La diversidad es un tema muy frecuente en la actualidad, con muchas personas a favor y muchos detractores. Pero nos guste o no, la industria del cine y la televisión ha abrazado la diversidad como una regla, hasta el punto de que las únicas producciones que reciben apoyo de los estudios son aquellas que cumplen con los nuevos requisitos de inclusión. Algunos consideran que esto es un error y una afrenta al arte, y el más reciente en pronunciarse de esa forma fue Richard Dreyfuss, actor ganador del Óscar.

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Dreyfuss cuenta con una amplia trayectoria en el cine, pero es principalmente conocido por sus papeles en [Pelicula] Locura de Verano, [Pelicula] Tiburón, [Pelicula] Encuentros Cercanos del Tercer Tipo, [Pelicula] Recuerdos de Hollywood, [Pelicula] Encantado de Matarte y [Pelicula] Poseidón, entre otros. En 1977 ganó el Óscar a Mejor Actor por The Goodbye Girl, y fue nominado en la misma categoría en 1996 por Mr. Holland's Opus.



En el programa de entrevistas Firing Line el actor descargó su ira contra las reglas de diversidad de la Academia, entre las cuales destacan que al menos un protagonista no debe ser blanco, y un 30% de personajes secundarios debe estar compuesto por mujeres, personas queer y personas con discapacidad. Estas reglas y más deben ser cumplidas para que una producción cinematográfica sea considerada siquiera para ser nominada al Óscar a Mejor Película. Dreyfuss expresó a Firing Line (vía Deadline):

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Me dan ganas de vomitar. Esta es una forma de arte. También es una forma de comercio y genera dinero, pero es un arte. Nadie debería decirme como artista que tengo que ceder a la última y más actual idea de lo que es la moralidad. ¿Y a qué nos arriesgamos? ¿Realmente corremos el riesgo de herir los sentimientos de las personas? No se puede legislar eso. Y hay que dejar que la vida sea vida.

A primera vista muchos pueden estar de acuerdo con las palabras de Dreyfuss, incluso cuando dice que las reglas de diversidad son condescendientes, pero en la entrevista revela su estrechez de miras al demostrar que no entiende la gravedad del "blackface", práctica que se daba en Estados Unidos y otras partes del mundo, que consistía en pintar a un actor para que su piel se viera oscura.

¿Me estás diciendo que nunca tendré la oportunidad de interpretar a un hombre negro? ¿A alguien más se le dice que si no es judío, no debería interpretar al 'Mercader de Venecia'? ¿Estamos locos? ¿No sabemos que el arte es arte?





Margaret Hoover, la entrevistadora, cuestionó al actor por sus palabras señalando el hecho de que la práctica de “blackface” es muy ofensiva, sobre todo en Estados Unidos, que tiene una infame historia de esclavismo y discriminación que llega hasta la actualidad. A eso Dreyfuss respondió que el verdadero problema es que ya no sabemos levantarnos y darle un golpe en la cara al bully. Sus declaraciones pierden toda seriedad al llegar a ese punto, y el actor queda expuesto como lo que es, un boomer al estilo Mia Goth, para el que esta generación es muy “mariquita”, y lo que hace falta es masculinidad de la vieja escuela.

Este discurso, aunque muy popular entre los conservadores, no ha probado ser efectivo de ninguna manera. La discriminación a los afroamericanos y a las mujeres en Estados Unidos no se combatió golpeando en la cara a un bully, sino con la unión de los grupos oprimidos, que presionaron al gobierno para que se promulgaran leyes contra la discriminación.

Por otro lado, las críticas de Dreyfuss hacia las reglas de la Academia son mucho más sensatas, ya que la diversidad no debería ser obligatoria para todas las historias. Sin embargo, los cineastas independientes que no estén obsesionados por ser nominados al Óscar, podrán seguir contando historias con o sin diversidad, según sus necesidades artísticas.

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