En su tercer día, el Festival Internacional de Cine de Guanajuato llevó a cabo una intensa cantidad de proyecciones y funciones especiales, así como un homenaje a uno de los actores mexicanos mas destacados de la actualidad.

Dentro de la Selección Oficial de Largometraje Internacional, en el Teatro Juárez se proyectó Los Versos del Olvido, coproducción entre Francia, Alemania, los Países Bajos y Chile, dirigida por el iraní Alireza Khatami, la cual resultó ser una de las más gratas sorpresas del festival.

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Rodada en Chile, la trama se centra en un anciano que se dedica a atender una morgue y cuidar de un cementerio cercano, quien posee una memoria prodigiosa y una vida rutinaria, y pasa sus tardes al lado de un enterrador el cual mientras cava tumbas, recita historias sobre los difuntos, o acompañando a casa a su exesposa, quien no le dirige la palabra ni le deja entrar a su morada. Un día, tras un inesperado y escalofriante evento, en su morgue aparece el cuerpo de una joven de identidad desconocida. Y el anciano decide brindarle una identidad a la occisa y darle apropiada sepultura.

Con un lenguaje cinematográfico sencillo pero contundente, un sólido y sorprendente guión, una puesta en escena minimalista pero matizada con tintes de realismo mágico, Khatami elabora un relato pletórico de sutiles metáforas y simbolismos tocando temas como la muerte, los recuerdos, el tiempo y el olvido, a través de un personaje que hace todo lo posible porque un ser humano no quede en el anonimato y termine así por disolverse en la nada, y de paso (y sin saberlo) exorciza algunos demonios que le han atormentado por muchos años y reencuentra -a través de la muerte- el encanto por la vida el cual parecía haberse perdido.

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Por la tarde, en una gala especial celebrada en esa misma sede, se ofreció una proyección especial de la polémica producción de HBO, [Pelicula] The Tale, escrita y dirigida por Mohammad Seddighimehr, y en la cual se contó con la presencia de su productor, Lawrence Inglee.



The Tale es un estremecedor relato autobiográfico, en el cual la realizadora decide hablar del abuso sexual que sufrió cuando todavía era una niña, y como este le acompaño (sin ser consciente de ello) por muchos años, marcando drásticamente su existencia, y más tarde (ya convertida en mujer adulta) la empujaría a localizar al perpetrador de dicho abuso (un maestro de educación física) y enfrentarlo directamente.

Contada a dos tiempos (con Eugene Gilligan interpretando a la protagonista e Isabelle Nélisse haciendo lo propio, pero durante la etapa infantil en que ocurrió el incidente) el filme esgrime un fascinante enfoque del tema, porque de principio la protagonista no se percibe como una víctima, y se convenció a sí misma que lo acaecido fue resultado de una relación consensuada entre dos personas amándose mutuamente. Sin embargo, conforme empieza a indagar en su pasado, resulta evidente para ella que las cosas no ocurrieron exactamente como las recuerda, y gradualmente debe asumir que nunca tuvo el control sobre esa relación, y en realidad fue abusada sexualmente de forma sistemática… y peor aún: descubrir que no fue la única en sufrir abuso por parte de esa persona.

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Al finalizar la función, Inglee accedería a sostener un diálogo con los asistentes, al mismo tiempo que los organizadores del festival anunciaron que, dado el shock que la película pudo producir entre algunos espectadores; se contaría con un servicio de apoyo psicológico para quien desease solicitarlo.

Por la noche y precedido de la alfombra roja de rigor, en ese mismo recinto se llevaría a cabo un homenaje al actor Damián Alcázar, en donde recibiría de manos de Sarah Hoch -fundadora y directora ejecutiva del GIFF- la Cruz de Plata en reconocimiento a una trayectoria profesional que lo ha posicionado como uno de los rostros más emblemáticos del cine latinoamericano actual.

Además de este galardón, Alcázar recibiría también la Medalla de Plata otorgada por la Filmoteca de la UNAM, forjada con plata pura extraída durante el proceso de revelado en los laboratorios de la Filmoteca, y diseñada por el escultor Lorenzo Rafael, famoso por sus creaciones numismáticas que le han merecido un amplio reconocimiento a nivel internacional. La Medalla se otorga a aquellas personas cuya labor y desempeño en el ámbito cinematográfico contribuyen a enriquecer el patrimonio fílmico mundial en sus diversas facetas.

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La ceremonia (conducida por los actores Chandler Kinney y Tenoch Huerta) fue muy emotiva, ya que el actor michoacano se conmovió hasta las lágrimas después de recibir reiteradas muestras de cariño por parte del público. “El cariño es lo que nos mantiene en el éxito cotidiano” afirmo, y expresó su deseo de trabajar juntos para construir un mejor país, así como su convicción de que Latinoamérica es una sola nación que comienza en la frontera con Estados Unidos y termina en Tierra del Fuego.

Y así concluyó un día más en las actividades del GIFF 2018, edición que ya se acerca a su recta final.