Brad Pitt no fue (ni será) el único al que se le ha añadido o restado edad, pero su trabajo en El Curioso Caso de Benjamin Button, que sobresale gracias a la maestría de los técnicos que aplicaron los efectos en él, fue un gran ejemplo del uso de la tecnología para rejuvenecer a los actores; no es en vano que ganó un merecido premio Óscar en la categoría de efectos visuales. Y aunque ya se ha aplicado en otros actores como Johnny Depp y Robert Downey Jr., es desde hace relativamente poco que se ha vuelto tendencia en Hollywood realizar este proceso.
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Después de todo es la única opción viable para que el mismo actor sea el encargado de interpretar una versión más joven en la pantalla grande, ya que en la industria del cine lo que más se produce hoy son revivals y secuelas de producciones estrenadas hace varias décadas como mínimo. Sin embargo, El Irlandés, aunque es una película en la que Martin Scorsese ha trabajado al menos diez años, no es ninguna secuela, remake o algo por el estilo. Es, simplemente, una historia protagonizada por Robert De Niro que de acuerdo a su guión requería que este luzca más joven.
Pero él no es el único que recibió ese tratamiento, y al tratarse de una película de peso, y posible candidata a los Óscar, el escrutinio público (y de la crítica) es mucho mayor que en otras producciones. Will Gompertz, editor de la sección de espectáculo de BBC (vía CNET), dijo que la actuación de Al Pacino en la cinta es excelente, pero que luce ligeramente debilitado por el proceso de rejuvenecimiento digital. Luego continuó diciendo que lo mismo ocurre con De Niro, a quien los efectos visuales restan el impacto de lo que es una gran actuación. Además, señaló que aunque de cara parece una persona más joven de lo que realmente es, el cuerpo es el de un actor de 70 años y eso es algo que salta a la vista en la película que ya se puede ver a través de Netflix.
Hay que tener en cuenta que tanto De Niro como Joe Pesci tienen 76 años y Pacino está en los 79. Tampoco se trata de desmerecer el trabajo que realizó el equipo de Industrial Light & Magic, que tienen una gran destreza cuando se trata de alterar rostros digitalmente y hacer que se vean casi perfectos. Sin embargo, con El Irlandés sucede ese efecto conocido como “uncanny valley” o el valle inquietante, que es una teoría en el campo de la robótica y animación 3D que afirma que cuando las réplicas que tienen forma o apariencia humana se acercan en exceso a las de un ser humano real, se produce una respuesta de rechazo entre los observadores.
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La controversia acerca del uso de esta tecnología no tiene que ver solamente con la calidad de las actuaciones, sino que cuando a los involucrados les toca hacer algo más físico que, por ejemplo, arquear una ceja, se ven algo lentos e incómodos. Para Scorsese, los efectos especiales de rejuvenecimiento son la nueva forma de maquillaje en la industria, y aunque tiene algo de razón está lejos de alejar lo polémico que puede ser este recurso. Pero no solo eso, sino que también es costoso, según lo que reveló el cineasta en una entrevista a la BBC.
Allí reveló que ningún productor de Hollywood quería financiar el proyecto por lo costoso que iba a resultar, y eso incluía la exigencia del director de no buscar actores más jóvenes que tengan un parecido con los protagonistas, sino hacer que sean los propios actores a los que se les disminuiría la edad en al menos unos cuarenta años a cada uno. La historia tuvo un final feliz cuando Netflix se le acercó y estuvo dispuesto a desembolsar los US$160 millones de presupuesto que necesitaba para que El Irlandés sea una realidad, y aunque no es una pionera en el uso de efectos visuales, sí tuvo un programa creado específicamente para ella.
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