Una sombra se mueve entre los estantes del supermercado. No gime. No corre. Solo espera. Observa. Respira de un modo antinatural, pero parece hacerlo con intención. Ellie apunta, dispara y el silencio vuelve. Sin embargo, algo queda en el aire: una pregunta que hiela la sangre. ¿Estaba pensando ese infectado? ¿Podía razonar su ataque? El primer episodio de la temporada 2 despertó una inquietud que hasta ahora solo susurraban los foros: ¿los infectados de ‘The Last of Us’ están conscientes de la infección?
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Desde su aparición, la serie nos ha mostrado horrores indescriptibles, pero siempre dentro del margen de lo esperado: cuerpos dominados por un hongo parasitario, mentes perdidas en un abismo sin retorno. O eso creíamos. Lo que vimos el domingo trastoca la certeza. El acechador del supermercado no actuó como un simple predador, mostró astucia y paciencia. Cierta clase de cálculo que va más allá del instinto y eso cambia todo.

Los infectados de ‘The Last of Us’
Los infectados de ‘The Last of Us’ no son zombies típicos. No reviven después de morir. No responden a magia ni a experimentos científicos. El origen de su condición es más perturbador: un hongo real. El Cordyceps, que en la naturaleza controla insectos, muta en el universo de la serie para infectar humanos. Al entrar al cuerpo, toma el control del sistema nervioso. La víctima sigue viva, pero pierde la voluntad. El cuerpo actúa, pero no bajo su dominio.
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La franquicia ha explorado diversas etapas de esta infección. Desde los “corredores”, recién convertidos y aún humanos en apariencia, hasta los temidos “chasqueadores”, deformes y ciegos, guiados por el sonido. A esto se suman los acechadores, una etapa intermedia. Conservan habilidades físicas más humanas. Se mueven en las sombras. Observan antes de atacar. El nuevo episodio muestra uno que va aún más allá.
¿Qué pasó en el primer capítulo de la temporada 2?
En el arranque de la segunda temporada, Ellie explora un supermercado con su grupo. Entre los escombros, un acechador se mantiene oculto. Su comportamiento resulta inquietante. No ataca de inmediato y no grita. Elige el momento y embosca a Ellie con precisión, pero no parece actuar al azar. Ellie logra abatirlo con un disparo, pero no sin antes dejar una impresión imborrable.
Este infectado no se comporta como un simple instrumento del hongo. Hay algo más, un resquicio de conciencia, inteligencia quizás. Una mirada más atenta y un instinto afinado. Algunos fans creen que los infectados de ‘The Last of Us’ podrían retener fragmentos de su humanidad y eso abre una herida filosófica.
¿Los infectados conservan algo de su conciencia?
En el videojuego original, existen pequeñas pistas. En ciertas notas y grabaciones, personas recién infectadas describen cómo sienten que pierden el control, pero no de inmediato. Uno de los documentos más escalofriantes relata cómo alguien aún puede pensar mientras su cuerpo ya no le obedece. En otra escena del primer juego, un infectado parece hablar, disculparse y llorar mientras engulle a otro ser humano.
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Estos gestos fugaces alimentan la teoría de que los infectados de ‘The Last of Us’ no están completamente perdidos. El hongo domina, sí, pero no borra todo. Tal vez lo más cruel no sea convertirse, sino seguir consciente en el encierro de un cuerpo ajeno.
¿Qué implicaría que los infectados estén conscientes?
La idea cambia por completo la historia. Ya no hablamos de monstruos sin alma, sino de personas atrapadas en su propio infierno. Cada enemigo abatido no sería un ser vacío, sino alguien sufriendo. Esto reconfigura la ética de la violencia en el juego y la serie. Ellie, Joel, los demás sobrevivientes… todos estarían matando no a zombis, sino a prisioneros de una voluntad ajena.
Los creadores de la serie, Craig Mazin y Neil Druckmann, han insinuado que explorarán el horror de la infección desde nuevas perspectivas. Tal vez eso incluya mirar dentro de la mente del infectado. Tal vez ya lo hicieron en esa escena del supermercado. El hecho de que haya ocurrido en el primer episodio no parece casual. Es una advertencia.
El terror en ‘The Last of Us’ no reside solo en los infectados. Habita en la ambigüedad moral, en los silencios y en las preguntas sin respuesta. ¿Y si ese grito de ataque fue en realidad un último intento de pedir ayuda? ¿Y si esa emboscada fue una estrategia nacida de la desesperación? Tal vez el horror más profundo no es convertirse, sino seguir sintiendo bajo una piel que ya no es tuya.
Los infectados de ‘The Last of Us’ ya no pueden ignorarse como simples monstruos. El acechador del supermercado nos obligó a mirarlos otra vez. Con otros ojos. Con miedo, sí. Pero también con una punzada de lástima. Porque, tal vez, en los rincones oscuros de su carne florecida de hongos, todavía queda algo humano. Y ese algo nos mira, nos recuerda, nos teme.
El segundo capítulo de la temporada 2 de ‘The Last of Us’ llega esta noche a la plataforma de MAX.
Con información de Collider.
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