Cada año, el festival de MACABRO trae grandes sorpresas para los fanáticos del terror, la fantasía oscura y la ciencia ficción. Aunque la dinámica funciona muy bien para conocer artistas de otras partes del mundo, el evento no deja de lado a los creadores nacionales y siempre es interesante ver qué se está haciendo en el género, qué nuevas voces llegan a la industria, y cómo sigue la trayectoria de aquellos que ya llevan años trabajando, como Alejandro G. Alegre, quien sorprendió al público con Los Infectados y ahora presenta Ánima dentro del reconocido circuito.
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¿De qué trata Ánima?
Esta cinta de ciencia ficción nos presenta a Samuel (Marcos Duarte), un hombre que se encuentra con su hermano en una casa alejada de la sociedad donde las cosas rápidamente se saldrán de control cuando un doble se presente buscando algo para darle sentido a la realidad que ambos viven y que parece ser controlada por alguien o algo más. La historia propone algo muy íntimo y requiere la total atención del espectador que deberá tomar la iniciativa para ir resolviendo el gran acertijo que propone esta trama y el viaje mismo del protagonista.
Ánima forma parte de la larga e interesante lista de películas que MACABRO XXII presenta este año y Tomatazos tuvo la oportunidad de platicar con el director Alejandro G. Alegre sobre cómo nació la historia y todo lo que implica la contradicción tan humana del protagonista.
Esta entrevista ha sido editada por cuestiones de extensión y claridad.
Ánima es una película que trabajaste durante la pandemia mundial, ¿fue una historia que nace de esta sensación causada por la cuarentena o es una idea que ya querías tratar desde antes?
Nace específico de la pandemia y nace específico porque Marcos Duarte, que es mi actor fetiche, me planteaba que teníamos que hacer algo porque no había trabajo en la pandemia. Se quedó el comentario en el 2021 y después ya lo retomamos a los meses cuando le dije que estaba escribiendo algo y que podíamos hacerlo, pero que la cuestión era que tenía que hacer dos personajes.
Él me hablaba mucho de la esquizofrenia. Él me hablaba de esta parte de qué era lo que implicaba ser esquizofrénico y qué era lo que implicaba tener que lidiar contigo mismo encerrado. Y es a raíz de eso. No la hicimos ya en pandemia, bueno, estábamos grabando cuando fue el brote de la nueva cepa que era más agresiva y se nos contagió una chica que iba a hacer otro papel, pero ya fue en ese rebote.
¿Marcos Duarte ayudó en la creación del personaje principal, Samuel?
No. La escribí pensando en él, pero él no me ayudó a escribir la historia. Él tuvo el planteamiento de que sería interesante hacer algo de la esquizofrenia, algo de encierro y autosabotaje. Ése fue su planteamiento y lo demás yo lo escribí. Yo hice el guion pensando en poderlo narrar con un acercamiento de ciencia ficción más que de terror, pero siempre se me termina por escapar el terror psicológico. Creo que es algo que termino yo por abordar de forma casi inconsciente.
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En general tus películas tienen ese aspecto psicológico, ¿por qué deseas tanto enfatizar estas contradicciones humanas de esa forma?
Pues creo que porque me hacen ruido a mí mismo de mi entorno. Tengo buenos amigos con los cuales me llevo muy bien y de repente me caen muy mal, o mi propia familia de repente me llevo muy bien con mi hermano y luego me cae muy mal por algo, y a veces me arrepiento de hacer cosas y me pregunto por qué reaccioné de esa forma. A mí, la cuestión psicológica y la cuestión de socializar es algo que se me complica mucho. Es algo que realmente me pone tenso y con el tiempo se ha agravado y se agravó muchísimo con la pandemia.
Entonces, es un miedo y una inquietud que siempre está latente y que aunque yo no quiera hablar de eso se termina escapando en mis propuestas. No es que me lo plantee, ‘voy a hacer una película de terror psicológico’, no, yo simplemente pienso que quiero hacer esto y tengo la posibilidad de hacerlo en un hospital, o de hacerlo en Tepoztlán, o en una casa abandonada, y escribo, escribo, escribo, y ya cuando me doy cuenta ahí están las contradicciones del actuar del ser humano.
A diferencia de tus otras cintas, Ánima es mucho más íntima, tanto que tienes a un solo personaje desdoblado. El uso de los dobles o doppelgängers puede servir para ejemplificar una especie de castigo, a veces divino, que no puede solucionarse, ¿pensaste en eso para esta historia?
No hay una parte teológica, pero sí esta situación donde solitos nos hacemos daño; solitos nos damos en la madre. Tiene que llegar entonces algo superior para tratar de guiarnos y de controlarnos. No como una parte teológica, religiosa, divina, pero sí como una parte que si tiene más conocimiento te va a señalar tus errores. Tú puedes hablar con un amigo y le dices tus problemas y el amigo, como lo ve desde afuera, te los soluciona en tres minutos. Pero cuando uno está metido en el problema hasta se sabotea más, se tropieza más, comete más tonterías. Entonces, es una parte que simplemente lo ve desde afuera y es la que te podría ayudar a solucionar las cosas, y que nosotros al estar metidos en eso pues simplemente no lo vemos. De hecho, lo hacemos más complejo, lo tergiversamos más; es como estar en arenas movedizas, en vez de salir de la forma más tranquila, pataleas y te hundes más. Eso, aparte de que me parece muy interesante en el actuar del ser humano, eso es lo que sucede con estos personajes como huérfanos, por así decirlo, de algo que los guíe.
En el caso de Ánima, el doble no sirve tanto como una representación de las represiones como en Enemy - 75%, sino del coraje por las cosas que quiere hacer y en las que se estorba a sí mismo.
En su momento vi 'Enemy' y me encantó por su final ambiguo. Como comenté en la proyección de la película, este es mi intento por hacer algo muy parecido a 'Abre los Ojos', pero sí tenía yo la idea de qué pasaría si yo me encontrara a mí mismo. ¿Me haría amigo de mí mismo?, ¿me odiaría a mí mismo o hasta le tendría envidia? ¿Me tendría envidia por ver que hay otra persona idéntica a mí que hace algo mejor que yo? Ésa era mi duda, si yo soy tan egoísta, si tengo tan grande el ego que hasta a un desdoblamiento mío yo le podría tener ese coraje de ser algo que yo no me permito tan fácil y por ahí nace un poco. En ese sentido sí se emparenta con las distancias de respeto que yo le tengo a Denis Villeneuve para decir que si, ahí hay un referente pues que sí se hace muy similar a esta propuesta que yo tengo.
Es curioso cómo este encuentro con un doble puede resultar así, en querer hacerle daño al otro que soy yo.
Sí, en vez de capitalizarlo para crecer…en la película hay una frase que se repite varias veces que es ‘evoluciona’, y esa frase se dice pero no se escucha por el personaje y nunca evoluciona. En vez de aprovecharlo y capitalizarlo para tú crecer y para evolucionar, para hacerte alguien con algo que te haga disfrutar más la vida, no lo haces. Es como este comentario que se hace mucho en México de los cangrejos que en vez de ayudarte a salir, jalas la pata. Tiene mucho que ver con ese coraje, pero también eso yo lo veo como que estamos tan solos que si alguien nos supera sentimos que nos vamos a quedar todavía más solos, porque el que nos supere se va a ir y nunca nos va a llevar con él. Entonces ahí viene como esta envidia, ahí viene este coraje y el querer hacer todo de la forma en la que nosotros creemos que se debe hacer. Concedemos muy poco el confiarle al otro el que nos ayude a evolucionar. Imagínate, si yo tengo miedo a quedarme solo de la sociedad, quedarme solo de mí mismo, que una parte de mi me abandone y se vaya, pues es peor.
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La película utiliza varias imágenes para construir este mundo. Al principio es un laberinto y es interesante que la idea de estos juegos es seguir el camino hacia la salida, pero tu protagonista trata de saltarse eso, hace trampa.
De hecho, ignora lo que implica el propio laberinto. El laberinto implica que hay una tarea por hacer, pero deja de lado la otra tarea que ya hizo el hermano. Con esto me refiero a que está cerrado en ‘es que tienes que hacer esto porque yo considero que debes hacerlo en la forma en la que yo digo que se tiene que hacer’, y cierra los ojos ante una posibilidad que de hecho nunca deja que evolucione para sí mismo. [Samuel] es un personaje muy cerrado, que no está abierto a absolutamente nada, se da de topes con pared todo el tiempo a pesar de que podrían existir señales que le darían la opción de dar un giro, y tratar de salir después de un tiempo considerable.
En una parte de Ánima aparece un cráneo que representa dos mitades, casi como un glitch, lo que funciona bien para mostrar este conflicto interno.
Sí, yo traté de poner las mayores referencias de simbología visual en la película. Algunas tal vez son más fáciles de encontrar, algunas otras…tampoco creo que sean tan difíciles, pero no lo sé. A veces me pasa en películas que de repente no veo algo y hasta un tercer visionado digo ‘no estaba escondido, ¿por qué no lo vi?, ¿en qué estaba distraído?, o ¿cuál era mi obsesión en esa película que no lo vi en ese momento?’ Pero sí trato de dejar mucha simbología que cierre el círculo de la propuesta que yo hago en esta historia. Es una propuesta que, como me gusta repetirlo, es ambigua y laberíntica. Es una historia que tiene todo el sentido de darle vueltas a muchas cosas de forma innecesaria, pero que sí me preocupé porque cerrara la historia, a pesar de que lo que viste en todo momento tal vez no pareciera tener sentido, al final sí cierra.
No sé si lo hice bien. Eso dependerá de cada espectador. Habrá quien dirá que le gusta y lo entiende, o no le gusta y no le entiende, o que no le entiende pero le gusta, y todo es válido. Pero sí, mi objetivo en este proyecto siempre fue dejar ambigüedades que el espectador pudiera llenar, no de la nada, sino con base en todo lo que fue sucediendo en la historia.
Ánima se siente casi como materializar una sesión de terapia psicológica donde a veces nos enfrentamos a nuestras contradicciones y miedos, donde a veces avanzamos un paso y retrocedemos tres. En ese sentido me sorprende el control que tuvo Marcos Duarte con el rol de Samuel, ¿cómo lo fuiste guiando para eso?
Él tenía total libertad de construir a cada uno de los personajes. La única indicación fue que uno tenía esta parte cerrada, el ego muy alzado, etc., y el otro debía tener un cierto tipo de autismo, más aparente que real, y era por una cuestión también de verlo como un niño. Uno era como una personalidad atrapada dentro de un niño y la otra atrapada en un adulto ya cerrado, aferrado a que no va a cambiar. Como bien dicen ‘perros viejos no aprenden nuevos trucos’. Uno es la inocencia contra el que ya no cambia, y el otro es el que cree que el mundo está hecho de ciertas cosas.
A veces decíamos esto puede ser más sutil o no. pero él lo fue guiando y lo fue construyendo. Digo, sí hubo cosas que en la edición de repente yo sentía que se botaban o que quedaban cortas y por eso hicimos algunas tomas con distintas intensidades. Sabia que iba a haber una construcción también en edición. Cuando yo sentía que tenía que cubrirme para poder jugar con intensidades, le pedía a Marcos tonos distintos, y él, que es un actor con todas las tablas del mundo, sin ningún problema lo hacía.
¿Fue por este tratamiento tan psicológico e intimista que decidiste acercarte a la ciencia ficción?
Tiene que ver con la ciencia ficción porque yo lo que quería era que estuvieran encerrados en la mente de alguien. Tiene mucho de onírico, de lo que pasa en los sueños donde ves a alguien y de repente le cambia la cara, cosas que se detonan en un sueño y no sabes por qué, pero yo quería que esto fuera guiado por una parte tecnológica. Que la parte tecnológica fuera consciente de que el personaje estaba enfrentándose. No quería dejárselo al inconsciente porque de otro modo es todavía más complejo.
Para cerrar, ¿ya estás pensando en tu siguiente trabajo? ¿Nos puedes compartir algo al respecto?
Estoy con la tarea de querer hacer una película pero ahora de brujas. Estoy ya en pre-producción, estoy a punto de, según yo, empezar a grabar. No soy alguien que diga ‘si lo cuento ya no se hace’. Lo que se tenga que hacer se va a hacer, así que estoy en eso. Es una película de brujas por dos razones. Número uno, porque nunca he hecho nada de brujas; y número dos, porque siempre todas mis películas son de puros hombres. Esto es por una cuestión de que respeto mucho el hecho de que yo no me creo una autoridad en saber lo que piensa y cómo se mueve y cómo siente una mujer, pero en este punto creo que me debo de dar la apertura para hacer algo que nunca me he atrevido a hacer, tratar de contar una historia femenina con mi propio bagaje masculino, incluso machista porque, digo, yo fui educado con cierta idiosincrasia machista, y a pesar de eso trato de hacer una película que sea femenina.
En esta película tengo 11 personajes y sólo tres son masculinos; en el crew estamos micha y micha. Es todo eso, el cambiar todo mi esquema y también el salirme de mi zona de confort. No repetir con nadie; es muy cómodo repetir con Marcos porque él va a hacer todo lo que yo le diga y lo va a hacer a la perfección, y creo que ya es momento de que yo me quite de esa zona de confort, trabajar con actrices con las que no he trabajado nunca y con una historia que sea vista a través de los ojos de una mujer, y de una mujer bruja que implica todavía más cosas. El arquetipo de la mujer bruja es algo que ahorita me llama mucho la atención y me obsesiona mucho.
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