El cineasta mexicano [Director] Everardo González presenta ante el público su último documental, [Pelicula] Una jauría llamada Ernesto. La película, que utiliza un interesante enfoque al colocar cámaras en la espalda de los jóvenes protagonistas, revela una cruda realidad: en México, es más fácil darle un arma a un niño que alimentarlo y educarlo. El proyecto tiene como resultado una recalcitrante realidad que se ha llevado todos los aplausos de la crítica.


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Miradas necesarias en el cine nacional





González, un laureado cineasta especializado en documentales que exploran la violencia y sus consecuencias en México, enfrentó el desafío de filmar a menores y jóvenes inmersos en un entorno violento y armado. La historia se narra desde la perspectiva colectiva de estos, bajo el nombre Ernesto, quienes comparten sus experiencias y las de otros jóvenes que conviven a diario con armas de fuego en medio de un tejido social fracturado por la violencia.

En su momento, la pandemia interrumpió la filmación, no obstante, muchos de los involucrados continuaron documentando esta pieza. La música, realizada por traperos callejeros como Haxah y un bajista del grupo Zoé, añade una capa adicional de autenticidad al retrato de la vida en Tepito, convirtiéndolo la celebración de la vida cultural del lugar, con batallas freestyler de rap y murales coloridos característicos de este barrio, a la par de dar testimonio de su rostro más inclemente. Haxah, también se encarga de contar una historia distinta a los destinos de “Ernesto”, pues es gracias la entre el arte que logra sortear favorablemente la violencia, no sin una ardua lucha diaria de por medio.



Calificación de la crítica de Una Jauría Llamada Ernesto (Crédito: Tomatazos)








La violencia que nos toca a todos




El director una vez más demuestra su capacidad para narrar de manera impactante situaciones de violencia normalizadas ya por toda una generación dentro de la sociedad mexicana. En esta ocasión, ofrece una reflexión sobre la desensibilización generalizada ante la violencia, particularmente para quienes les toca crecer en un contexto altamente vulnerable. Este día a día de la juventud mexicana, que crece en un entorno donde es más accesible un arma que un futuro con sus necesidades básicas cubiertas, no es más que el fiel reflejo de una sociedad herida de gravedad desde dentro.


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Pero esta cinta también busca desnuda muchas de las preconcepciones, muchas veces estereotipadas, del espectador al alejarlo de la mirada voyerista ante el sinsentido de la violencia. Si bien esta suerte se ensaña con un sector específico de la sociedad, la violencia nos toca a todos, y el director es muy consciente de esto al tiempo de presentarnos la vida de sus protagonistas.



Un timing perfecto





Pero sin buscar señalar inocentes o culpables, la película que se perfila para llevarse de nueva cuenta todos los premios a nivel nacional, esta vez desde la madurez de un cineasta que ha dado en el clavo con el momento social que atraviesa toda una nación. con algo de fortuna, este esfuerzo artístico significará que el cine mexicano se atreva cada vez más a este tipo de miradas tan poderosas como reveladoras.

Lo cierto es que, Una jauría llamada Ernesto, que se estrena este vierne s en Vix, no sólo ofrece un vistazo impactante a la realidad de los jóvenes mexicanos inmersos en la violencia armada, sino que también plantea preguntas incisivas sobre la sociedad y el futuro de aquellos que luchan por abrirse camino en un entorno desafiante. El también director de [Pelicula] Yermo y [Pelicula] La Libertad del Diablo, continúa utilizando el cine como una herramienta para confrontar y cuestionar las normas sociales, invitando al espectador a reflexionar sobre la difícil realidad que enfrentamos todos en este país.



¿Qué dice la crítica de Una jauría llamada Ernesto?







AJ Navarro de Pólvora



…aunque lo que escuchamos o lo que se ofrece de panorama no es algo que sea realmente desconocido, es atemorizante la forma en cómo lo cuentan, dándole un lado humano a esa perspectiva donde el primer asesinato es un reflejo de miedo (…) Sin dejar de lado esa vena de denuncia contra la policía y las autoridades que permiten que este tráfico de armas y violencia persista, la cinta es la voz de aquellos cuyo futuro fue truncado por las circunstancias y ahora sólo queda huir o morir.



Juan Patricio Riveroll de Revista de la Universidad de México



La investigación y el guion realizados por González, Daniela Rea y Óscar Balderas —los dos últimos, periodistas expertos en el tema— revelan el entramado que hace posible que un chamaco de 13 o 14 años pueda tener acceso a una pistola, cómo están involucradas las mismas fuerzas armadas que dicen combatirlo (del policía del vecindario a los generales del ejército) y lo común que se ha vuelto en ciertas comunidades que los adolescentes porten armas para usarlas
.



Benjamin Torres de Desnos Editorial



Everardo González es muy poético. A pesar de que lo que se muestra es un documental sobre la violencia, lo que vemos en pantalla tiene una estética visual que impacta por su originalidad. Ya se demostró en Cuates de Australia y Yermo que cuando el cine documental de Everardo González quiere ser poético lo es. Y en Una jauría llamada Ernesto lo demuestra, pero ahora en una temática que parece ser una continuación de La libertad del Diablo. Tres ritmos coexisten en esta hora casi veinte: el de las imágenes, el de la narración y el de la música. A veces los tres convergen y se crea una escena memorable.







Andrew Parker de The Gate



…puede no ser tan auténtica a nivel visual, porque requeriría que González fuera partícipe directo de una actividad ilegal, pero las historias contienen mucha verdad. Estilísticamente, el documental se siente como una especie de videojuego de pesadilla, donde el espectador presencia en silencio a otra persona caminando por un mundo asombrosamente parecido al nuestro. Si bien esto deja muchos puntos ciegos potenciales en términos de crear un retrato integral de la violencia armada en México, González tiene un conocimiento firme sobre el lenguaje cinematográfico que quieren emplear, y 'Una jauría llamada Ernesto' presenta una gama bastante amplia de experiencias anecdóticas que logra escalofriar y cautivar más que muchos documentales sencillos sobre el tema.



Liam Lacey de POV Magazine



Original y memorable, 'Una jauría llamada Ernesto' es una de esas experiencias construidas donde convergen mensaje y técnica. No está claro si la sensación de mareo que evoca la película se debe al contenido preocupante o al mareo causado por los iPhones que rebotan.



Vladan Petkovic de Cineuropa



Al principio, la película resulta un tanto frustrante, ya que lo primero que el espectador piensa es que el dispositivo de filmación constituye simplemente una ingeniosa introducción a un documental más directo, por lo se acaba llevando un chasco al darse cuenta de que la perspectiva no cambia en ningún momento. Aun así, no tarda en sumergirse en este mundo, y la perspectiva le mantiene alerta. La historia va adquiriendo más coherencia y emoción mediante un proceso de montaje indudablemente complicado del que se encarga Paloma López Carrillo, que ha recopilado estos fragmentos en varios segmentos largos.

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