El estreno de Star Wars está prácticamente sobre nosotros. Han sido meses de esperar anuncios oficiales, tráilers, imágenes, discutir expectativas con otros, evitar spoilers, etc.; eso, por supuesto si eres fanático de la saga o tienes interés en las películas. De lo contrario, el último año probablemente te ha resultado entre absolutamente normal o ligeramente molesto cuando, de alguna forma, la plática entre amigos se desviaba (otra vez) hacia Star Wars, o si cada noticia, anuncio publicitario y publicación en redes sociales estaba relacionada a la franquicia. Quizá eres del grupo que verdaderamente se exasperó ante este bombardeo de mensajes y decidió expresarlo.
Por otra parte, Star Wars puede significar mucho para ti y no entiendes tanto odio. Luego comenzaron las inacabables discusiones en internet, quizá una que otra se trasladó a la vida real. Este es un ciclo de actitudes reaccionarias que parece no tener fin, y todo por una película. O muchas.
La verdad es que este es simplemente el resurgimiento de un conflicto que ha existido desde hace décadas. La pregunta en el núcleo de todo siempre ha sido la misma: ¿Qué tiene de especial Star Wars para justificar tanta discusión, tanta pasión? La verdad es que nadie tiene la respuesta definitiva. Se trata de un fenómeno multifacético. Por un lado, es algo cultural: Ha estado presente desde la infancia hasta la vida adulta de más de una generación, y las historias que cuenta le hablan a las personas (como suele hacer la ficción); las historias de ese universo particular simplemente tienen un alcance mayor y sus temas son sencillos de apropiarse. Por otro lado, es un fenómeno comercial: No es difícil imaginarse que pocas cosas en la vida generan tanto dinero como Star Wars, y esto le ha dejado permear virtualmente todos los medios de consumo popular a lo largo de su existencia.
Así que se trata de una afición doble, en la que puedes pasar horas discutiendo los aspectos más azotados de los filmes, a la vez que permite la indulgencia materialista de cubrir tu vida de pies a cabeza en logos e imágenes de este universo. En pocas palabras, puedes amarlo con la mente y la cartera. ¿Eso le molesta tanto a la gente? La triste verdad es que sí. Recordemos que vivir en sociedad es vivir en conflicto, y a veces los conflictos pueden ser sobre la cosa más ridícula del mundo.
Hay gente a la que simplemente le da comezón el ver a otros felices con sus aficiones. Para ellos, ignorarlos no es suficiente; hay que antagonizar con ellos, incluso rebajarlos por expresar amor a cualquier cosa en este mundo plagado de cinismo e ironía. Y quienes juran que no les importa la franquicia van en la misma caja; si los amantes y detractores de esta saga son como perros y gatos, los enaltecidos que quieren hacerle saber al mundo que no quieren saber nada de Star Wars son las pulgas que se cuelgan de ambas criaturas.
También está la otra cara del asunto. El fanatismo por Star Wars llega a ser sobrecogedor. Conocer cada minucia de cada película (y cómic, novela, serie, video juego…) o simplemente estar emocionado por el evento que representa el estreno del Episodio VII da lo mismo para quien ya está cansado de que la gente le esté vendiendo, directa o indirectamente, la idea de este mundo ya establecido. ¿En verdad es posible ignorarlos? Por supuesto, pero esas personas sensibles y razonables no son quienes provocan los conflictos, ni tampoco los amantes de Star Wars que se dan gusto e ignoran a las voces necias que los critican. No, el problema es entre los bandos más gritones de cada grupo, aquellos que no dejan ir una sola afrenta a sus opiniones ni se detienen a pensar que, oye, quizá esto en verdad no importa tanto como para lanzar insultos por internet.
Finalmente, la verdad es que ambos bandos en este pleito están peleando contra molinos de viento. No hay una base central de amantes de Star Wars, ni tampoco una para quienes la odian tanto que le dedican tiempo. Todos los argumentos e insultos se vuelven gritos a nadie en particular en una cámara de eco: Las personas hablan más entre ellos sobre cómo detestan a “esos” que aman/odian a Star Wars y sobre cómo se la pasan hablando de cuánto aman/odian Star Wars “en vez de hacer algo de provecho con su tiempo”.
Así que este día, a tan solo unas cuantas horas del estreno de Star Wars: El Despertar de la Fuerza, verdaderamente una de las películas más esperadas de la última década, tienes que mantener algo en mente; si vas a verla, ignora a todos esos malhablados que no entienden tu pasión por una de las sagas más populares de todos los tiempos y pasa las mejores dos horas de tu año con una sonrisa en el rostro; si no la vas a ver porque no te gusta Star Wars, ignora a esos azotados con sus cuentos ñoños y simplemente entrégate a lo que más te guste hacer, y demuéstrales que nadie está obligado a amar algo solo porque Disney le invierte millones en publicidad. Si eres de los especialísimos que no tocan el suelo y se tomaron la molestia de presumir que son del 1% que no ha visto ni verá Star Wars, entonces corre a buscar otra tendencia para que jures que nunca le vas a entrar.