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Inspirar al asco es una afición entre ciertas películas de terror. No se trata de un desacierto, pero sí se ha vuelto casi una competencia de a ver quién saca a más audiencia de las salas de exhibición de películas durante sus estrenos en festivales. Aquí, el mejor marketing no es cuántas personas fueron a ver la película, sino cuántas dejaron de verla.
Náuseas, mareos y asco al más puro estilo de [Pelicula] Raw, fue lo que Kuso, largometraje estadounidense que desde su debut genera reacciones encontradas entre los espectadores debido a su alto contenido de purulencias e imprecaciones visuales al cuerpo de los involucrados. Los recursos se extremaron a grados estratosféricos y provocaron desagrado masivo. Raw contaba con una trama que justificaba tanto rollo: el conflicto entre vegetarianismo y canibalismo a modo de argumento de trama y conflicto narrativo. Los críticos, por su parte, acusan a Kuso de violento a grados desproporcionados sin motivos tangibles para que la historia se desarrolle.
Esta película es la ópera prima del director y músico Steven Ellison, y fue estrenada en el reciente Festival de Cine de Sundance, concluido el pasado domingo. Provocó, como suele suceder en estos casos, retiros voluntarios y constantes y una cantidad exorbitante de gestos y onomatopeyas de asco y desdén. En Utah, según delató PlayGround, ciertos críticos no dudaron en calificarla como “la película más repugnante jamás rodada”. Sospechamos que se refieren a que es tan mala como el brócoli.
Parafraseando la sinopsis oficial, Kuso es una colección de cortometrajes semi conectados que narran las vidas de mujeres, hombres y niños mutantes de Los Ángeles, después de un terremoto marca llorarás (y vaya que están para llorar los mutantes). Pero no es realmente la historia de Kuso, y mucho menos su punto, según dicen sus defensores, como Chris Plante, de The Verge. Mientras que la película hace alusión a algún comentario interesante (aunque opaco) sobre Los Ángeles, el racismo, y la historia sombría y sangrienta de América, sus creadores están interesados sobre todo en una cosa: producir la película más grotesca que se haya visto, insistieron los críticos de The Telegraph.
Si es el caso –que los creadores de Kuso hayan deseado hacer la película más grotesca jamás vista–, todo apunta a que triunfaron. El ojo mutilado en Un Perro Andaluz, la mierda copiosa en River of Fundament, la mutilación corporal de cualquier película snuff, son de niños, según declararon en Variety. Entonces, ¿qué se verá en semejante película? Mutantes, personas con malformaciones, heces, desnudos, cucarachas, insectos de todo tipo, bebés que en realidad son monstruos, y una crítica al racismo de Estados Unidos –en México deberíamos explotar nuevamente nuestro clasismo para alcanzar estos edenes–, según aquellos que se atrevieron a terminar el metraje.
Cada cuento tiene una configuración de porno suave. El amor y la búsqueda de compatibilidad en las identidades sexuales es tema del primer asalto. Otro relato es acerca de la supervivencia femenina. Una mordaza y un muchacho deformado mientras crece una cabeza incorpórea dentro de un orificio, un moco del tamaño de una roca, con todo y heces incluidas. Y luego está la historia de un hombre que tiene miedo de los pechos, por lo que visita a un médico (interpretado por George Clinton). El doctor se baja sus pantalones y hace que el paciente cante en su ano peludo y arrugado para despertar a una cucaracha de tamaño pequeño. Por supuesto, a este acto acontecen los insectos. El paciente rompe una antena y bebe la espumosa sangre verde de la criatura, lo que lo deja comatoso. En su sueño, se imagina un mundo lleno de mujeres de acero, lactantes como las fuentes de Bellagio, y un recién nacido que se alimenta de grasa. Y así.
“He decidido hacerle caso a lo que dicta mi corazón y rodarla”, dijo Flying Lotus, apodo del director. “La hemos grabado sin ningún tipo de soporte financiero y a base de pedir favores (…) La premisa que me impuse con Kuso fue aunar en la cinta todo aquello que me provocase miedo”, apuntó el creador.
Así que ya saben. No coman mucho. Lleven caramelos para mitigar el asco o galletas saladas. No compren palomitas. Y… ¿disfruten?
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