Aunque las adaptaciones de cómics existen desde siempre, la idea se renovó y explotó mucho más con el estreno de Iron Man - El Hombre de Hierro - 93% y la llegada del UCM. El sistema de Marvel ha funcionado tan bien que otras compañías buscan algo similar, incluso para películas que nada tienen que ver con superhéroes. Este tipo de franquicias explotan hasta el cansancio la lealtad de su público, a quienes también dejan listos para cuando se requiera un remake o reboot que busque un éxito similar. Sin embargo, como todos los géneros y medios, el mundo de los héroes está estancado y para Alan Moore es hasta peligroso.
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La más reciente fase de Marvel no ha generado mucha emoción entre los fans, mientras que DC sigue sin saber cómo tratar sus historias y personajes. Aunque esto no significa que estamos por ver el fin de esta era, sí nos pone a pensar qué está pasando con este sistema. Los seguidores son más agresivos e intolerantes que antes y el pleito entre marcas es más fuerte que nunca, incluso cuando los ejecutivos de las respectivas compañías se llevan bien y se apoyan moralmente en sus proyectos. La respuesta parecer relacionarse con la curiosa importancia que se le da a un medio que busca el mero entretenimiento y que se ha elevado a un estatus que simplemente no le corresponde.
El medio de las historietas es uno que tuvo que pasar por muchos obstáculos para ser considerado por los más grandes críticos y analistas. Lo que se veía en un principio como una vía sencilla y accesible para historias simplonas, eventualmente demostró ser una vía para tramas complejas, que criticaban la sociedad y las políticas, y que pedían a gritos análisis tan profundos como cualquier otro arte. Se puede decir que Alan Moore fue en parte responsable de este cambio radical y necesario para el medio.
Moore no sólo trató con superhéroes ya establecidos, también usó el género para hacer una fuerte crítica a Estados Unidos, desde sus políticas extremistas hasta lo ciega que puede estar su sociedad. El resultado de esto fue Watchmen, una historia que partía del conocimiento general de los superhéroes pero que rápidamente subvertía todo lo que se espera de estas tramas simples del bien contra el mal. La novela gráfica ganó varios premios y Hollywood de inmediato trató de adaptarla al cine. El verdadero problema es que Zack Snyder, director de Watchmen, Los Vigilantes - 65%, realmente nunca comprendió el sentido de la obra original, y esto es algo común en la larga historia de adaptaciones que se han hecho de su trabajo.
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Alan Moore se decepcionó muy rápido de la industria cinematográfica que en principio le prometió usar sus historias para llegar a más gente. Luego de ver cómo cortaban, cambiaban y alteraban el sentido de su trabajo una y otra vez, el creador decidió alejarse en lo posible de este otro medio. Es bien sabido que él rechaza el dinero por las adaptaciones (y se lo da a los ilustradores o colaboradores de las novelas gráficas) y que nunca ha visto estas películas. Pero ahora, su enojo va más allá de esto y cree que el sistema terminó por arruinar la industria de los cómics, a la que ahora percibe como peligrosamente infantil.
En entrevista con The Guardian (vía ComicBook.com), Moore confirmó su retiro de los cómics y explicó que tomó la decisión luego de ver cómo el medio alteraba al público adulto de manera negativa. Para él, las historietas iban dirigidas a un público infantil y así debía seguir:
Había una gran cantidad de titulares que decían: 'Los cómics han crecido'. Tiendo a pensar que, no, los cómics no habían crecido. Hubo algunos títulos que eran más adultos de lo que la gente estaba acostumbrada. Pero la mayoría de los títulos de cómics eran más o menos lo mismo de siempre. No fueron los cómics los que crecieron. Creo que fueron más los cómics que se encontraron con la edad emocional de la audiencia que venía por el otro lado.
Según explica, este interés de los adultos se vuelve enfermizo y problemático, con serias consecuencias en la vida real:
Alrededor de 2011 dije que pensaba que tendría implicaciones serias y preocupantes para el futuro si millones de adultos hicieran cola para ver películas de Batman. Porque ese tipo de infantilización, ese impulso hacia tiempos más simples, realidades más simples, eso muy a menudo puede ser un precursor del fascismo.
Para probar su punto, Alan Moore toma la presidencia de Donald Trump como ejemplo, pues en ese tiempo las películas más taquilleras fueron, en la gran mayoría, de superhéroes con títulos como Capitán América: Civil War - 90% o Batman vs Superman: El Origen de la Justicia - 27%. El creador reafirma que no espera volver nunca a los cómics y ahora se dedica a la literatura más tradicional; sin embargo, esto no es un obstáculo para Hollywood que sigue adaptando su obra, como en la serie Watchmen - 80% o en la próxima adaptación televisiva de The League of Extraordinary Gentlemen.
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