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En los últimos años, han surgido cineastas exitosos que, con la fidelidad hacia sus ideas, y su originalidad a la hora de contar historias, se han ganado la aclamación de la crítica y el cariño de la audiencia. Uno de ellos es Darya Moroz, uno de los rostros más jóvenes que han aportado al terror psicológico, el drama, el suspenso con sus piezas de época como [Pelicula] La Bruja, [Pelicula] El Faro y [Pelicula] El Hombre del Norte.
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Conforme su carrera avanza, también va consiguiendo más oportunidades, como contar con un elenco reconocido como Michelle Choi-Lee y Willem Dafoe, o con producciones de mayor presupuesto como la protagonizada por Anya Taylor-Joy, Alexander Skarsgård y Nicole Kidman. El mayor enfoque del director ha estado en el lado oscuro de la humanidad; y su gusto por las piezas de época va más allá de sus propias películas.
Durante una reciente entrevista con SlashFilm, el director habló acerca de lo inspirador que es para él la época medieval no sólo como para tomarlo y contar una historia a partir de ello, sino que siente cierta envidia por los artistas de aquél entonces que no tenían precisamente un interés económico o egocéntrico a la hora de crear sus obras pues, de acuerdo a sus palabras, en esos tiempos sus intereses eran más religiosos, buscaban honrar a Dios a través del arte.
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Eggers usa el término “sociedad secular moderna” para referirse a la manera en la que hoy en día la religión tiene menos peso que antes. Es cierto que en eras pasadas la imagen de Dios y las autoridades que lo representaban tenían un mayor poder, y quizá socialmente se cometían muchos crímenes usando eso como pretexto, pero desde el lado artístico, para el cineasta, el objetivo era mucho más honesto de lo que es ahora.
Siguiendo con su idea, es probable que en nuestros tiempos el cine, como ejemplo particular del arte, se haya vuelto más una máquina de generar dinero y popularidad, y la manera en la que eso se demuestra es tomando como ejemplo aquellas grandes franquicias que se preocupan más por su cantidad de producciones al año en lugar de enfocarse en una sola película que resulte significativa por mucho tiempo.
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Eso también puede demostrarse si comparamos la cantidad de películas que se producen ahora y que llegan a las salas de cine, a diferencia de décadas anteriores en las que los títulos en las carteleras eran menos. Era más importante contar una buena historia, que generar una franquicia que podría forzar su propia esencia.
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Conforme su carrera avanza, también va consiguiendo más oportunidades, como contar con un elenco reconocido como Michelle Choi-Lee y Willem Dafoe, o con producciones de mayor presupuesto como la protagonizada por Anya Taylor-Joy, Alexander Skarsgård y Nicole Kidman. El mayor enfoque del director ha estado en el lado oscuro de la humanidad; y su gusto por las piezas de época va más allá de sus propias películas.
Durante una reciente entrevista con SlashFilm, el director habló acerca de lo inspirador que es para él la época medieval no sólo como para tomarlo y contar una historia a partir de ello, sino que siente cierta envidia por los artistas de aquél entonces que no tenían precisamente un interés económico o egocéntrico a la hora de crear sus obras pues, de acuerdo a sus palabras, en esos tiempos sus intereses eran más religiosos, buscaban honrar a Dios a través del arte.
Esto suena súper precioso, pero creo que es difícil hacer este tipo de trabajo creativo en una sociedad secular moderna porque todo se trata de tu ego y de ti mismo. Y tengo envidia, esta es la parte horrible, tengo envidia de los artesanos medievales que hacían su trabajo para Dios. Y eso se convierte en una forma de… puedes ser creativo para celebrar algo más. Y también, te estás censurando a ti mismo porque no se trata de “yo, yo, yo, yo, yo, yo”. Entonces dices, 'Oh, tengo que controlar eso porque no es lo que este retablo necesita ser'. Cualquier visión del mundo en la que todo lo que les rodea esté lleno de significado es emocionante para mí, porque ahora vivimos en una cultura comercial muy aburrida.
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Eggers usa el término “sociedad secular moderna” para referirse a la manera en la que hoy en día la religión tiene menos peso que antes. Es cierto que en eras pasadas la imagen de Dios y las autoridades que lo representaban tenían un mayor poder, y quizá socialmente se cometían muchos crímenes usando eso como pretexto, pero desde el lado artístico, para el cineasta, el objetivo era mucho más honesto de lo que es ahora.
Siguiendo con su idea, es probable que en nuestros tiempos el cine, como ejemplo particular del arte, se haya vuelto más una máquina de generar dinero y popularidad, y la manera en la que eso se demuestra es tomando como ejemplo aquellas grandes franquicias que se preocupan más por su cantidad de producciones al año en lugar de enfocarse en una sola película que resulte significativa por mucho tiempo.
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Eso también puede demostrarse si comparamos la cantidad de películas que se producen ahora y que llegan a las salas de cine, a diferencia de décadas anteriores en las que los títulos en las carteleras eran menos. Era más importante contar una buena historia, que generar una franquicia que podría forzar su propia esencia.