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Todo el mundo tiene su propia idea de una Navidad perfecta, aunque la mayoría acostumbra a reunirse con sus familias y celebrar con un gran festín en Nochebuena, lo cierto es que dentro de la temporada decembrina se encuentra una gran variedad de festejos personales y grupales. En la actualidad, es cada vez más común que una persona —o una pareja— decidan pasar el 25 de diciembre en la comodidad de su hogar dispuestos a maratonear con el recalentado.
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Y es que con la llegada de la programación especial televisiva navideña a mediados del siglo XX, las personas comenzaron poco a poco a formar tradiciones propias en torno a esta. Entre las reuniones familiares, programadas o no, siempre hubo tiempo para sentarse frente a la televisión y vivir la experiencia más relajada de la Navidad. Y es que habrá que aceptar que cuando de películas de Navidad se trata, quizá la calidad cinematográfica no es la cualidad que más resalta, pero sí ese sentimiento de confort y alegría típico de la época.
Más allá de celebraciones y banquetes, todos conocemos la historia de la Natividad, misma que se encuentra inspirada en el nacimiento de Jesús narrado en los evangelios de San Mateo y de San Lucas. En el primero se menciona la estrella de Belén y los tres Santos Reyes y en segundo habla de la genealogía del niño Jesús, así como los eventos que conciernen a su nacimiento divino. Pese a la existencia de este imaginario simbólico de la Navidad, lo cierto es que esta no explica la razón por la cual celebramos con regalos, un pino y Santa Claus. En realidad, esta tradición obedece a una gran mezcla de celebraciones que poco tienen que ver con la religión católica, y desde luego, Hollywood ha tenido mucho que decir al respecto.
Una de las películas que buscó plasmar este pasaje bíblico fue [Pelicula] The Nativity Story del 2006, estelarizada por Robin Swicord y Ryan Homchick, que si bien no tuvo el mejor recibimiento de la crítica ha crecido en el gusto del público debido a su emisión anual en televisión. Está historia que bien puede ser acusada de no proponer nada nuevo —síntoma endémico del género—, sí puede presumir de un gran elenco y una ambientación destacada.
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Muchos investigadores aseguran que la tradición de dar regalos en Navidad puede vincularse al oro, incienso y mirra de Melchor, Gaspar y Baltasar —cuyos nombres se conocieron gracias a un mosaico de Rávena del siglo VI—, pero debido a que la inestabilidad sociopolítica de la región de Galilea hizo mella en todo tipo de tradiciones, las primeras celebraciones de la Navidad no ocurrieron hasta el siglo II. Sin embargo, habría que tener muy en cuenta que los orígenes de esta tradiciones están basados en muchos supuestos que hasta el día de hoy no cuentan con una confirmación histórica, y que, como veremos a continuación, estás celebraciones han tomado sus elementos característicos de culturas paganas.
Es probable que no exista otra cinta en el mundo capaz de transmitir el poder simbólico de la escena de natividad que [Pelicula] Ben-Hur de 1959. Sin importar el paso de las décadas, esta obra maestra del cine sigue influenciando las representaciones modernas del nacimiento de Jesús en Belén, factor al que se le suma una magnífica historia adaptada de la novela homónima de 1880, sobre un príncipe judío convertido en esclavo. El personaje de Baltasar tiene un rol clave en el viaje del protagonista, al hablarle de la existencia del mesías.
Una de las teorías detrás de la instauración del 25 de diciembre fue erradicar la celebración de las fiestas saturnales o Saturnalia. Esta práctica es bien conocida por todos los habitantes de latinoamérica, pues la Iglesia católica también implementó su adoctrinamiento estableciendo días de festividades cristianas de manera arbitraria para así hacerlos coincidir con las fechas de las más grandes celebraciones prehispánicas, tal es el caso del Día de Muertos en México y la diversas celebraciones a la muerte en cada una de las culturas mesoamericanas.
Y es que las fiestas romanas eran en honor al dios Saturno y se caracterizaban por regalos, los juegos y fastuosos banquetes y bebida, hechos que sin duda alguna se alejaban mucho del “deber ser” mandatorio para los creyentes católicos. En estas fiestas celebradas del 17 al 23 de diciembre llegaba incluso a presentarse una inversión de roles sociales, en donde los esclavos se comportaban como señores, y viceversa, algo que sin duda pudo resultar incómoda a la Iglesia y a su representador de poder terrenal y divino.
La rosca de reyes también tiene su origen en estas fiestas y se encuentra ligada a este inversiones de roles sociales. En medio del banquete, tanto nobles, plebeyos y esclavos, comían una gran pastel contenía en su interior una haba. Quien tenía la fortuna de encontrarla era nombrado «rey de la fiesta» el resto de los asistentes debían obedecerlo por el resto de la festividad lo cual rompió categóricamente con la barreras entre clases. Y es que, tal y como nos lo han mostrado las adaptaciones cinematográficas de los textos bíblicos, las dinámicas entre señor y esclavo era la base de funcionamiento social —mismas que inevitablemente terminaron en rebeliones que más tarde significaron la caída del Imperio Romano.
Así como Saturnalia se celebraba en el solsticio de invierno, esta fecha siempre se ha encontrado presente en las celebraciones de muchas culturas, pues rige tiempos agrícolas, como de las primeras cosechas de primavera. El 25 de diciembre llegaba la celebración del nacimiento de Sol Invictus y Mitra. Las luces se encendían en cada una de las casas debido a los días más cortos y las noches más largas. Se cree que este es el origen de las velas de Navidad, pues también se trataría de una de las tantas apropiaciones de la Iglesia.
Durante mucho tiempo la celebración de Navidad conservó esa cualidad bacanal de bebida y desenfreno, e incluso llegó a ser prohibida su celebración en algunas religiones cristianas como la protestante. Esta forma tan alocada de celebración y festín sin duda puede recordar a los eventos de la película [Pelicula] Gremlins de 1984, que curiosamente se sitúa en la Navidad. El horror llegaba así a las fiestas navideñas pero de la mano de mucha diversión. Esta se convirtió en una cinta de culto que más tarde expandirá su universo por distintos medios que incluyeron series animadas, cómics y una amplia línea de juguetes. El 2023 verá el regreso de la saga con una tercera entrega y una serie animada.
Sería hasta la 1400 y 1500 que la celebración navideña resurgiría popularizado como nunca antes, tanto en lo religioso como en lo popular, a lo sacro se le integrarían lo que más tarde serían los villancicos y en lo familiar el banquete y los regalos. Durante los siglos posteriores la Navidad seguiría creciendo en popularidad a la par de que cada país y región del mundo desarrollaba una identidad navideña propia, que en muchos casos continuaría combinándose con componentes de tradiciones paganas.
Pero el solsticio de invierno también alberga otras tradiciones, como las fiestas de Yule de los pueblos del norte de Europa, en las cuales se mantenía una gran celebración que duraba hasta doce días. Este festín poseía un carácter mucho más apegado a una feria gastronómica —principalmente carne—, y en el centro del festejo estaba una fogata que debía durar encendida durante todo el festejo, por lo que solía ser alimentada de grandes pinos y abetos. La presencia de este árbol llegó hasta la modernidad, principalmente a la ilustración de la joven reina Victoria y el príncipe Alberto junto a sus hijos juntos a un árbol de Navidad. Esta tradición pertenecía a la cultura alemana de Alberto, y rápidamente se popularizó tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, pero con mucha más fuerza en este segundo país.
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Aunque las historias sobre los árboles de Navidad parecen estar reservadas para la animación y en las películas para la televisión existe un buen puñado de cintas al respecto. Es posible que una de las más recordadas por el público latino sea El árbol de Navidad de 1991, una película que se popularizó con su venta a bajo costo en DVD y su emisión en televisión. Esta cuenta la historia de la malvada Sra. Mavilda directora de un orfanato, quien gasta las donaciones en partidas de poker. Pero todo cambia el día de la llegada de una nueva asistente y sus dos hijos, quienes ayudarán a salvar la Navidad y a la señora Buena Esperanza, el pino de su jardín. Si bien esta película está lejos de ser una de las mejores en su género, sí es una de las pocas en darle la importancia que merece al árbol de Navidad, aunque en definitiva la industria del cine tiene una deuda pendiente con la representación de los pinos navideños.
En 1809 el escritor norteamericano [Escritor] Washington Irving publicaría Historia de Nueva York según Knickerbocker. En este texto se narró la vida de los primeros colonos holandeses de Nueva York. La figura de la historia la figura de un hombre hombre alegre, bonachón y generoso y montaba por los cielos en su caballo volador arrojando regalos a los habitantes de la Gran Manzana a través de sus chimeneas, se deleitó a los pobladores que pronto comenzaron su celebración el 6 de diciembre. Así nació Santa Claus, pronunciación anglosajona del Sinterklaas o Sinter Klaas holandés.
Mediante el poema de Clement Clarke Moore de apenas 56 líneas titulado La Visita de San Nicolás crearía la visión moderna de la Navidad, en el que tomaba elementos de las tradiciones europeas y sus concepciones de Santa Claus. Por un lado se encontraba Sinterklaas, que a lo largo de los siglos se había fusionado con Odín, el dios pagano venerado en Yule. Por otro llegaría la versión del santo católico.
San Nicolas de Bari, fue un santo católico bien conocido como el origen de la leyenda católica de quien se convertiría en Santa Claus moderno. Sin embargo, algunos investigadores apuntan que el verdadero origen de este sería Patara, Turquía. Nicolás de Myra —lugar en el que realizó su carrera clerical—, fue un hombre de familia acaudalada que con el paso del tiempo llegó a convertirse en el arzobispo de la región. Ya en la parte del mito de San Nicolás, a este personaje se le atribuyen grandes actos de caridad, es aquí donde nace el mito de los regalos —anónimos— en los calcetines de quienes más lo necesitaban. Se dice que algunos siglos después de su muerte, su leyenda se había hecho tan popular que su cuerpo fue robado y llevado hasta Bari, Italia, lugar en donde se le venera hasta hoy.
La primera película de Navidad en la historia fue Santa Claus de George Albert Smith en 1898. Este cortometraje del cine mudo puede ser encontrado en Youtube y presenta a Santa Claus visitando una casa en Nochebuena. Además de contar con este título tan llamativo, la cinta fue altamente elogiada en su época por representar una innovación técnica nunca antes vista por medio de técnicas de doble exposición, teniendo como resultado un elemento visual que sumaba a la narrativa para hacerla más compleja y con shock para la audiencia.
Y así el siglo XIX trajo otro de los elementos principales que hoy asociamos con la Navidad. A partir de este momento llegaron muchas de las cintas definitorias de todo lo que esta fecha representa. A pesar de que cuenta con un arraigo estadounidense, el filme [Pelicula] ¡Qué bello es vivir! de 1947 es un largometraje de calidad que podría muy bien ser disfrutado aunque no hablara de la Navidad, Y es que de alguna manera esta historia habla de humanidad y de muchas ideas universales sobre lo que esto significa.
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Para afianzar la figura de Santa Claus llegaría Milagro en la calle 34 en 1947, cinta que cuenta con algunos remakes y distintas películas con una trama similar que intentan probar que la existencia de este ser es posible. De igual forma, la fiesta de Navidad se consolidaría en la cultura pop por medio de las animaciones infantiles, siendo algunas de las más emblemáticas [Pelicula] A Charlie Brown Christmas de 1965 y [Pelicula] Cuento de navidad de Mickey de 1983 como la adaptación del Cuento de Navidad la nouvelle de Kevin Reynolds, donde los fantasmas de la Navidad —pasado, presente y futuro— tiene un encuentro con el avaro Ebenezer Scrooge, para así hacerle ver el verdadero significado de la Navidad.
[Pelicula] Mi Pobre Angelito de 1990 retomó todos los elementos de las películas clásicas de Navidad y decidió darle un magistral giro cómico que la posicionaría como el referente del género hasta la fecha. Muy probablemente, de manera involuntaria, esta cinta marcó un antes y un después en el cine de Navidad, pues si bien Chris Columbus creó una clásico instantáneo, las cintas posteriores tuvieron la desventaja de competir directamente con este gigante que hasta hoy en día continúa contando con una gran popularidad. Quizá por este motivo en las siguientes décadas las películas de este rubro que realmente destacaron fueron aquellas que apostaron por alejarse de las convenciones existentes y así contar nuevas historias.
Con [Pelicula] El Extraño Mundo de Jack de 1993 [Director] Tim Burton pudo cosechar mucho del fenómeno [Pelicula] Duro de Matar, donde una película de Navidad no necesariamente habla de la Navidad. Esta paradoja sirvió de punto de partida para contar una historia de pertenencia, marginalidad y sueños que caló hondo en la industria de la animación, probando que todo es posible en la narrativa cinematográfica mientras se tenga una buena historia que contar.
Pese a que [Pelicula] El Regalo Prometido de 1996 tuvo una propuesta original y exitosa en sus repeticiones en televisión, ciertamente muchas de las películas aparecieron en esta década intentaron también copiar el éxito de Kevin McCallister y Jack, y aunque estas cintas cuentan con una audiencia de nicho que resurge cada año con fuerza, la mayoría de ellas no lograron trascender. Esta mala racha acabaría justamente diez años después del éxito de Burton con [Pelicula] Elf y la ya tradicional [Pelicula] Realmente Amor, ambas del 2003, películas que llevarían un paso adelante la narrativa navideña dotándola de un aire que se alejaba de antiguas convenciones familiares a la vez que lograba conectar con el público a nivel masivo.
En los últimos años han aparecido un sinnúmero de cintas animadas que intentan hacerse con el trono de la película, pero quizá [Pelicula] Klaus de 2019 es la resalte entre el resto debido a su original historia y excelente animación que le ganaron una gran cantidad de nominaciones y premios. Esta historia definitivamente se aleja del mito histórico de Santa Claus y le añade un toque de frescura al género.
Finalmente, empiezan a llegar las películas de Navidad que nunca antes se han contado de la mano de la representación LGBTTIQ+, como es el caso de la cinta [Pelicula] Feliz Novedad del 2020. Pese a ser la primera de su estilo, pronto muchas cintas del estilo comenzaron a estrenarse dentro de un género tradicionalmente conservador abriendo así el camino para un nuevo subgénero de películas de nicho.
Con esto esperamos que el futuro pueda traer nuevas producciones navideñas que aborden la temática desde nuevas perspectivas sociales que no se han visto hasta hoy. Sin duda alguna las películas sobre la Navidad llegaron para quedarse en la industria del cine y estaremos atentos a su prometedora evolución dentro de los próximos años.
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Y es que con la llegada de la programación especial televisiva navideña a mediados del siglo XX, las personas comenzaron poco a poco a formar tradiciones propias en torno a esta. Entre las reuniones familiares, programadas o no, siempre hubo tiempo para sentarse frente a la televisión y vivir la experiencia más relajada de la Navidad. Y es que habrá que aceptar que cuando de películas de Navidad se trata, quizá la calidad cinematográfica no es la cualidad que más resalta, pero sí ese sentimiento de confort y alegría típico de la época.
Más allá de celebraciones y banquetes, todos conocemos la historia de la Natividad, misma que se encuentra inspirada en el nacimiento de Jesús narrado en los evangelios de San Mateo y de San Lucas. En el primero se menciona la estrella de Belén y los tres Santos Reyes y en segundo habla de la genealogía del niño Jesús, así como los eventos que conciernen a su nacimiento divino. Pese a la existencia de este imaginario simbólico de la Navidad, lo cierto es que esta no explica la razón por la cual celebramos con regalos, un pino y Santa Claus. En realidad, esta tradición obedece a una gran mezcla de celebraciones que poco tienen que ver con la religión católica, y desde luego, Hollywood ha tenido mucho que decir al respecto.
Una de las películas que buscó plasmar este pasaje bíblico fue [Pelicula] The Nativity Story del 2006, estelarizada por Robin Swicord y Ryan Homchick, que si bien no tuvo el mejor recibimiento de la crítica ha crecido en el gusto del público debido a su emisión anual en televisión. Está historia que bien puede ser acusada de no proponer nada nuevo —síntoma endémico del género—, sí puede presumir de un gran elenco y una ambientación destacada.
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Es probable que no exista otra cinta en el mundo capaz de transmitir el poder simbólico de la escena de natividad que [Pelicula] Ben-Hur de 1959. Sin importar el paso de las décadas, esta obra maestra del cine sigue influenciando las representaciones modernas del nacimiento de Jesús en Belén, factor al que se le suma una magnífica historia adaptada de la novela homónima de 1880, sobre un príncipe judío convertido en esclavo. El personaje de Baltasar tiene un rol clave en el viaje del protagonista, al hablarle de la existencia del mesías.
Una de las teorías detrás de la instauración del 25 de diciembre fue erradicar la celebración de las fiestas saturnales o Saturnalia. Esta práctica es bien conocida por todos los habitantes de latinoamérica, pues la Iglesia católica también implementó su adoctrinamiento estableciendo días de festividades cristianas de manera arbitraria para así hacerlos coincidir con las fechas de las más grandes celebraciones prehispánicas, tal es el caso del Día de Muertos en México y la diversas celebraciones a la muerte en cada una de las culturas mesoamericanas.
Y es que las fiestas romanas eran en honor al dios Saturno y se caracterizaban por regalos, los juegos y fastuosos banquetes y bebida, hechos que sin duda alguna se alejaban mucho del “deber ser” mandatorio para los creyentes católicos. En estas fiestas celebradas del 17 al 23 de diciembre llegaba incluso a presentarse una inversión de roles sociales, en donde los esclavos se comportaban como señores, y viceversa, algo que sin duda pudo resultar incómoda a la Iglesia y a su representador de poder terrenal y divino.
La rosca de reyes también tiene su origen en estas fiestas y se encuentra ligada a este inversiones de roles sociales. En medio del banquete, tanto nobles, plebeyos y esclavos, comían una gran pastel contenía en su interior una haba. Quien tenía la fortuna de encontrarla era nombrado «rey de la fiesta» el resto de los asistentes debían obedecerlo por el resto de la festividad lo cual rompió categóricamente con la barreras entre clases. Y es que, tal y como nos lo han mostrado las adaptaciones cinematográficas de los textos bíblicos, las dinámicas entre señor y esclavo era la base de funcionamiento social —mismas que inevitablemente terminaron en rebeliones que más tarde significaron la caída del Imperio Romano.
Así como Saturnalia se celebraba en el solsticio de invierno, esta fecha siempre se ha encontrado presente en las celebraciones de muchas culturas, pues rige tiempos agrícolas, como de las primeras cosechas de primavera. El 25 de diciembre llegaba la celebración del nacimiento de Sol Invictus y Mitra. Las luces se encendían en cada una de las casas debido a los días más cortos y las noches más largas. Se cree que este es el origen de las velas de Navidad, pues también se trataría de una de las tantas apropiaciones de la Iglesia.
Durante mucho tiempo la celebración de Navidad conservó esa cualidad bacanal de bebida y desenfreno, e incluso llegó a ser prohibida su celebración en algunas religiones cristianas como la protestante. Esta forma tan alocada de celebración y festín sin duda puede recordar a los eventos de la película [Pelicula] Gremlins de 1984, que curiosamente se sitúa en la Navidad. El horror llegaba así a las fiestas navideñas pero de la mano de mucha diversión. Esta se convirtió en una cinta de culto que más tarde expandirá su universo por distintos medios que incluyeron series animadas, cómics y una amplia línea de juguetes. El 2023 verá el regreso de la saga con una tercera entrega y una serie animada.
Sería hasta la 1400 y 1500 que la celebración navideña resurgiría popularizado como nunca antes, tanto en lo religioso como en lo popular, a lo sacro se le integrarían lo que más tarde serían los villancicos y en lo familiar el banquete y los regalos. Durante los siglos posteriores la Navidad seguiría creciendo en popularidad a la par de que cada país y región del mundo desarrollaba una identidad navideña propia, que en muchos casos continuaría combinándose con componentes de tradiciones paganas.
Pero el solsticio de invierno también alberga otras tradiciones, como las fiestas de Yule de los pueblos del norte de Europa, en las cuales se mantenía una gran celebración que duraba hasta doce días. Este festín poseía un carácter mucho más apegado a una feria gastronómica —principalmente carne—, y en el centro del festejo estaba una fogata que debía durar encendida durante todo el festejo, por lo que solía ser alimentada de grandes pinos y abetos. La presencia de este árbol llegó hasta la modernidad, principalmente a la ilustración de la joven reina Victoria y el príncipe Alberto junto a sus hijos juntos a un árbol de Navidad. Esta tradición pertenecía a la cultura alemana de Alberto, y rápidamente se popularizó tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos, pero con mucha más fuerza en este segundo país.
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Aunque las historias sobre los árboles de Navidad parecen estar reservadas para la animación y en las películas para la televisión existe un buen puñado de cintas al respecto. Es posible que una de las más recordadas por el público latino sea El árbol de Navidad de 1991, una película que se popularizó con su venta a bajo costo en DVD y su emisión en televisión. Esta cuenta la historia de la malvada Sra. Mavilda directora de un orfanato, quien gasta las donaciones en partidas de poker. Pero todo cambia el día de la llegada de una nueva asistente y sus dos hijos, quienes ayudarán a salvar la Navidad y a la señora Buena Esperanza, el pino de su jardín. Si bien esta película está lejos de ser una de las mejores en su género, sí es una de las pocas en darle la importancia que merece al árbol de Navidad, aunque en definitiva la industria del cine tiene una deuda pendiente con la representación de los pinos navideños.
En 1809 el escritor norteamericano [Escritor] Washington Irving publicaría Historia de Nueva York según Knickerbocker. En este texto se narró la vida de los primeros colonos holandeses de Nueva York. La figura de la historia la figura de un hombre hombre alegre, bonachón y generoso y montaba por los cielos en su caballo volador arrojando regalos a los habitantes de la Gran Manzana a través de sus chimeneas, se deleitó a los pobladores que pronto comenzaron su celebración el 6 de diciembre. Así nació Santa Claus, pronunciación anglosajona del Sinterklaas o Sinter Klaas holandés.
Mediante el poema de Clement Clarke Moore de apenas 56 líneas titulado La Visita de San Nicolás crearía la visión moderna de la Navidad, en el que tomaba elementos de las tradiciones europeas y sus concepciones de Santa Claus. Por un lado se encontraba Sinterklaas, que a lo largo de los siglos se había fusionado con Odín, el dios pagano venerado en Yule. Por otro llegaría la versión del santo católico.
San Nicolas de Bari, fue un santo católico bien conocido como el origen de la leyenda católica de quien se convertiría en Santa Claus moderno. Sin embargo, algunos investigadores apuntan que el verdadero origen de este sería Patara, Turquía. Nicolás de Myra —lugar en el que realizó su carrera clerical—, fue un hombre de familia acaudalada que con el paso del tiempo llegó a convertirse en el arzobispo de la región. Ya en la parte del mito de San Nicolás, a este personaje se le atribuyen grandes actos de caridad, es aquí donde nace el mito de los regalos —anónimos— en los calcetines de quienes más lo necesitaban. Se dice que algunos siglos después de su muerte, su leyenda se había hecho tan popular que su cuerpo fue robado y llevado hasta Bari, Italia, lugar en donde se le venera hasta hoy.
La primera película de Navidad en la historia fue Santa Claus de George Albert Smith en 1898. Este cortometraje del cine mudo puede ser encontrado en Youtube y presenta a Santa Claus visitando una casa en Nochebuena. Además de contar con este título tan llamativo, la cinta fue altamente elogiada en su época por representar una innovación técnica nunca antes vista por medio de técnicas de doble exposición, teniendo como resultado un elemento visual que sumaba a la narrativa para hacerla más compleja y con shock para la audiencia.
Y así el siglo XIX trajo otro de los elementos principales que hoy asociamos con la Navidad. A partir de este momento llegaron muchas de las cintas definitorias de todo lo que esta fecha representa. A pesar de que cuenta con un arraigo estadounidense, el filme [Pelicula] ¡Qué bello es vivir! de 1947 es un largometraje de calidad que podría muy bien ser disfrutado aunque no hablara de la Navidad, Y es que de alguna manera esta historia habla de humanidad y de muchas ideas universales sobre lo que esto significa.
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[Pelicula] Mi Pobre Angelito de 1990 retomó todos los elementos de las películas clásicas de Navidad y decidió darle un magistral giro cómico que la posicionaría como el referente del género hasta la fecha. Muy probablemente, de manera involuntaria, esta cinta marcó un antes y un después en el cine de Navidad, pues si bien Chris Columbus creó una clásico instantáneo, las cintas posteriores tuvieron la desventaja de competir directamente con este gigante que hasta hoy en día continúa contando con una gran popularidad. Quizá por este motivo en las siguientes décadas las películas de este rubro que realmente destacaron fueron aquellas que apostaron por alejarse de las convenciones existentes y así contar nuevas historias.
Con [Pelicula] El Extraño Mundo de Jack de 1993 [Director] Tim Burton pudo cosechar mucho del fenómeno [Pelicula] Duro de Matar, donde una película de Navidad no necesariamente habla de la Navidad. Esta paradoja sirvió de punto de partida para contar una historia de pertenencia, marginalidad y sueños que caló hondo en la industria de la animación, probando que todo es posible en la narrativa cinematográfica mientras se tenga una buena historia que contar.
Pese a que [Pelicula] El Regalo Prometido de 1996 tuvo una propuesta original y exitosa en sus repeticiones en televisión, ciertamente muchas de las películas aparecieron en esta década intentaron también copiar el éxito de Kevin McCallister y Jack, y aunque estas cintas cuentan con una audiencia de nicho que resurge cada año con fuerza, la mayoría de ellas no lograron trascender. Esta mala racha acabaría justamente diez años después del éxito de Burton con [Pelicula] Elf y la ya tradicional [Pelicula] Realmente Amor, ambas del 2003, películas que llevarían un paso adelante la narrativa navideña dotándola de un aire que se alejaba de antiguas convenciones familiares a la vez que lograba conectar con el público a nivel masivo.
En los últimos años han aparecido un sinnúmero de cintas animadas que intentan hacerse con el trono de la película, pero quizá [Pelicula] Klaus de 2019 es la resalte entre el resto debido a su original historia y excelente animación que le ganaron una gran cantidad de nominaciones y premios. Esta historia definitivamente se aleja del mito histórico de Santa Claus y le añade un toque de frescura al género.
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