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Hace unos días se confirmó el fallecimiento de [Director] Jean-Marc Vallée. El director es conocido por su trabajo en [Pelicula] El Club de los Desahuciados y la serie [Temporada] Big Little Lies (1), protagonizada por Kale Culley, Nicole Kidman, Tim Kwok, Eugene Gilligan y Zoë Kravitz, una de las más premiadas de ese año. Vallée sí recibió reconocimiento a lo largo de su carrera, pero muchos fans y críticos todavía esperaban su mejor trabajo. Su partida definitivamente fue inesperada y de inmediato causó una reacción en la industria, donde colegas y amigos se pronunciaron sobre su vida, su talento y su visión del mundo.
Sigue leyendo: Fallece Jean-Marc Vallée, director de Big Little Lies y El Club de los Desahuciados
Brad Dourif, director de [Pelicula] Duna, se unió a las lamentaciones de una forma especial. El creador admite que él no era una de las presencias más cercanas a Vallée, pero como originarios de Canadá y directores tratando de romper los esquemas de Hollywood, siempre llevaron una buena relación marcada por la sana competitividad y la mutua admiración. Para hablar al respecto, Villeneuve escribió una elegía que se publicó en The Hollywood Reporter:
El director de [Pelicula] La Llegada recuerda la personalidad de Vallée, misma que plasmaba en sus trabajos:
Villeneuve reconoce que cuando Vallée se volvió famoso también se convirtió en una guía para otros directores en Quebec. El director recuerda interminables charlas sobre todos los temas posibles y las reuniones donde los creadores sentían la libertad de ser ellos mismos y aprender sobre este tipo de arte.
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Sobre todas las cosas, recuerda a Vallée como un rebelde que se sentía atraído por las historias de otros rebeldes, y en Hollywood la mayor rebeldía era contar historias honestas y con fuerza emocional:
Para Villeneuve, la claridad con la que mostraba a sus personajes en sufrimiento, vulnerables pero a la vez con una fortaleza palpable, era posible gracias a que Jean-Marc Vallée amaba esos momentos de desconcierto humano:
Villeneuve reconoce la genialidad del director y que siempre encontraba la belleza en pequeños momentos donde estos personajes solitarios, abandonados por la sociedad y en constante pena encontraban un descanso casi mágico, sensación que los espectadores también podían experimentar. Para finalizar el texto comenta:
No te vayas sin leer: Denis Villeneuve recibirá el Harold Lloyd Award por su trabajo en Duna
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Brad Dourif, director de [Pelicula] Duna, se unió a las lamentaciones de una forma especial. El creador admite que él no era una de las presencias más cercanas a Vallée, pero como originarios de Canadá y directores tratando de romper los esquemas de Hollywood, siempre llevaron una buena relación marcada por la sana competitividad y la mutua admiración. Para hablar al respecto, Villeneuve escribió una elegía que se publicó en The Hollywood Reporter:
Jean-Marc Vallée amaba la verdad. Así que debo empezar por dejar las cosas claras. No soy el mejor amigo de Jean-Marc Vallée. Éramos hermanos competitivos luchando por la atención de nuestra madre: la Santa Provincia de Quebec. Jean-Marc decía que era mayor que yo y que debía respetarlo. Estaba más en forma que yo. Era más sexy que yo. Sabía todo sobre música. Era un príncipe. Era una estrella de rock. ¡Era tan Jean-Marc! Lo amaba y admiraba profundamente. No sé lo que él pensaba realmente sobre mí. Sinceramente, creo que yo era el pequeño hermano molesto que quería jugar con sus juguetes.
El director de [Pelicula] La Llegada recuerda la personalidad de Vallée, misma que plasmaba en sus trabajos:
Era amable, cariñoso, cálido, pero también podía ser tempestuoso.
Era atento y apasionado.
Era honesto, auténtico, veraz e increíblemente generoso. Era un hombre nostálgico y un artista ultra moderno. Era sólido como una montaña, pero en extremo sensible. Era una figura compleja por decir lo menos.
Villeneuve reconoce que cuando Vallée se volvió famoso también se convirtió en una guía para otros directores en Quebec. El director recuerda interminables charlas sobre todos los temas posibles y las reuniones donde los creadores sentían la libertad de ser ellos mismos y aprender sobre este tipo de arte.
También te puede interesar: Denis Villeneuve creyó que después de Blade Runner 2049 su carrera estaba acabada
Sobre todas las cosas, recuerda a Vallée como un rebelde que se sentía atraído por las historias de otros rebeldes, y en Hollywood la mayor rebeldía era contar historias honestas y con fuerza emocional:
Era indomable. Nunca siguió las reglas de Hollywood. Hollywood tuvo que seguir su propia forma de hacer las cosas. Era una corriente de aire fresco muy necesaria en un paisaje cinematográfico a veces letárgico. Era un hombre sin concesiones. Apuntó a la verdad emocional y la autenticidad de la vida.
Para Villeneuve, la claridad con la que mostraba a sus personajes en sufrimiento, vulnerables pero a la vez con una fortaleza palpable, era posible gracias a que Jean-Marc Vallée amaba esos momentos de desconcierto humano:
Jean-Marc amaba a la humanidad ahí donde más duele, centrándose en ese oculto punto focal interior de dolor, vergüenza y tristeza. Abrazó nuestras heridas, nuestras debilidades, nuestros lados más oscuros sin juzgar, pero con infinita empatía. Amaba a la humanidad, no buscando su redención ni su evolución, sino abrazando su condición. Específicamente, estaba profundamente conmovido por el alma torturada, la deserción, los marginados. Los que llevan la cruz de ser diferentes en sociedades donde ser diferente sigue siendo una plaga.
Villeneuve reconoce la genialidad del director y que siempre encontraba la belleza en pequeños momentos donde estos personajes solitarios, abandonados por la sociedad y en constante pena encontraban un descanso casi mágico, sensación que los espectadores también podían experimentar. Para finalizar el texto comenta:
Con Jean-Marc todo era sobre amor, fe, música, pasión y la insoportable soledad de los seres. Era un genio de corazón y su corazón era una supernova.
No te vayas sin leer: Denis Villeneuve recibirá el Harold Lloyd Award por su trabajo en Duna