Wes Anderson eligió a Ruido de Fondo como la mejor película del 2022

Con el fin de año y la celebración de año nuevo, llegan las listas y tops de los más —y lo menos— relevante de año. Ya sea porque el año calendario lo marca así o porque la temporada de premios se acerca rápidamente, lo cierto es que estos tiempos merecen reflexión sobre lo que llegó a nuestras pantallas. Diciembre de 2022 vio el estreno de Ruido de Fondo - 69%, que a través del uso de lo absurdo y lo surreal, expone muchas de las ansiedades más apremiantes de la sociedad.

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Todavía arrastrando los efectos colaterales de la pandemia, la industria de Hollywood parece finalmente dar pasos agigantados para recuperarse en el presente, sacando a la luz esperadas producciones que en su gran mayoría fueron víctimas del efecto dominó creado por los retrasos y restricciones tanto en sets como en salas de cine. Con la más que esperanzadora certeza de que esta crisis cinematográfica ha quedado en el pasado, los nuevos aires llegan para refrescar el panorama de estrenos mundiales.

La narrativa oscila entre el drama y la comedia, aunque termine queriendo decantarse por la segunda. Teniendo como punto de partida un planteamiento cuando menos raro, el catalizador de la historia es un accidente que libera algunas sustancias de naturaleza desconocida que tienen efectos en los seres humanos. El caos y la paranoia causados por este hecho exponen algunas circunstancias extrañamente familiares para todos después de la llevada de la COVID-19.

Con el fin de llegar más allá de una validación de éxito comercial o de crítica, la revista Variety realizó su listado sobre los más destacado en los últimos doce meses del 2022, pero desde la perspectiva de cineastas consolidados. Sobre el filme del director Noah Baumbach, estrenado el pasado 9 de diciembre en Netflix, Wes Anderson apunta:

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Noah (según mi experiencia/observación) escribe directamente de su propia vida y encuentra las cosas más divertidas, tristes, memorables y conmovedoras para transformarlas, reinventarlas y convertirlas en escenas y películas. Esta vez no: ¡su inspiración es un libro! Pero, de alguna manera, aunque es Don DeLillo, sigue siendo él. Esta es quizás la película y superproducción a gran escala de semi-ciencia ficción más literaria (y orientada al lenguaje) jamás realizada. Una conferencia de profesores universitarios. Un debate académico. La danza de compradores de comestibles en los pasillos. Una nube tóxica gigante como una amenaza existencial; pero ante todo, es una metáfora. Esta película es deslumbrante, misteriosa, poética y tremendamente entretenida. Es una mezcla completamente nueva de una de nuestras voces más originales que ha refinado y desarrollado su talento de una manera que solo podemos mirar y admirar (y disfrutar). Si mal no recuerdo, François Truffaut le explicó a una de sus actrices: “Cada película es un ladrillo en la pared”; y ella (Isabelle Adjani) respondió en su deslumbrante juventud: “No. Cada película es el muro”. Este muro es diferente a cualquier otro que hayamos visto, y cada ladrillo fue construido para durar.

La adaptación de la novela de Don DeLillo , presenta una comedia de lo absurdo y surrealista que elige como como contexto, como en la mayor parte de la obra del autor, dar luz a la miseria de la clase media americana más privilegiada. Partiendo de lo cotidiano, las aristas de la historia se cargan de una estética surrealista que no pueden evitar contrastarse entre sí.

Lo cierto es que sus novelas suelen estar catalogadas como “difíciles de adaptar”, puesto que hacen uso del lenguaje literario puro y duro para alcanzar sus momentos narrativos cumbre. Si bien para muchos críticos este fue el punto débil de la cinta, muchas otras voces se han unido a la de Anderson (El Gran Hotel Budapest - 92%, Moonrise Kingdom - Un reino bajo la luna - 94%, Isla de Perros - 87%s) para elogiar la forma en que este guión eludió esta problemática, a la par que añadió el sello personal del director neoyorkino.

La incertidumbre creada en esta atmósfera pareciera jugar con la consciencia de sí misma, dentro de una estética retro que por momentos crea una perfecta réplica del más blockbustero cine ochentero. Las fake news y la manipulación de la educación y la información redondean la alegoría a ese “algo” que viene a consumir el sentido de existencia de los personajes.

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