La temporada de premios siempre saca a relucir los trapos sucios de Hollywood, así como la capacidad de los medios de comunicación para enfocarse en algunas figuras y situaciones en específico, restándole importancia a otras cosas mucho más apremiantes. En este sentido es que el polémico crítico Armond White plantea su opinión sobre la falta de representatividad en los nominados por la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión (BAFTA) y recientemente en los Óscar 2020, los cuales no dejan de ser acusados de misoginia y blanqueamiento.

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En un artículo publicado apenas hace unos días en National Review, el crítico que piensa que [Pelicula] Batman vs Superman: El Origen de la Justicia es una de las mejores películas de la década, habló sobre el monitoreo moral en el que vivimos actualmente, del que por supuesto, no se puede escapar la industria cinematográfica. Es importante resaltar que White es un hombre afroamericano de 66 años, por lo que es evidente que sus juicios sobre lo que está sucediendo en estos días, parten de su propia experiencia en uno de los países más blancos y racistas del mundo.

En los primeros párrafos, Armond White acusa a las mujeres y los miembros de las etnias no caucásicas de ser los grupos sociales más favorecidos por los medios de comunicación actuales, algo que asegura repercute directamente en el arte y los artistas. El crítico piensa que estos revuelos en Internet sobre la falta de representación en los Óscar y otros premios importantes, no tienen nada que ver con un verdadero movimiento social, simplemente son motivados por la publicidad; pero genuinamente nadie se siente vinculado con el trabajo de las personas que no reciben nominación alguna por aparente discriminación:



Las protestas de justicia social no tienen conexión con la estética de Robyn Paterson o Kathleen Kwan o Eddie Murphy. Tampoco la protesta alienta a las personas a prestar atención a las películas poco publicitadas. Por el contrario, las protestas solo se producen en nombre de películas que ya se publicitan demasiado, producto de grandes estudios y firmas publicitarias de bolsillo. Tuiteros y columnistas no piensan en esto; pretenden responder honorablemente, con una visión incisiva. Las celebridades hambrientas de atención están de acuerdo, y ¿por qué deberían quejarse sus publicistas?

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White está seguro de que el hecho de que los medios de comunicación afirmen cuál es la posición moral que debemos compartir todos, es otra forma de totalitarismo: “Esta ‘moralidad’ es un medio para mantener a las personas controladas, en desacuerdo y divididas”, afirmó el crítico. También cree que es un error que la cuota de raza y sexo prevalezca sobre la calidad de una obra de arte, aunque a final de cuentas los mismos promotores de esto no pueden escapar de su propio racismo, ya que prefirieron publicitar a Robyn Paterson que a otras brillantes directoras de color:



Los perros guardianes de lo PC [Políticamente Correcto] en Hollywood y Nueva York finalmente revelan sus propios prejuicios, promoviendo a Greta Gerwig, patrocinada por Sony, entre las casi dos docenas de mujeres oscuras e independientes que dirigieron películas el año pasado e ignorando una gama ya diversa de actores (…) cuyas actuaciones mostraron una excelencia política independiente y artísticamente audaz.

El crítico continúa afirmando que las verdaderas quejas en esta temporada de premios, deberían enfocarse en el contenido de varias de las películas nominadas. Como en el pasado, White aprovechó para expresar su total desacuerdo con lo representado en la última película de [Director] Martin Scorsese, la cual considera una apología al crimen:

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De alguna manera, las quejas de la temporada de premios nunca llegan a la política del desastre que se nomina, ya sea El Irlandés, que ignora los hechos de la historia estadounidense y las complejidades del movimiento laboral; Parásitos, que romantiza la revolución económica; Los dos papas, que degrada la fe cristiana; Historia de un Matrimonio, que defrauda tanto la naturaleza sagrada como la secular de los votos matrimoniales; El Escándalo, que se convierte en una hipérbole de medios superficiales; o Jojo Rabbit, que explota descaradamente el Holocausto.

Armond White terminó diciendo que es necesario que los críticos y expertos en cine no confundan el mérito per sé con su gusto personal. Asimismo, invitó a todos a disfrutar de la locura y la diversión de la temporada de premios, y no permitir que los medios secuestren el comportamiento del público y conviertan el arte en propaganda.