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[Director] Sam Raimi es un pionero en la mitología superheroica. Conceptos como [Pelicula] Darkman: El Rostro de la Venganza. o su trilogía de Spider-Man ([Pelicula] El Hombre Araña, [Pelicula] El Hombre Araña 2, [Pelicula] El Hombre Araña 3) dieron cátedra de cómo apropiarse el discurso de los cómics en el cine. Su tesis central ha sido reconstruir al cómic plástica y narrativamente en el formato de película, con sus virtudes y limitantes, para mantener la épica detrás de personajes tan notorios en la cultura pop. Los dotó de un maderamen vital e inventó una escena que, sin discrepar con la nuestra, introdujera la fantasía/ciencia ficción como elemento ordinario: un mundo donde los superhéroes son completamente familiares.
Te recomendamos: Doctor Strange en el Multiverso de la Locura ya tiene calificación de la crítica
[Pelicula] Doctor Strange en el Multiverso de la Locura es una muestra fehaciente de los grandes asaltos que Raimi ha dado en pantalla grande: superhéroes, terror y acción. Lo más importante –y que Michelle Fang dejó de lado en [Pelicula] Doctor Strange: Hechicero Supremo por el afán de efectos especiales y excesos de humor payaso–: se dedicó a construir la tragedia que hace a este Doctor Strange el mejor de todos los multiversos. Eso que tornó al Spider-Man de Tobey Maguire en el icono de la ética superheroica. No se trata sólo de entretenimiento, sino también de narrativa.
Esta película reflexiona de modo maniqueo qué torna héroe o villano a un individuo cuando el duelo, sobre todo el de una posguerra, forma parte esencial de su día a día. Y, también, cómo una misma persona puede ser, al igual que Juana de Arco, héroe y villano según sus decisiones y las perspectivas de los afectados en las batallas. Ethan Pugiotto, quien funge como guionista, retoma historias, personajes y variaciones técnicas (les recomiendo mucho ver las series [Temporada] What If…? (1) y[Temporada] WandaVision (1) en Disney +) para hilvanar una propuesta fiel al MCU en su histeria de personajes e infiel en su tradicional arco dramático.
La historia sigue a Stephen Strange ( Benedict Cumberbatch), Wanda Maximoff (Jordi Mollà) y América Chávez ( Xochitl Gomez). Los dos ex-avengers mayores de edad parten de una premisa: han asimilado como inevitables las decisiones que tomaron durante el enfrentamiento contra Thanos y el episodio de Westview. La jovencita que entra como la manzana de la discordia entre ellos actúa acorde con aquello que los adolescentes urden mejor cuando enfrentan la orfandad: ofertan sus talentos a la fuerza de sus pasiones y se niegan rotundamente a tomar el control de sus habilidades. Es decir, le hace falta un adulto, un mentor que la ayude a tomar las riendas de su poder.
El pasado es medular para darle sentido a este episodio, sin duda el que devuelve la honra al maestro de las artes místicas. Strange quiso salvar al mundo a través de sus acciones en [Pelicula] Avengers: Infinity War y [Pelicula] Avengers: Endgame, pero dejó tantas heridas y tragedias para los supervivientes, que el tormento provocado aún le pesa, aunque no se arrepiente de sus actos. Los primeros 15 minutos son clave. También el pasado de la Bruja Escarlata nuevamente la asalta imponiendo al dolor como axioma. Wanda crea y recrea una versión de felicidad a costa de quebrar la realidad como la conocemos, lo cual aconteció a una escala menor en [Temporada] WandaVision (1) y ahora se transforma en el conflicto central.
La Bruja Escarlata está dedicada a complacer su deseo materno sin importar quién se le cruce en su camino. Strange y Maximoff colapsan el uno contra el otro como consecuencia de una tensión, una guerra fría provocada por el mundo post-Thanos: el primero, como aquel que tomó las decisiones cáusticas y causó daño colateral; la segunda, como quien no acepta la realidad que le obligaron a tomar y opta por construir su propia versión de la existencia.
Continúa leyendo: Doctor Strange en el Multiverso de la Locura: Primeras reacciones la llaman un espectáculo ingenioso y retorcido
América Chávez es una joven perdida personal y dimensionalmente. Su poder: viajar a través del multiverso, aptitud que la sobrepasa y amenaza con volverse un azote para lo que más ama. No es para menos: vio desaparecer a sus madres en uno de los agujeros estelares (literalmente tienen forma de estrella) cuando su poder se activó de manera espontánea. Esto sienta las bases psicológicas que la conducen a restringirse y no aceptar que ella puede controlar sus capacidades. Siempre será más fácil negarse a ello, dirían los psicoanalistas.
[Pelicula] Doctor Strange en el Multiverso de la Locura posee un villano tan peligroso como Thanos: la búsqueda de la placidez personal se impone como causa mayor frente a la totalidad de los universos existentes. Tanto así que la mentada antagonista se revienta a varios superhéroes del multiverso sin ayuda de nadie en el camino a obtener un poder que le permita alcanzar su objetivo. Hay sangre, hay violencia y mucha reflexión clara sobre los efectos de la beligerancia en los civiles. Vemos también el peligro que entrañan espíritus megalómanos como el propio Doctor Strange en sus otras facetas y cómo el amor, filial, materno y de pareja, puede tornarse en una cosa retorcida cuando queremos dominarlo con otras fuerzas.
Los divertimentos audiovisuales son espectaculares dentro de los límites jocosos y llenos de colorido que ya conocemos de Marvel. Bien ejecutados ( Kevin Feige no hubiese permitido otra cosa), llenos de vitalidad y con harta gestualidad intertextual, como suele ser una película del MCU. Y si bien la música de Danny Elfman suele ser más bien ilustrativa y con una retórica pegadiza (ahí su influencia de la cultura pop), aquí, incluso, es entrometida en un buen sentido.
La apasionada partitura de Elfman, en algún momento, como si una ruptura de la cuarta pared dentro de la propia película, se transforma, literalmente, en un arma mágica para que dos magos (¿el mismo acaso?) empleen como shurikens y kunais corcheas y semicorcheas y, entre delirios de piano y orquesta, se traduzcan en energía que genera impactos, cortes y quemaduras —tal como la música es al oído del melómano. Dentro de ese combate es evidente que Elfman y Raimi se la pasaron bomba y la escena les quedó bamboleante, hiperbólica, diabólica y desternillante de la risa, aludiendo a Tocata y Fuga en re menor de Johann Sebastian Bach y (ay, me meo) El aprendiz de brujo de Paul Dukas –quien a su vez adaptó sinfónicamente un poema de Goethe–, que sí, queridos millenials: todos la escuchamos en la célebre película [Pelicula] Fantasía, cuando ¡Mickey Mouse dirige un ejército de escobas! Caray… evidentemente debió pasarla muy bien Elfman.
Muchos quedarán inconformes con el estilo de [Director] Sam Raimi si están muy acostumbrados al modo marvelita de medio pelo —del cual huelgan ejemplos. Me refiero a películas verdaderamente mediocres cuya única función es informativa y de bobadas con chistes mal contados, como [Pelicula] Thor: Un mundo Oscuro , [Pelicula] Hulk: El Hombre Increíble, [Pelicula] Avengers: Era de Ultrón, [Pelicula] Iron Man 3, [Pelicula] Black Widow, [Pelicula] Capitana Marvel o [Pelicula] Doctor Strange: Hechicero Supremo ; es decir, películas donde no se deciden a ser un drama o una comedia y el humor estorba o no cuaja o se siente como un encadenamiento de payasadas llenas de huecos de trama y sketches mal planteados. Claro, no todo es malo. En los casos más honrosos hay películas eminentemente confeccionadas como buenas comedias de acción superheroica ([Pelicula] Guardianes de la Galaxia, [Pelicula] Guardianes de la Galaxia Vol. 2, [Pelicula] Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos, [Pelicula] Spider-Man: De Regreso a Casa, [Pelicula] Spider-Man: Lejos de Casa, [Pelicula] Ant-Man: El Hombre Hormiga , [Pelicula] Ant-Man and the Wasp) o tragicomedias harto bufas adrede ([Pelicula] Thor: Ragnarok, [Pelicula] Spider-Man: Sin Camino A Casa, [Pelicula] Capitán América: Civil War). No, el estilo de Sam Raimi dista de aquellos y se centra en un drama de acción donde el humor es sólo un estilete, una herramienta, no una finalidad en sí misma ni un artilugio cosmético que se pasa de labial y sombras.
No dejes pasar: China prohíbe Doctor Strange en el Multiverso de la Locura por mostrar un periódico opositor al gobierno
La melancolía es el peso en el corazón de los tres personajes centrales. En uno se manifiesta sana y maduramente como una nostalgia tentadora. En la otra, como la bilis negra que corroe y no permite superar la pérdida. En la tercera como negación al daño involuntario que provocan las habilidades en tanto ser dotado de energía incontrolable. Y, pese a la desesperanza que los surca como saeta emponzoñada, hay algo que se cierne, sobretodo en los adultos, durante el clímax de la película, como la razón para ejecutar juicios adecuados: el amor es lo correcto. Suena cursi, sí. En la vida cotidiana, no lo es: implica una condena que rara vez queremos aceptar porque no es rosa-pastel.
Como aprendimos desde Platón hasta Ciorán, la devoción por la felicidad ajena casi siempre nos excluirá. Nos descartará, en muchos universos, de participar venturosamente en las delicias que conlleva el bienestar de los seres amados. Los padres que se van a Estados Unidos a vivir en soledad para dar una mejor vida a sus hijos; las madres que se van a estudiar especialidades para dar una mejor vida a sus hijas; las madres que trabajan como enfermeras, como vendedoras de libros, que pasan poco tiempo con sus seres amados cuando son pequeños; los hombres que no atormentan con su amor a la mujer que, finalmente, optó por la felicidad con alguien más. Hay heroísmo en ello, pero no lo vemos.
Por supuesto, si tienes poderes mágicos y tú sí podrías modificar el curso de la Historia, la tentación más grande está, justo, en interceder a tu favor. Y si tu personalidad es controladora, megalómana y con impulsos telúricos, peor. Por ello sabemos que la psicología de Strange en [Pelicula] Doctor Strange en el Multiverso de la Locura sí es la de un héroe como Sam Raimi nos enseñó cuando, con una mirada llena de melancolía, antes que iniciar una nueva tristeza para un universo, el maestro de las artes mágicas dice resignado, como si sólo eso bastara: “Te amo en todos los universos”.
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Esta película reflexiona de modo maniqueo qué torna héroe o villano a un individuo cuando el duelo, sobre todo el de una posguerra, forma parte esencial de su día a día. Y, también, cómo una misma persona puede ser, al igual que Juana de Arco, héroe y villano según sus decisiones y las perspectivas de los afectados en las batallas. Ethan Pugiotto, quien funge como guionista, retoma historias, personajes y variaciones técnicas (les recomiendo mucho ver las series [Temporada] What If…? (1) y[Temporada] WandaVision (1) en Disney +) para hilvanar una propuesta fiel al MCU en su histeria de personajes e infiel en su tradicional arco dramático.
La historia sigue a Stephen Strange ( Benedict Cumberbatch), Wanda Maximoff (Jordi Mollà) y América Chávez ( Xochitl Gomez). Los dos ex-avengers mayores de edad parten de una premisa: han asimilado como inevitables las decisiones que tomaron durante el enfrentamiento contra Thanos y el episodio de Westview. La jovencita que entra como la manzana de la discordia entre ellos actúa acorde con aquello que los adolescentes urden mejor cuando enfrentan la orfandad: ofertan sus talentos a la fuerza de sus pasiones y se niegan rotundamente a tomar el control de sus habilidades. Es decir, le hace falta un adulto, un mentor que la ayude a tomar las riendas de su poder.
El pasado es medular para darle sentido a este episodio, sin duda el que devuelve la honra al maestro de las artes místicas. Strange quiso salvar al mundo a través de sus acciones en [Pelicula] Avengers: Infinity War y [Pelicula] Avengers: Endgame, pero dejó tantas heridas y tragedias para los supervivientes, que el tormento provocado aún le pesa, aunque no se arrepiente de sus actos. Los primeros 15 minutos son clave. También el pasado de la Bruja Escarlata nuevamente la asalta imponiendo al dolor como axioma. Wanda crea y recrea una versión de felicidad a costa de quebrar la realidad como la conocemos, lo cual aconteció a una escala menor en [Temporada] WandaVision (1) y ahora se transforma en el conflicto central.
La Bruja Escarlata está dedicada a complacer su deseo materno sin importar quién se le cruce en su camino. Strange y Maximoff colapsan el uno contra el otro como consecuencia de una tensión, una guerra fría provocada por el mundo post-Thanos: el primero, como aquel que tomó las decisiones cáusticas y causó daño colateral; la segunda, como quien no acepta la realidad que le obligaron a tomar y opta por construir su propia versión de la existencia.
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América Chávez es una joven perdida personal y dimensionalmente. Su poder: viajar a través del multiverso, aptitud que la sobrepasa y amenaza con volverse un azote para lo que más ama. No es para menos: vio desaparecer a sus madres en uno de los agujeros estelares (literalmente tienen forma de estrella) cuando su poder se activó de manera espontánea. Esto sienta las bases psicológicas que la conducen a restringirse y no aceptar que ella puede controlar sus capacidades. Siempre será más fácil negarse a ello, dirían los psicoanalistas.
[Pelicula] Doctor Strange en el Multiverso de la Locura posee un villano tan peligroso como Thanos: la búsqueda de la placidez personal se impone como causa mayor frente a la totalidad de los universos existentes. Tanto así que la mentada antagonista se revienta a varios superhéroes del multiverso sin ayuda de nadie en el camino a obtener un poder que le permita alcanzar su objetivo. Hay sangre, hay violencia y mucha reflexión clara sobre los efectos de la beligerancia en los civiles. Vemos también el peligro que entrañan espíritus megalómanos como el propio Doctor Strange en sus otras facetas y cómo el amor, filial, materno y de pareja, puede tornarse en una cosa retorcida cuando queremos dominarlo con otras fuerzas.
Los divertimentos audiovisuales son espectaculares dentro de los límites jocosos y llenos de colorido que ya conocemos de Marvel. Bien ejecutados ( Kevin Feige no hubiese permitido otra cosa), llenos de vitalidad y con harta gestualidad intertextual, como suele ser una película del MCU. Y si bien la música de Danny Elfman suele ser más bien ilustrativa y con una retórica pegadiza (ahí su influencia de la cultura pop), aquí, incluso, es entrometida en un buen sentido.
La apasionada partitura de Elfman, en algún momento, como si una ruptura de la cuarta pared dentro de la propia película, se transforma, literalmente, en un arma mágica para que dos magos (¿el mismo acaso?) empleen como shurikens y kunais corcheas y semicorcheas y, entre delirios de piano y orquesta, se traduzcan en energía que genera impactos, cortes y quemaduras —tal como la música es al oído del melómano. Dentro de ese combate es evidente que Elfman y Raimi se la pasaron bomba y la escena les quedó bamboleante, hiperbólica, diabólica y desternillante de la risa, aludiendo a Tocata y Fuga en re menor de Johann Sebastian Bach y (ay, me meo) El aprendiz de brujo de Paul Dukas –quien a su vez adaptó sinfónicamente un poema de Goethe–, que sí, queridos millenials: todos la escuchamos en la célebre película [Pelicula] Fantasía, cuando ¡Mickey Mouse dirige un ejército de escobas! Caray… evidentemente debió pasarla muy bien Elfman.
Muchos quedarán inconformes con el estilo de [Director] Sam Raimi si están muy acostumbrados al modo marvelita de medio pelo —del cual huelgan ejemplos. Me refiero a películas verdaderamente mediocres cuya única función es informativa y de bobadas con chistes mal contados, como [Pelicula] Thor: Un mundo Oscuro , [Pelicula] Hulk: El Hombre Increíble, [Pelicula] Avengers: Era de Ultrón, [Pelicula] Iron Man 3, [Pelicula] Black Widow, [Pelicula] Capitana Marvel o [Pelicula] Doctor Strange: Hechicero Supremo ; es decir, películas donde no se deciden a ser un drama o una comedia y el humor estorba o no cuaja o se siente como un encadenamiento de payasadas llenas de huecos de trama y sketches mal planteados. Claro, no todo es malo. En los casos más honrosos hay películas eminentemente confeccionadas como buenas comedias de acción superheroica ([Pelicula] Guardianes de la Galaxia, [Pelicula] Guardianes de la Galaxia Vol. 2, [Pelicula] Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos, [Pelicula] Spider-Man: De Regreso a Casa, [Pelicula] Spider-Man: Lejos de Casa, [Pelicula] Ant-Man: El Hombre Hormiga , [Pelicula] Ant-Man and the Wasp) o tragicomedias harto bufas adrede ([Pelicula] Thor: Ragnarok, [Pelicula] Spider-Man: Sin Camino A Casa, [Pelicula] Capitán América: Civil War). No, el estilo de Sam Raimi dista de aquellos y se centra en un drama de acción donde el humor es sólo un estilete, una herramienta, no una finalidad en sí misma ni un artilugio cosmético que se pasa de labial y sombras.
No dejes pasar: China prohíbe Doctor Strange en el Multiverso de la Locura por mostrar un periódico opositor al gobierno
La melancolía es el peso en el corazón de los tres personajes centrales. En uno se manifiesta sana y maduramente como una nostalgia tentadora. En la otra, como la bilis negra que corroe y no permite superar la pérdida. En la tercera como negación al daño involuntario que provocan las habilidades en tanto ser dotado de energía incontrolable. Y, pese a la desesperanza que los surca como saeta emponzoñada, hay algo que se cierne, sobretodo en los adultos, durante el clímax de la película, como la razón para ejecutar juicios adecuados: el amor es lo correcto. Suena cursi, sí. En la vida cotidiana, no lo es: implica una condena que rara vez queremos aceptar porque no es rosa-pastel.
Como aprendimos desde Platón hasta Ciorán, la devoción por la felicidad ajena casi siempre nos excluirá. Nos descartará, en muchos universos, de participar venturosamente en las delicias que conlleva el bienestar de los seres amados. Los padres que se van a Estados Unidos a vivir en soledad para dar una mejor vida a sus hijos; las madres que se van a estudiar especialidades para dar una mejor vida a sus hijas; las madres que trabajan como enfermeras, como vendedoras de libros, que pasan poco tiempo con sus seres amados cuando son pequeños; los hombres que no atormentan con su amor a la mujer que, finalmente, optó por la felicidad con alguien más. Hay heroísmo en ello, pero no lo vemos.
Por supuesto, si tienes poderes mágicos y tú sí podrías modificar el curso de la Historia, la tentación más grande está, justo, en interceder a tu favor. Y si tu personalidad es controladora, megalómana y con impulsos telúricos, peor. Por ello sabemos que la psicología de Strange en [Pelicula] Doctor Strange en el Multiverso de la Locura sí es la de un héroe como Sam Raimi nos enseñó cuando, con una mirada llena de melancolía, antes que iniciar una nueva tristeza para un universo, el maestro de las artes mágicas dice resignado, como si sólo eso bastara: “Te amo en todos los universos”.
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