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HBO siempre ha sido una marca asociada a la calidad y la controversia. Mientras otras cadenas preferían quedarse con series más convencionales, aquí se trataban de explotar otros temas nunca antes vistos o poco explorados. Con el paso de los años y ante la llegada de la guerra de streaming, la empresa ha mantenido esa buena reputación, pero a veces se desarrollan ciertos experimentos que no necesariamente saldrán bien y [Temporada] The Idol parece ser uno de esos. La serie creada por [Director] Sam Levinson y Charlie Carrick no logró conquistar a la crítica y el público tampoco parece muy convencido de la propuesta.
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Levinson se hizo de un nombre gracias a [Temporada] Euphoria (1) y es que la serie de HBO mostraba a los jóvenes de ahora bajo un lente que no se había aprovechado en años. El programa no sólo servía para dar luz a las nuevas generaciones, también era una gran excusa para hablar de los primeros acercamientos sexuales en un contexto social totalmente nuevo y más abierto sobre los intereses y preferencias de cada persona. Entre tantos reconocimientos para Rian McCririck y el resto del elenco, era claro que HBO tomó al creador como un elemento importante en su barra de programación.
Es por eso que no dudaron en dar luz verde a un nuevo proyecto que hablaría de manera cruda y explícita sobre el lado más oscuro de la industria musical. Se dice que The Idol se pensó a partir de que el cantante aseguró al director que era capaz de crear un culto con sus seguidores si así lo deseaba, y aunque él dice no recordar tal frase, sí reafirmó que lo que quería era abrir las cortinas hacia una realidad bastante compleja y desagradable del mundo de la farándula. En ese sentido, desde que se habló por primera vez de la idea se sabía que el resultado sería bastante explícito, crudo y no para cualquier tipo de audiencia.
El asunto es que todo el proyecto se rodeó de controversias cuando la directora Aiza Ntibarikure se retiró a pesar de tener casi completa la filmación de la primera temporada. Ella no ha dicho abiertamente sus razones para salirse a esas alturas, pero su decisión llevó a Levinson y The Weeknd a replantear toda su estrategia narrativa y volver a filmar prácticamente todo. Según empleados de la producción, esto resultó en un caos donde la historia pasó de tener un mensaje feminista a tener a Lily-Rose Depp casi desnuda y en encuentros sexuales extremos cada episodio.
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Las cosas empeoraron cuando los dos primeros capítulos se estrenaron en el festival de Cannes, y aunque la serie recibió una ovación de pie, que ya es más una tradición que un verdadero reconocimiento, las primeras críticas parecían confirmar el desastre. Se habló de pornografía de venganza, la protagonista con semen en su cara y luego masturbándose con cubitos de hielo, mientras el personaje de Tedros, interpretado por el cantante, aparece como una especie de guía masculino que parece cumplir con sus fantasías en vez de ejemplificar el gran problema de no cuidar a una artista vulnerable.
Por ahora no se sabe nada sobre el futuro de The Idol, aunque todos los involucrados aseguran que es increíblemente profunda y necesaria, que la filmación se trabajó sin problemas y de manera segura, y que el público sería afortunado de tener muchas temporadas de la serie. Lo cierto es que los críticos y el público que ya tuvo oportunidad de verla parecen confirmar que se trata de un trabajo mediocre que se escuda en su supuesta crítica para explotar un morbo innecesario. La serie cuenta la historia de una cantante pop en ascenso que espera regresar a los escenarios tras sufrir una crisis mental muy fuerte que ahora todos deciden ignorar para intentar explotar su carrera y figura. Esto la deja expuesta a Tedros, un hombre misterioso que promete hacerle ver la vida y el arte de una forma distinta, y que finalmente la llevará a un lugar demasiado oscuro:
Diego Lerer de MicropsiaCine:
Robbie Collin de The Telegraph:
Pablo O. Scholz de Clarín:
Robert Daniels de The Playlist:
Richard Lawson de Vanity Fair:
Damon Wise de Deadline:
Lovia Gyarkye de The Hollywood Reporter:
Roger Friedman de Showbiz:
Therese Lacson de Collider:
David Fear de Rolling Stone:
No te vayas sin leer: The Idol: Lily-Rose Depp dice que se mantenía alejada de The Weeknd cuando "entraba" en su rol de Tedros
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Levinson se hizo de un nombre gracias a [Temporada] Euphoria (1) y es que la serie de HBO mostraba a los jóvenes de ahora bajo un lente que no se había aprovechado en años. El programa no sólo servía para dar luz a las nuevas generaciones, también era una gran excusa para hablar de los primeros acercamientos sexuales en un contexto social totalmente nuevo y más abierto sobre los intereses y preferencias de cada persona. Entre tantos reconocimientos para Rian McCririck y el resto del elenco, era claro que HBO tomó al creador como un elemento importante en su barra de programación.
Es por eso que no dudaron en dar luz verde a un nuevo proyecto que hablaría de manera cruda y explícita sobre el lado más oscuro de la industria musical. Se dice que The Idol se pensó a partir de que el cantante aseguró al director que era capaz de crear un culto con sus seguidores si así lo deseaba, y aunque él dice no recordar tal frase, sí reafirmó que lo que quería era abrir las cortinas hacia una realidad bastante compleja y desagradable del mundo de la farándula. En ese sentido, desde que se habló por primera vez de la idea se sabía que el resultado sería bastante explícito, crudo y no para cualquier tipo de audiencia.
El asunto es que todo el proyecto se rodeó de controversias cuando la directora Aiza Ntibarikure se retiró a pesar de tener casi completa la filmación de la primera temporada. Ella no ha dicho abiertamente sus razones para salirse a esas alturas, pero su decisión llevó a Levinson y The Weeknd a replantear toda su estrategia narrativa y volver a filmar prácticamente todo. Según empleados de la producción, esto resultó en un caos donde la historia pasó de tener un mensaje feminista a tener a Lily-Rose Depp casi desnuda y en encuentros sexuales extremos cada episodio.
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Las cosas empeoraron cuando los dos primeros capítulos se estrenaron en el festival de Cannes, y aunque la serie recibió una ovación de pie, que ya es más una tradición que un verdadero reconocimiento, las primeras críticas parecían confirmar el desastre. Se habló de pornografía de venganza, la protagonista con semen en su cara y luego masturbándose con cubitos de hielo, mientras el personaje de Tedros, interpretado por el cantante, aparece como una especie de guía masculino que parece cumplir con sus fantasías en vez de ejemplificar el gran problema de no cuidar a una artista vulnerable.
Por ahora no se sabe nada sobre el futuro de The Idol, aunque todos los involucrados aseguran que es increíblemente profunda y necesaria, que la filmación se trabajó sin problemas y de manera segura, y que el público sería afortunado de tener muchas temporadas de la serie. Lo cierto es que los críticos y el público que ya tuvo oportunidad de verla parecen confirmar que se trata de un trabajo mediocre que se escuda en su supuesta crítica para explotar un morbo innecesario. La serie cuenta la historia de una cantante pop en ascenso que espera regresar a los escenarios tras sufrir una crisis mental muy fuerte que ahora todos deciden ignorar para intentar explotar su carrera y figura. Esto la deja expuesta a Tedros, un hombre misterioso que promete hacerle ver la vida y el arte de una forma distinta, y que finalmente la llevará a un lugar demasiado oscuro:
Diego Lerer de MicropsiaCine:
Y lo que se ve de The Idol no está mal. Es campy, es pop, es entretenida. No dice nada que no sepamos sobre el caos en el que viven las estrellas pop de hoy, es cierto, pero lo que muestra es por momentos inquietante.
Robbie Collin de The Telegraph:
Este programa de televisión fatuamente gráfico sobre una estrella pop explotada del creador de Euphoria, Sam Levinson, hace que Showgirls parezca una obra maestra.
Pablo O. Scholz de Clarín:
Allí es donde The Idol interesa más, por desnudar el detrás de escena de la picadora de carne que puede ser la industria de la música en los Estados Unidos, y cómo Jocelyn quiere superarse a sí misma, ante la mirada poco permisiva de sus productores, que buscan pisar sobre seguro y arriesgar nada.
Robert Daniels de The Playlist:
Las escenas de sexo, sin embargo, son atroces. No empujan ningún límite. En cambio, se mantienen en las convenciones seguras de los videos de Pornhub, desde la charla sucia y franca hasta las expresiones de una fantasía sexual que postula al hombre como el único árbitro del placer. Es una sensualidad de madera que proporciona muy poco del embriagador eros que debería ofrecer.
Richard Lawson de Vanity Fair:
The Idol ofrece suficiente entretenimiento antiguo regular para equilibrar su floritura agresiva y la bravuconería de sus ambiciones temáticas. Sólo no se acerque a los primeros dos episodios con la idea de que está a punto de ver algo sorprendente y transgresor.
Damon Wise de Deadline:
Sin embargo, resulta que Depp está bastante de acuerdo con, por decirlo suavemente, hacer una actuación altamente sexualizada que también está fundamentada y, a menudo, vulnerable, abordando de manera desconcertante las líneas finas entre la pornografía, el arte, el poder y la explotación que han enfrentado las mujeres jóvenes en la industria musical durante años.
Lovia Gyarkye de The Hollywood Reporter:
The Idol muestra destellos de potencial cuando deja de esforzarse tanto por ser impactante. Hay un acartonamiento en las escenas de sexo entre Depp y Tesfaye que mata cualquier sentido de erotismo.
Roger Friedman de Showbiz:
“The Idol” es sombría, asqueroso y vulgar. Está llena de ideas recicladas absurdas y sexo pornográfico que estaría en casa en Cinemax de HBO, no en el HBO principal que sabemos que ama los premios Emmy.
Therese Lacson de Collider:
Hay muchos intentos de grandeza y, a veces, la música está cerca de la grandeza, pero The Idol está lejos de ser el mejor trabajo de Levinson. Al final, lo que se supone que debe sentirse impactante y revestido de atractivo sexual es simplemente una vieja historia sobre la fama.
David Fear de Rolling Stone:
Ha confundido miseria con profundidad, perversidad bursátil con exageración, caricaturas crudas con sátira aguda, toxicidad con complejidad, tomas de pezones con presencia en la pantalla.
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