Romulus, Remus y Khaleesi, nombres que de ahora en adelante sonarán bastante seguido, caminan sobre la nieve de un mundo moderno, pero sus genes llevan el eco de un pasado glacial. No son personajes de ficción, aunque bien podrían serlo. Son lobos huargos, similares a los de ‘Game of Thrones’, criaturas legendarias del Pleistoceno que han regresado gracias a una hazaña científica sin precedentes.
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El lobo huargo fue un depredador formidable. Vivió en Norteamérica entre hace 125,000 y 10,000 años. Sus fósiles cubren gran parte del territorio que hoy es Estados Unidos. Medían más que los lobos actuales y pesaban hasta 150 kilos. Eran blancos, musculosos, y cazaban en manada. Desaparecieron al finalizar la última Edad de Hielo. Se extinguieron junto a otras especies gigantes como el mamut lanudo. El cambio climático y la competencia con otros depredadores sellaron su destino. Durante milenios, su figura habitó solo en los huesos y la imaginación. Hasta ahora.
¿Cómo revivieron a los lobos huargos?
Colossal Biosciences, una empresa de biotecnología con sede en Texas, se embarcó en una misión: traer de vuelta especies extintas. En 2021, bajo la dirección de Ben Lamm y el genetista George Church, comenzaron a trabajar en la recuperación de ADN de fósiles antiguos. Lo lograron con la ayuda de fósiles encontrados en Ohio e Idaho. A partir de un colmillo fosilizado de 13,000 años y partes de un oído interno de 72,000, reconstruyeron el genoma del lobo huargo. No fue clonación. Fue algo más complejo: tomaron células de lobo gris y reprogramaron sus genes. Introdujeron rasgos ancestrales y así nacieron Romulus y Remus, los primeros de su especie en milenios.
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¿Dónde viven ahora los nuevos lobos huargos?
Los cachorros viven en un santuario de 2,000 acres al norte de Estados Unidos. Comparten territorio con bisontes, alces y otras especies del norte. Khaleesi, la más pequeña, todavía es una bola de pelo blanco que parece más oso que lobo. Romulus y Remus ya pesan más de 80 kilos a los cinco meses. Se espera que alcancen los 140. Sus cuerpos son largos, sus patas fuertes y su pelaje espeso. Tienen colas gruesas, casi como de zorro. Y una melena blanca que no se intuía en los fósiles. Son imponentes, silenciosos, bellos. No solo parecen criaturas de leyenda: lo son.
¿Por qué se eligió al lobo huargo y no a otra especie?
Colossal no tenía planeado traer de vuelta al lobo huargo. Su interés inicial estaba en especies como el mamut y el tigre de Tasmania. Todo cambió cuando visitaron a la Nación MHA (Mandan, Hidatsa y Arikara) en Dakota del Norte. Ahí, el líder tribal Mark N. Fox cuestionó sus prioridades. Habló de un lobo grande, blanco y fuerte, conocido entre su pueblo como el gran lobo. Aquel que muchos creen que era el lobo huargo. Ese momento encendió una chispa. Traer de vuelta al lobo huargo no solo sería un logro científico. También podría convertirse en un símbolo de la restauración ecológica americana.
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¿Son estos lobos idénticos a los de hace 10,000 años?
No del todo. No hay células vivas originales. Pero los científicos editaron su ADN con tal detalle que los resultados son asombrosamente cercanos. Sus voces, por ejemplo, aún son un misterio. Tienen cuellos más gruesos, lo que sugiere aullidos más profundos. Pero nadie puede asegurar si su llamado se parece al de sus ancestros. La genética puede restaurar la forma, pero no la memoria.
El regreso del lobo huargo simboliza algo más profundo que una hazaña científica. Representa una reconciliación con el pasado. Un intento por reparar lo que la humanidad perdió y olvidó. Este animal, con su pelaje blanco y mirada ancestral, es un recordatorio viviente de que la extinción no siempre tiene que ser definitiva. Que, con el conocimiento adecuado y la voluntad necesaria, la vida puede volver a encontrar su camino.
Y mientras Romulus y Remus corren entre los árboles nevados, el norte recuerda. Los lobos huargos de ‘Game of Thrones’ volvieron.
Con información de Den of Geek.
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