Emerald Fennell, quien en 2020 hizo su debut con Hermosa Venganza - 90% (cinta por la que ganó el premio Óscar y el BAFTA a mejor guion original), regresa detrás de la cámara y de la escritura con Saltburn - 60%, una sátira que combina el cine excesivo con una provocación ingenua que plasma las pretenciones de la aristocracia inglesa de 2007, así como un ejercicio hermoso de estilo que contiene una metáfora obvia y confusa de la lucha de clases.
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La también productora y showrunner de la segunda temporada de Killing Eve - 98%, y actriz de The Crown - 100%, Barbie - 88% y Call the Midwife, es exalumna de la Universidad de Oxford al igual que su personaje Oliver Quick, un estudiante brillante e inadaptado con una situación familiar difícil interpretado por Barry Keoghan (El Sacrificio Del Ciervo Sagrado - 75%, Los Espíritus de la Isla - 95%).
El elenco lo completa Jacob Elordi como Felix Catton, Rosamund Pike como Elspeth, Alison Oliver como Venetia, Archie Madekwe como Farleigh, Richard E. Grant como sir James y Carey Mulligan como Pamela. Además cuenta con Linus Sandgren (Babylon - 63%, La La Land: Una Historia de Amor - 92%) como director de fotografía y con Anthony B. Willis (M3gan - 68%, Hermosa Venganza) como compositor.
¿De qué trata la película?
Luchando por encontrar su lugar en la Universidad de Oxford, el estudiante Oliver Quick se ve arrastrado al mundo del encantador aristócrata Felix Catton, quien lo invita a pasar un verano inolvidable en Saltburn, la residencia de su excéntrica familia. La crítica es ligeramente positiva con la película: la originalidad de Fennell reside en su apuesta por un cine excesivo cuyo estilo destaca en la manera que plasma la pretenciosidad y el mundo aristocrático inglés. Además, la fotografía de Linus Sandgren y la música de Anthony Willis potencian las imágenes de la directora (cuyos temas en esta ocasión son la violencia, el sexo, el deseo, el cinismo, el sadismo, la crueldad y las clases sociales). Sin embargo, el acto final es paródico, discordante con la primera parte y previsible, y está llena de ideas que no quedan claras. Lo anterior hace que a pesar de los aciertos, agregados a las magníficas actuaciones de todos los involucrados y un dominio del diálogo adecuado al género, la segunda película de Emerald Fennell resulte bella pero vacía con una confusión de lo que significa la lucha de clases.
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¿Qué dice la crítica de Satburn?
Nicholas Barber de BBC:
...si lo ves como una fantasía pulp espeluznante en lugar de una sátira penetrante, entonces Saltburn es tremendamente agradable. Son el diálogo y las actuaciones lo que la elevan. Oliver queda asombrado cuando ve los invaluables viejos maestros en las paredes revestidas de roble de la casa. Cada escena en la que Pike, Grant y Mulligan compiten por ser los más desagradables puede provocar la misma reacción en el espectador.
Jordan Ruimy de World of Reel:
Si busca sustancia en Saltburn, busque en otra parte. Al igual que Hermosa Venganza de Fennell, esta película puede parecer más un ejercicio de estilo que de sustancia, pero es mucho más entretenida y requiere más riesgos, algunos de los cuales valen la pena. Ayuda que las cualidades oníricas de la película se vean realzadas aún más por las coloridas paletas del director de fotografía de La La Land, Linus Sandgren (...) Todo equivale a un placer culpable, uno lleno de esos momentos impecablemente realizados que generan un inmenso placer en el exceso orgiástico.
Nick Schager The Daily Beast
Saltburn es experto en generar shocks oscuros y demenciales, pero su trama a veces es torpe y hay pocas sorpresas con respecto a su destino final. De manera similar, la dirección de Fennell es elegantemente fuera de lugar pero incapaz de complementar las ideas temáticas originales del material...
Marshall Shaffer de Slant Magazine:
Ya sea sexualidad, género, clase, edad o raza, apenas hay un tema candente de identidad que Fennell no invoque para amplificar lo que está en juego en una metáfora obvia (...) El círculo de personajes excéntricos, que van desde la desconcertada madre de Felix, Elsbeth (Rosamund Pike), hasta su libre y mestizo primo, Farleigh (Archie Madekwe), son poco más que sus afectaciones, dado que la película prioriza la estética sobre el análisis. Sin más carne en los huesos de estas caricaturas, el burlesco grotesco de la corteza superior de Fennell no puede extraer sangre.
Maureen Lee Lenker de Entertainment Weekly:
Saltburn es un retrato provocativo y violento de la repulsión y el deseo, que explora las formas en que el deseo intenso puede transformarse en algo profundamente perturbador. Fennell entiende que la obsesión no se trata simplemente de posesión: su objetivo final es consumir por completo el objeto de su fascinación: lamer el plato hasta dejarlo limpio, por así decirlo. La película no es para los débiles de corazón, pero es visceralmente convincente y no tiene miedo de deleitarse con su propia rareza elegante. Sus infinitas capas visuales y literarias atraerán a sus ardientes admiradores una y otra vez, porque es un triunfo del cine del exceso, en todo su esplendor orgiástico y sin complejos.
Peter Debruge de Variety:
El debut de Fennell prometía una voz y un estilo originales e intrépidos. Saltburn ciertamente tiene actitud, pero no tiene nada nuevo que decir (...) Enfrentada a un mar de contenido insulso e indistinguible, Fennell quiere causar una buena impresión, adoptando la estrategia de provocar al público con algo que nunca antes han visto. Todo es parte de la memeificación de las películas, y Fennell parece bastante inteligente a la hora de cargar la película con frases ingeniosas y comentarios visuales. Estos recursos para llamar la atención no son suficientes para elevar Saltburn al nivel de innumerables películas a las que se parece...
Richard Lawson Vanity Fair
Para algunos, eso puede arruinar la experiencia de Saltburn: un último condimento equivocado que mancha toda la comida. En mi opinión, sin embargo, hay suficiente para saborear en los primeros tres cuartos de la película (su furia, su sexo y su creciente temor) para que no todo esté perdido. ¿Cómo podría serlo cuando Pike, Keoghan, Elordi y el resto del elenco tienen un dominio tan fino de sí mismos, desplegando hábilmente su fisicalidad y entregando picantemente un desfile de líneas agrias? Elegante e intrigante, Saltburn resulta atractivo durante la mayor parte de su carrera y, por lo tanto, un tropiezo, incluso uno grande, puede perdonarse en su mayor parte.
Courtney Howard de The A.V. Club:
Con muchas películas que contienen comentarios sobre la disparidad de clases que ya están en el espíritu de la época, los sentimientos de Saltburn no son muy diferentes y, peor aún, habla con ambos lados de la boca cuando describe a los ricos como monstruos aborrecibles vestidos con lujosas ropas de diseñador. Fennell no logra profundizar en la superficie para analizar su locura, y poner un mínimo de interés enraizable en este protagonista (ya sea que esté a favor o en contra de él) conduce a un resultado confuso. Quizás ese sea el verdadero problema.
Yasmine Kandil de Discussing Film:
No hay duda de que Saltburn ofrece un misterio atractivo y entretenido, pero es difícil evitar la sensación de que esta historia cree que es mucho más inteligente de lo que realmente es. Al utilizar plenamente su estilo y sus actuaciones de primer nivel, la película intenta desesperadamente enmascarar el hecho de que es simplemente una repetición de un examen de clase que ni siquiera logra formular un argumento para sus motivos.
Álvaro Cruz Soleto de Diario La Comena:
Saltburn es buena momento a momento hasta el acto final, donde cae en picado y todo lo que has disfrutado de la obra se convierte en algo vacío y sin valor. Aun así, recomiendo ir a verla para poder ver sus momentos más impactantes y para poder ver su plano final, el cual le pertenece a una película mejor. Es irónico que, en una obra sobre clase, exceso y traición, sean precisamente un exceso de giros y una malinterpretación de la lucha de clases las cosas que hagan que Satlburn se traicione a sí misma.
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