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viernes diciembre 6, 2024 
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Durante las últimas semanas, las opiniones en contra o a favor del cine de superhéroes han estado a la orden del día. Los titulares se han llenado con decenas de testimonios provenientes de figuras de Hollywood quienes sostienen argumentos sobre las cintas de este género, todo a raíz de la polémica iniciada por [Director] Martin Scorsese y sus comentarios para Empire Magazine a principios de octubre. A estas alturas, es un gran momento para recordar las palabras que [Escritor] Alan Moore concedió a Folha de São Paulo, periódico brasileño que publicó la transcripción del encuentro en enero de 2017 pero que resuena hoy más que nunca.
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Alan Moore es uno de los escritores de historietas más importantes de las últimas décadas. Gracias a él tenemos joyas como Watchmen, V de Vendetta, La Liga Extraordinaria, From Hell y Batman: The Killing Joke, por lo tanto, su opinión en el tema del entretenimiento impreso no solo es bienvenida, también necesaria.
El creativo no se ha andado con rodeos para el medio brasileño, él ha compartido su opinión y ha sido bastante honesto y objetivo. Muchos podrían sentirse incómodos con sus palabras pero en un mundo donde las fantasías se han convertido en nuestras máscaras vaya que resulta pertinente escucharlo.
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Alan Moore continúa con su aguda crítica:
Llegado a un punto, el escritor hace una comparación bastante cruda del cine de superhéroes y [Pelicula] El Nacimiento de una Nación, la película muda de 1915 que funciona como un importante archivo histórico en donde los blancos "salvadores" combaten a los negros, pero que también nos demuestra el racismo imperante de la época.
Que los superhéroes provengan del racismo es, sin lugar a dudas, una tesis demoledora para los fanáticos de las historietas y para la cultura pop en general, la cual en los últimos años se ha enclaustrado y ha colocado en un pedestal a las películas de Marvel Studios y Warner Bros. Curioso es que todos los personajes que conforman a los Vengadores son blancos y que solo hasta el año pasado tuvimos la cinta del primer superhéroe negro, un personaje que a decir verdad no ha sido dotado con gran relevancia en el Universo Cinematográfico de Marvel.
Las películas de Marvel pintan la realidad de forma maravillosa y no se detienen a hablar sobre los problemas reales del mundo. En sus argumentos no hay cabida para el racismo y el sexismo, sin embargo, la planeación detrás de todas ellas sí que ha estado bañado en esos grandes males de la humanidad.
A estas alturas del debate, hablar sobre si las películas de superhéroes son cine o no es algo que sale sobrando. Más importante es estudiar los efectos que tienen sobre la masa, consecuencias que podrían señalarse como un conjunto de somníferos que envuelven a sus espectadores en una fantasía inservible.
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Alan Moore es uno de los escritores de historietas más importantes de las últimas décadas. Gracias a él tenemos joyas como Watchmen, V de Vendetta, La Liga Extraordinaria, From Hell y Batman: The Killing Joke, por lo tanto, su opinión en el tema del entretenimiento impreso no solo es bienvenida, también necesaria.
El creativo no se ha andado con rodeos para el medio brasileño, él ha compartido su opinión y ha sido bastante honesto y objetivo. Muchos podrían sentirse incómodos con sus palabras pero en un mundo donde las fantasías se han convertido en nuestras máscaras vaya que resulta pertinente escucharlo.
Creo que el impacto de los superhéroes en la cultura popular es tremendamente vergonzoso y muy preocupante. Si bien estos personajes originalmente estaban ideados para estimular la imaginación de su audiencia de doce o trece años, el übermensch [superhombre] franquiciado de hoy apunta a espectadores aparentemente adultos que parecen estar cumpliendo algún tipo de función diferente y satisfaciendo necesidades distintas.
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Alan Moore continúa con su aguda crítica:
Principalmente, las películas de superhéroes del mercado masivo parecen estar incitando a una audiencia que no desea renunciar a A) su infancia relativamente tranquilizadora, o B) el relativamente tranquilizador siglo XX. La continua popularidad de estas películas me sugiere un tipo de estado deliberado y de arresto emocional autoimpuesto, combinado con una condición adormecedora de estasis cultural que se puede presenciar en historietas, películas, música popular y, de hecho, en todo el espectro cultural.
Llegado a un punto, el escritor hace una comparación bastante cruda del cine de superhéroes y [Pelicula] El Nacimiento de una Nación, la película muda de 1915 que funciona como un importante archivo histórico en donde los blancos "salvadores" combaten a los negros, pero que también nos demuestra el racismo imperante de la época.
También quisiera señalar que, salvo por un puñado de personaje no blancos (y creadores no blancos), estas historietas y personajes icónicos siguen siendo los sueños supremacistas de la raza maestra. De hecho, pienso que un buen argumento se puede hacer a partir de El Nacimiento de una Nación de D.W. Griffith como la primer película estadounidense de superhéroes, y el punto de origen de todas esas capas y máscaras.
Que los superhéroes provengan del racismo es, sin lugar a dudas, una tesis demoledora para los fanáticos de las historietas y para la cultura pop en general, la cual en los últimos años se ha enclaustrado y ha colocado en un pedestal a las películas de Marvel Studios y Warner Bros. Curioso es que todos los personajes que conforman a los Vengadores son blancos y que solo hasta el año pasado tuvimos la cinta del primer superhéroe negro, un personaje que a decir verdad no ha sido dotado con gran relevancia en el Universo Cinematográfico de Marvel.
Las películas de Marvel pintan la realidad de forma maravillosa y no se detienen a hablar sobre los problemas reales del mundo. En sus argumentos no hay cabida para el racismo y el sexismo, sin embargo, la planeación detrás de todas ellas sí que ha estado bañado en esos grandes males de la humanidad.
A estas alturas del debate, hablar sobre si las películas de superhéroes son cine o no es algo que sale sobrando. Más importante es estudiar los efectos que tienen sobre la masa, consecuencias que podrían señalarse como un conjunto de somníferos que envuelven a sus espectadores en una fantasía inservible.
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