilloso) para describir aquellos cuentos de hadas que involucran lo sobrenatural y se inspiran en el mito y el folklore, pero que a la vez se ambientan en un mundo secundario. Este concepto contempla a los textos que no se autoreconocen en el uso de este lugar ficcional, como los es el Volksmärchen de Ludwig Tieck en 1797.

Entre las obras alemanas que alcanzaron el nombramiento de clásico universal se encuentra el primer volumen de Cuentos de la infancia y del hogar de los Hermanos Grimm publicado en 1812. Y es que no hay que olvidar la influencia alemana sobre la fantasía literaria moderna, la cual cuenta con conexiones intrínsecas entre el folklore y la naturaleza provenientes de sus orígenes románticos en donde siempre cabe la posibilidad de leer a esta como alegoría de una instancia superior, o en el caso de Narnia, sacro.





El camino a este otro mundo de lo divino era marcado por Lewis mediante la confrontación de la muerte, como lo es el sacrificio de Aslan o la trascendencia de este y otros personajes en La travesía del viajero del alba, pues el reino celestial se encuentran las maravillas que el mundo real es incapaz de ofrecer. Así, su obra alienta al lector a vislumbrar la muerte como una vía de acceso a un mundo mejor, con una existencia mucho más significativa.

Aunque en el uso de diversas fuentes mitológicas y religiosas la obra de Lewis puede presentar ciertas inconsistencias teóricas en lo relativo a la fantasía y cada una de sus acepciones. Principalmente cuando su tratamiento de lo trascendental y lo desconocido sólo pueden ser explicados por la vía del cristianismo.

Pese al desconocimiento que existente del público de la saga cinematográfica sobre el multiverso en Las crónicas de Narnia, lo cierto es que este elemento siempre ha sido uno de los más reconocidos en la obra original, así como una de las cualidades que lo convirtió en un clásico de la literatura infantil emocionalmente ligado a sus lectores por generaciones enteras. Es en este punto donde reside la verdadera magia de la fantasía, en la capacidad de imaginar mundos que en medida de los posible inspiren al nuestro a ser mejor.


No te vayas sin leer: Los roles femeninos en las épicas fantásticas del cine y la televisión