En los últimos años hemos tenido un cambio importante en Hollywood. La presión del público ha servido para que los creadores, actores y las grandes compañías den más oportunidades a aquellos que antes se designaban como rechazados sociales ya fuera por su sexualidad, su identidad o su vida misma. Se trata de uno de los aspectos más hipócritas dentro de la industria, donde historias de amor entre hombres, gente con discapacidad o mujeres de color son vistas como riesgos que te llevarán al Oscar, pero sólo si eres un actor blanco y heterosexual. Títulos como La Chica Danesa - 69% o Transamérica - 76% ahora son reevaluadas, y ahora toca el título de Yo Soy Sam - 34%.
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Yo Soy Sam es una película dirigida por Jessie Nelson y protagonizada por Sean Penn, quien fue nominado al Oscar como Mejor Actor por su trabajo. La historia nos cuenta cómo Sam, un hombre con una discapacidad intelectual trata de probar que es perfectamente capaz de cuidar de su pequeña hija de 7 años. Dakota Fanning en el papel de Lucy se volvió de lo más reconocido de la película y ayudó a lanzar su carrera. En general, esta obra recibió críticas mixtas porque buena parte de los especialistas la consideraron manipuladora y pretenciosa.
Ahora la crítica tiene más que ver con poner en el papel principal a un actor que no sabe lo que es vivir con una discapacidad intelectual. Aunque aquí entra de inmediato el debate sobre que ser un actor se trata justamente de fingir ser lo que no eres, también es cierto que hay intérpretes con discapacidades a los que no se les ofrece este tipo de oportunidades. Un círculo difícil de romper, pero la propia directora apoya los comentarios negativos sobre la película en este sentido, y revela que en ese entonces no había muchas opciones para que una productora aceptara hacer la película.
En una reciente entrevista para The Hollywood Reporter, para festejar el aniversario 20 de Yo soy Sam, Jessie Nelson admite que aunque todavía se siente orgullosa de la película, si pudiera hacerla en el contexto actual contrataría a un protagonista que sea parte de la comunidad. Sin embargo, reconoce que hace años la única forma de levantar el proyecto fue teniendo a un nombre tan importante como el de Penn al frente.
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En la charla, Nelson explica:
No haría esa película actualmente sin un protagonista que forme parte de la comunidad. Pero esa película no hubiera podido hacerse hace veinte años. No es como que tuviera opción: “Puedes hacer esa película con un protagonista de la comunidad, o no.” Fue más como: “La única forma en la que puedes hacer esta película es ASÍ.”
La directora recuerda que llevó la historia, que ella también escribió, a varias productoras, pero ninguna se atrevía a contratar a un protagonista con una discapacidad real, porque era un riesgo económico. En vez de eso, las compañías notaron que la cinta tenía el potencial adecuado para resaltar a algún actor ya establecido. Ella recuerda el momento en que una productora estaba dispuesta a despedirla para darle el papel a otro actor importante, aunque no menciona el nombre. Nelson trató de mantenerse firme en lo más importante: buscar al intérprete que pudiera lograr la actuación perfecta. A pesar de las críticas, ella considera que Penn hizo un gran trabajo y sólo tiene opiniones positivas sobre él, pero cree que en el contexto actual podría seguir la visión que siempre tuvo para Yo soy Sam:
En ese entonces no me dejaron contratar a un actor con discapacidad para el papel. [Los estudios] tenían miedo de poner un presupuesto de ese tamaño en los hombros de un actor de esa comunidad.
La directora aplaude que en los últimos años la presión de la nueva generación de creadores e intérpretes permita que Hollywood sea más abierto al momento de contar historias de este tipo. La discapacidad intelectual se ve más en series de televisión y películas, que también se han encargado de desaparecer los clichés al respecto. La propia Jessie Nelson puede contar sus nuevas historias respetando esto y la prueba es su más reciente serie Little Voice donde participa el actor Kevin Valdez, quien en la vida real está diagnosticado con trastorno del espectro autista, al igual que personaje al que da vida.
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