La última cinta del cineasta británico-estadounidense, Christopher Nolan, Oppenheimer - 95%, ha protagonizado la mejor historia de verano que Hollywood haya visto en mucho tiempo. Junto a Barbie - 88% de Greta Gerwig, Barberheimer alcanzó, por muy poco, a salir avante en la vaticinada huelga de guionistas y actores que ha paralizado la industria en los últimos días. Mientras la crítica y la audiencia aclaman a este filme como la obra cumbre del director, mucho aún queda por discutir sobre su trama y discurso. Si bien es ampliamente conocido que se trata de un estudio de personaje del llamado “padre de la bomba atómica”, esta historia demanda una comprensión más extensa de los eventos que desembocaron en las aristas de esta anticipada producción.
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El contexto histórico no es otro que La Segunda Guerra Mundial. Millones mueren en los campos de batalla de Europa mientras Estados Unidos se mantiene al margen del conflicto. Pero cuando Japón ataca Pearl Harbor, Estados Unidos finalmente entra en guerra. Para derrotar a los nazis, el ejército de los Estados Unidos recluta secretamente a los mejores científicos del país para trabajar en un proyecto clasificado conocido como el Proyecto Manhattan.
Liderados por el brillante, pero atormentado físico J. Robert Oppenheimer —interpretado por Cillian Murphy—, los científicos trabajan a marchas forzadas en un remoto desierto de Nuevo México. Su misión: construir el arma más mortífera jamás concebida, la bomba atómica. Pero, aunque este punto de partida pueda llegar a ser el mayormente conocido de los hechos, lo cierto es que hicieron falta muchas más piezas para completar este funesto episodio de la humanidad.
Mucho antes del comienzo del Proyecto Manhattan, se llevaron a cabo —de manera independiente y de principio inconexas— una cantidad significativa de investigaciones científicas en todo el mundo en torno a la fisión nuclear. Estas se centraron en gran medida en su comprensión y de la de las posibles aplicaciones que podría tener. Políticamente, el mundo estaba en un estado de inquietud debida a la guerra, mientras los ejércitos de todo el mundo buscaban obtener una ventaja tecnológica por cualquier medio necesario. Este clima de investigación, política y poder militar proporcionó el contexto para la carrera por desarrollar la primera arma nuclear del mundo.
La cooperación global de científicos durante la carrera atómica
A finales del siglo XIX y principios del XX, el mundo experimentó cambios significativos. La industrialización estaba en auge, dando lugar a una creciente demanda de nuevas tecnologías y conocimientos científicos para impulsar el progreso económico y social. La educación y la investigación científica se convirtieron en prioridades para muchos países, creando un entorno propicio para el desarrollo científico. Durante este período se fundaron y fortalecieron numerosas instituciones científicas y universidades, fomentando comunidades de científicos y promoviendo la colaboración entre ellos. Esta infraestructura académica y científica facilitó la investigación y el intercambio de conocimientos.
Además, el uso del método científico, los enfoques experimentales y el rigor matemático se convirtieron en pilares fundamentales para el avance del conocimiento. El trabajo de gigantes como Albert Einstein, Max Planck, Werner Heisenberg y otros en el campo de la física y las matemáticas teóricas sentó las bases para la revolución cuántica y la teoría de la relatividad, transformando nuestra comprensión del universo y la naturaleza de la materia y la energía.
Científicos de diferentes países compartieron conocimientos y colaboraron en proyectos conjuntos, acelerando el progreso científico y permitiendo el intercambio de ideas a escala global. Este efervescente panorama mundial de la ciencia sirvió como crisol para gestar una de las hazañas más controversiales del siglo XX y que da pie a los dilemas morales y filosóficos planteados por Nolan en Oppenheimer - 95%.
Ya en la década de los treinta, Europa se encontraba en una etapa de recuperación tras los devastadores efectos de la Primera Guerra Mundial, que dejó millones de vidas perdidas y sus economías en ruinas. Mientras tanto, Estados Unidos también enfrentaba un desafío sin precedentes con la Gran Depresión, una crisis económica que sumió a millones de personas en la pobreza.
Sin embargo, en medio de esta adversidad, el campo de la física experimentaba una era de bonanza en materia de descubrimientos científicos revolucionarios. Einstein habían cambiado el panorama científico con su Teoría de la Relatividad en 1916. Posteriormente, en 1925, Werner Heisenberg sentó las bases de la mecánica cuántica, y en 1928, Paul Dirac formuló una ecuación crucial que describía el comportamiento de los electrones. Estos brillantes científicos, junto con otros como Enrico Fermi, protagonizaron una revolución en la física nuclear y atómica.
Inicio de la revolución en la física nuclear y atómica
El libro, Las guerras del uranio de Amir D. Aczel, aborda la feroz carrera contra reloj protagonizada por los científicos más notables de todo el mundo, donde se desarrollaron los primeros aceleradores de partículas, los cuales permitieron estudiar la estructura interna de los átomos al bombardearlos con partículas de alta energía. Un descubrimiento crucial en esta área fue el del neutrón, la partícula neutra presente en los núcleos atómicos, identificado en 1932 por el físico británico James Chadwick. El neutrón, al carecer de carga eléctrica, se convirtió en una herramienta invaluable que podía penetrar fácilmente en los núcleos y permitir así una serie de experimentos que empujarían a la física nuclear hacia una nueva dirección.
Un pionero en aprovechar esta nueva técnica fue Fermi, quien, en 1934, junto a su equipo en Roma, comenzaron a bombardear sistemáticamente todos los elementos de la tabla periódica con neutrones. Al finalizar su investigación, creyeron haber dado con la formación de elementos más pesados que el uranio, gracias al neutrón.
No obstante, años después, la alemana Lise Meitner y Otto Hahn llevaron a cabo experimentos similares. Hahn finalmente comprendió en 1938 que Fermi estaba equivocado sobre los productos de las reacciones con el uranio. En realidad, lo que sucedía era una división del núcleo de uranio en fragmentos más ligeros, un fenómeno completamente desconocido hasta ese momento. Hahn y Meitner identificaron correctamente este proceso como "fisión nuclear".
Lise Meitner, una judía que tuvo que escapar de la Alemania nazi en 1938 debido a la creciente persecución, compartió este trascendental descubrimiento con su sobrino Otto Frisch, también el exilio. Ambos comprendieron las enormes implicaciones energéticas de la fisión y percibieron su potencial para construir armas sumamente poderosas. Paralelamente, los nazis ya controlaban yacimientos de uranio en Checoslovaquia, con lo que la posibilidad de que Hitler desarrollara esta tecnología antes era motivo de gran preocupación y podría tener consecuencias catastróficas.
Aunque aún quedaban algunas preguntas sin resolver para llevar a la energía nuclear, como el concepto de reacción en cadena propuesto por Leó Szilárd respecto a un "moderador" para frenar neutrones, todos los elementos estaban puestos sobre la mesa para que este nuevo avance de la ciencia fuera usado en la guerra que consumía al mundo. Comenzaba así una carrera entre los integrantes de los Aliados y el Eje por construir esta arma definitiva.
Con la amenaza latente de que la Alemania nazi pudiera desarrollar la bomba primero, Leó Szilárd logró convencer a Albert Einstein, el científico más famoso de la época y conocido por su postura pacifista, para que escribiera una carta al presidente Roosevelt, advirtiendo del peligro nuclear. Esta carta fue el punto de partida para el Proyecto Manhattan y los esfuerzos desplegados por Estados Unidos para construir la bomba antes que los nazis.
De esta manera, el Proyecto Manhattan se convirtió en un ambicioso programa de investigación y desarrollo liderado por Estados Unidos y respaldado por países aliados, fue la culminación de esfuerzos conjuntos para producir las primeras bombas atómicas durante la Segunda Guerra Mundial.
Bajo la dirección del General de Brigada Leslie Groves del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos, el proyecto adquirió el nombre en clave "Manhattan", y con el tiempo, se convirtió en uno de los proyectos más monumentales de la historia.
Desde sus modestos inicios en 1939, el Proyecto Manhattan se expandió rápidamente, empleando a más de 130,000 personas y consumiendo casi 2 mil millones de dólares estadounidenses (equivalente a unos 31.9 mil millones de dólares en 2022). La mayor parte de los recursos se destinaron a la construcción de instalaciones de producción de materiales fisibles, mientras que una parte más pequeña se dedicó al desarrollo y producción de las armas.
Durante la guerra, el proyecto se centró en el desarrollo de dos tipos de bombas atómicas. Una de ellas era una bomba de fisión tipo pistola, relativamente sencilla, que utilizaba uranio-235, un isótopo que representaba solo el 0.7% del uranio natural. Dado que el diseño tipo pistola no era viable para usar con plutonio, se desarrolló una bomba nuclear tipo implosión más compleja en Los Álamos, Nuevo México.
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Cronología del Proyecto Manhattan
1939
2 de agosto
Todo da inicio con la carta Einstein-Szilárd.
3 de septeimbre
Gran Bretaña y Francia declaran la guerra a la Alemania nazi en respuesta a su invasión de Polonia, comenzando así la Segunda Guerra Mundial.
11 de octubre
El presidente Roosevelt recibía la carta Einstein-Szilárd, tras lo que autorizó la creación del Comité Consultivo del Uranio.
A finales de ese mismo mes se celebró la primera reunión del Comité Consultivo del Uranio, para la experimentación con neutrones.
1940
2 de marzo
El equipo de John R. Dunning en la Universidad de Columbia verificó la hipótesis de Niels Bohr de que el uranio-235 es responsable de la fisión por neutrones lentos.
Del otro lado del Atlántico, los científicos Otto Frisch y Rudolf Peierls, con sede en la Universidad de Birmingham, redactan el memorándum Frisch-Peierls, en el que calculan que una bomba atómica podría necesitar tan solo 1 libra (0.45 kg) de uranio enriquecido. Una más que tentadora opción para la construcción del arma que garantizaba ganar la guerra. Para este momento, Alemania había lanzado una serie de Blitzkriegs (guerra relámpago) en Europa, conquistando Dinamarca, Noruega, Países Bajos, Bélgica y Francia.
12 de junio
Roosevelt crea el Comité de Investigación y Desarrollo de Defensa Nacional (NDRC, por sus siglas en inglés) bajo la dirección de Vannevar Bush, que absorbe el Comité del Uranio. En septiembre, el ingeniero minero belga Edgar Sengie, lograría la proeza de ordenar que la mitad del stock de uranio disponible de la mina de Shinkolobwe en el Congo Belga, alrededor de 1,050 toneladas en secreto a Nueva York.
1941
25 de febrero
Un nuevo acontecimiento clave ocurría, pues el plutonio era descubierto oficialmente en la Universidad de California, Berkeley, por Glenn Seaborg y Arthur Wahl.
30 de agosto
Winston Churchill se convierte en el primer líder nacional en aprobar un programa de armas nucleares, ya con la Oficina de Investigación y Desarrollo Científico volcada en el proyecto fue nombrado Tube Alloys.
22 de junio
Alemania invadía la Unión Soviética.
7 de diciembre
Japón ataca Pearl Harbor, con lo que Estados Unidos y Gran Bretaña emiten una declaración formal de guerra contra Japón al día siguiente. La guerra se extiende por el mundo rápidamente sin dejar demasiadas opciones a la inacción de las naciones involucradas.
1942
19 de enero
Como respuesta inmediata, Roosevelt autoriza formalmente el proyecto de la bomba atómica. No obstante, fue hasta septiembre que el recién creado Proyecto Manhattan recibe permiso para utilizar la máxima prioridad de guerra por parte de la Junta de Producción de Guerra.
9 de octubre
Groves designa a Robert Oppenheimer para coordinar la investigación científica del proyecto en el laboratorio del Sitio Y.
16 de noviembre
El proyecto da inicio cuando Groves y Oppenheimer visitan Los Álamos, Nuevo México y lo designan como la ubicación del laboratorio. Este desierto fue crucial, ya que ese entorno proporcionó la privacidad y el espacio necesarios para los experimentos y pruebas que condujeron al desarrollo exitoso de la bomba atómica. Pero Oppenheimer también contaba con una relación personal con este lugar, pues en su juventud había pasado, algunos veranos de su juventud —recuperándose de una colitis aguda y estudiando literatura—, el cual expresó extrañar desesperadamente. Su "luna baja sobre el desierto" y las puras sensaciones físicas, "el frío y el sudor", que lo habían hecho sentir tan vivo durante sus dos veranos en el oeste aparecen citadas en American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer, la biografía del científico que sirvió como inspiración para Nolan.
2 de diciembre
Se logra la reacción nuclear en cadena en el Chicago Pile-1, el primer reactor nuclear, en la Universidad de Chicago a cargo el mismo Enrico Fermi, logrando una reacción sostenible tan solo un mes después de que comenzara su construcción. El objetivo estaba cada vez más cerca.
1943
18 de febrero
Se inicia la construcción de Y-12, una planta masiva de separación electromagnética para enriquecer uranio en Oak Ridge. Sin embargo, el 10 de julio, arribaría la primera muestra de plutonio a Los Álamos. Durante estos años, las fuerzas del Eje obtienen una serie de victorias en Europa, África del Norte y el Pacífico.
10 de julio
La primera muestra de plutonio llega a Los Álamos.
19 de agosto
Roosevelt y Churchill firman el Acuerdo de Quebec. Tube Alloys se fusiona con el proyecto Manhattan.
1944
5 de abril
Emilio Segrè—compañero de proyectos de Fermi— recibió en Los Álamos la primera muestra de plutonio producido en los reactores de Oak Ridge. Sin embargo, en tan solo diez días, descubrió que la tasa de fisión espontánea era demasiado alta debido a la presencia de Pu-240 como impureza en el Pu-239. Esto significaba que no se podía utilizar para desarrollar un arma de fisión tipo pistola.
6 de junio
Y entonces ocurrió un evento que ha quedado plasmado en pantalla en innumerables ocasiones para su inmortalidad. Las fuerzas aliadas lanzan el Día D en Normandía, Francia, marcando el comienzo de la liberación de Europa occidental.
4 de julio
Oppenheimer compartió las medidas finales realizadas por Segrè con el personal de Los Álamos. Como resultado, se abandonó el desarrollo del arma de plutonio tipo pistola conocida como "Thin Man". En cambio, el laboratorio concentró sus esfuerzos en el diseño de un arma de implosión viable llamada "Fat Man", que se convirtió en su máxima prioridad. Mientras tanto, se continuó trabajando en el diseño de un arma tipo pistola de uranio llamada "Little Boy".
Finales de noviembre
Samuel Goudsmit, quien lideraba la Misión Alsos, llegó a una conclusión de que los alemanes no lograron progresos significativos en el desarrollo de una bomba atómica o un reactor nuclear. Además, se infería que estos programas ni siquiera se consideraron de alta prioridad para ellos.
1945
8 de mayo de 1945
Después de que las fuerzas aliadas lograron un progreso significativo en Europa, liberando importantes ciudades y aproximándose cada vez más a Alemania, un acontecimiento crucial en la guerra ocurrió , cuando Alemania decidió rendirse incondicionalmente. Este evento marcó el fin oficial de la guerra en Europa y fue un hito de gran importancia para el curso de la Segunda Guerra Mundial.
16 de julio
Aconteció un hito histórico, al llevarse a cabo la primera explosión nuclear de la historia. Conocida como la prueba nuclear Trinity, esta detonación fue realizada utilizando un innovador dispositivo de implosión basado en plutonio en el área de Alamogordo. En ese mismo periodo, el USS Indianapolis emprendió su viaje hacia Tinian transportando componentes nucleares a bordo.
Oppenheimer, director del Laboratorio de Los Álamos durante el Proyecto Manhattan, llamó al sitio "Trinidad". El nombre Trinity era una referencia a un poema de John Donne —Batter my heart, three person'd God—, un escritor apreciado tanto por Oppenheimer como por su ex prometida, Jean Tatlock —a quien da vida Florence Pugh—, quien en enero de 1944 había cometido suicido.
6 de agosto
Como culminación catastrófica de este proyecto, llegó por fin la fecha grabada en la historia, cuando el avión B-29 Enola Gay llevó a cabo la misión de lanzar a “Little Boy”, un arma tipo pistola basada en uranio-235, sobre la ciudad de Hiroshima, que era el objetivo principal en ese momento. esto debido a que la ciudad industrial albergaba una importantes bases militares y fábricas de armamento.
9 de agosto
El avión B-29 Bockscar asumió la responsabilidad de lanzar un arma de tipo implosión denominada “Fat Man” en la ciudad de Nagasaki —elegida por ser industria naval cercana a la producción de acero nipona. Aunque el objetivo inicial era Kokura, que se encontraba oscurecida por nubes y humo, por lo que Nagasaki se convirtió en el objetivo secundario, recibiendo así el impacto devastador.
Las consecuencias globales del Proyecto Manhattan
Los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki no solo sirvieron como un mensaje claro a la Unión Soviética sobre la voluntad de Estados Unidos de utilizar armas nucleares en tiempos de guerra, sino que también tuvieron ramificaciones significativas en el panorama político posterior a la Segunda Guerra Mundial. Este evento marcó el comienzo de una lucha de poder entre los Estados Unidos y la naciente Unión Soviética mientras competían por la supremacía global: La Guerra Fría.
Asimismo, el profundo impacto del Proyecto Manhattan se extendió más allá de la esfera política y dejó una huella indeleble en el avance de la tecnología nuclear. Después de la guerra, tanto Estados Unidos como la Unión Soviética persistieron en sus esfuerzos por desarrollar y desplegar armas nucleares. Además, Estados Unidos compartió aspectos del conocimiento nuclear obtenido durante el Proyecto Manhattan con sus aliados, lo que les permitió desarrollar de forma independiente sus propias capacidades nucleares.
En contraste a los logros tecnológicos realizados a lo largo del Proyecto Manhattan, desde la perspectiva actual su legado puede ser considerado como una sombría muestra de las devastadoras consecuencias de la carrera armamentista nuclear. Si bien la obtención de la bomba atómica permitió a los Estados Unidos finalizar rápidamente la Segunda Guerra Mundial —y arrebatarles esta arma a los nazis—, con el paso del tiempo se generó una escalada de tensión y rivalidad entre las superpotencias mundiales debido al poder nuclear.
El desarrollo de armas nucleares por parte de los Estados Unidos y la Unión Soviética desencadenó así una peligrosa competencia mundial que llevó al mundo al borde de la catástrofe en varias ocasiones, como en la crisis de los misiles cubanos. Esta carrera por la posesión de armas nucleares no sólo generó un enorme derroche de recursos económicos, sino que también favoreció la propagación de tecnología peligrosa hacia regímenes totalitarios.
Desde nuestro presente, la aplicación de la energía nuclear basada en los avances del Proyecto Manhattan ha presentado múltiples desafíos. Desastres como Chernóbil y Fukushima han evidenciado la destructividad y los riesgos asociados con la energía nuclear. De manera apremiante, la gestión de los residuos nucleares y la constante preocupación por la proliferación nuclear siguen siendo temas significativos para la comunidad global.
Cintas como Oppenheimer - 95% nos regalan la oportunidad realizar una mirada crítica al pasado, para comprender a fondo la compleja realidad del presente. Y, en ocasiones puntuales de la historia cinematográfica, esta contemplación histórica se configura mediante una gran pieza fílmica que quedará enmarcada, probablemente, como una de las mejores citas de la década.
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