La historia sobre un caballo deprimido y añorante del pasado, en un mundo habitado por animales antropomórficos y humanos, no suena en un principio como la mejor serie de televisión terapéutica; sin embargo, a lo largo de sus seis temporadas [Temporada] BoJack Horseman demostró que había mucho más detrás de los personajes animados y su peculiar humor, hasta el punto de ser llamada una de las series más humanas de la televisión.

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A principios de este año el show llegó a su fin con una nota alta, y recientemente se dio a conocer que BoJack Horseman compite por un Emmy en la categoría de Mejor Programa Animado; no obstante, todo el reconocimiento de la crítica y los premios que pueda recibir no se comparan con la satisfacción de saber que la historia ayudó a muchas personas a hablar de sus sentimientos y que en algunos casos fue una experiencia catártica.

El showrunner y creador de la serie, [Escritor] Raphael Bob-Waksberg , habló recientemente con Gold Derby y reveló que se siente muy orgulloso de haber provocado en los espectadores tantas emociones y haberlos ayudado a tomar conciencia de que no estaban solos en su dolor (vía Comic Book):



Creo que lo que más me enorgullece de Bojack Horseman, y esto me tomó por sorpresa, […] [es] el efecto que tiene en las personas, las formas en que ayuda a las personas a hablar sobre sus propios sentimientos con sus seres queridos o con su terapeuta, tal vez. Las formas en que el programa los ha animado a buscar ayuda para sus problemas. Sentirse menos solos. Para darles un lenguaje para articular los sentimientos que han tenido, que tal vez pensaron que solo ellos tenían.


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En BoJack Horseman se explora la depresión, la soledad, la búsqueda de la felicidad y sentido en la vida, entre otros temas de interés perenne para la humanidad, pero en el contexto de un Hollywood habitado por animales que hablan. El humor en muchas ocasiones es relegado a favor del drama y eso es lo que realmente cala hondo en el espectador, la capacidad que tiene el show de hacernos sentir lo que viven los personajes, por más graciosos que puedan ser a primera vista. Bob-Waksberg continuó diciendo:

Eso es algo de lo que estoy realmente orgulloso, pero lo que realmente me hace más feliz es cuando me encuentro con los fanáticos y me dicen: ‘Gracias. Tu serie me dio una manera de hablar sobre algo por lo que estaba pasando y de lo que no sabía cómo hablar.’ Me complace enormemente y me enorgullece.



BoJack Horseman, además de ahondar en la depresión y los problemas esenciales de la vida, abordó problemas sociales con la misma seriedad; en su segunda temporada se adelantó por dos años al #MeToo y criticó que los poderosos de la industria del entretenimiento no enfrentaban consecuencias reales por el acoso y abuso sexual; también abordó el problema de que los medios normalizan actitudes reprobables y que el público en ocasiones convierte a personajes nefastos de ficción en una justificación para sus peores actitudes.

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Sin duda se trata de una obra que trascenderá su tiempo y que se coloca entre las mejores producciones originales de Netflix. Los fans ya la extrañamos, pero siempre tendremos las seis temporadas para volver a recordar que a veces la vida es una mierda pero puedes seguir viviendo.