Silvio Berlusconi, el político, productor, periodista y magnate italiano falleció el día de hoy en Milán luego de una larga batalla contra la leucemia, según reportan varios medios internacionales como The New York Times. Como era de esperarse con una figura así de relevante en la historia política de aquel país, su partida pone sobre la mesa varios temas sobre su trabajo, su desempeño en los medios, su vida privada, su paso por la política, su legado y, por supuesto, sobre cómo ha sido retratado en series, películas y documentales de diversos creadores.
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Berlusconi nació en Milán dentro de una familia de clase media y se esforzó mucho para seguir su ambición de convertirse en una figura de renombre, lo que lo llevó a graduarse en leyes en 1961 y hasta a formar parte de una banda que tocó en algunos cruceros. Unos años más tarde comenzó su propio negocio de construcción inmobiliaria, lo que le permitió ganar suficiente dinero para establecer su propia agencia, misma que sería indispensable para su llegada a los medios y a la política italiana. En 1973 lanzó su primera compañía de televisión por cable que todavía era muy pequeña, pero que fue bastante significativa entre el público.
Para mediados de los ochenta ya tenía muchísimo dinero y cierto poder en los medios de comunicación, pues parte de su labor era desarrollar publicidad local mientras trataba de lanzar sus propios canales al público, lo que significó estar en constante pleito con algunos elementos de la política que le querían negar ese paso. Ya con cierta reputación bajo su nombre, Berlusconi decidió involucrarse en la política italiana aprovechando la decepción generalizada de la gente que consideraba a todos los políticos corruptos que habían abandonado a su suerte al pueblo.
En 1994 se convirtió en el primer ministro de Italia, aunque su lugar siempre fue criticado porque había prometido vender su cadena de televisión para evitar conflictos de intereses y nunca lo hizo. Además de presentarse como un magnate que entendía la política desde otro ángulo, su forma de dar a conocer las tendencias de esta área lo hicieron tan popular como odiado, y rápidamente se convirtió en una de las figuras más importantes del país más allá de su puesto. Su lugar al frente del país no fue consecutivo, pues mucho se decidió a partir del contexto y aprecio del momento de parte de la gente. Eventualmente renunció a su cargo en 2011, con todos sus mandatos llenos de controversia sobre sus formas, su lenguaje, sus manipulaciones, sus fiestas salvajes, su vida privada que según se dice involucró abuso a menores, y su particular encanto que parecía atraer a las masas sin problema a pesar de la contradicción que su imagen representaba.
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La noticia sobre su fallecimiento fue confirmada por Giorgia Meloni, actual presidenta del Consejo de Ministros de Italia, y aunque no se dio una causa clara, se asume que fue en relación a la leucemia que padecía y que recientemente lo había llevado al hospital para buscar atención médica de emergencia. El pueblo italiano no sabe cómo abordar a Silvio Berlusconi, pues para algunos ayudó a destapar la hipocresía política y para otros sólo la empeoró, de paso endeudando al país. Sea como sea, siendo tan importante para la ciudadanía, era obvio que su vida sería de interés para varios creadores que desarrollaron proyectos alrededor de su persona.
Además de los documentales Viva Zapatero!, Quando c'era Silvio, Draquila – L'Italia che trema, donde se burlaron de su pobreza para abordar una crisis nacional, y Videocracy, donde se mostró el camino que siguió para tener control sobre los principales medios de comunicación, la figura de Berlusconi apareció en el cine con historias de ficción. En la cinta Il Caimano se burlaron de sus controversias, pero también mostraron el don que tenía para hablar en público, pero tal vez la representación más conocida alrededor del mundo se dio con el estreno de Loro - 60% del director Paolo Sorrentino, más conocido por dirigir obras como La Gran Belleza - 91%, Fue la mano de Dios - 80%, y la serie The Young Pope - 76%.
Loro mostraba al equipo de trabajo más cercano a Silvio Berlusconi, y se sabe que el magnate prefirió no estar involucrado y negó a Sorrentino dinero para la producción a pesar de que su empresa lo apoyó en películas previas. Con el talento que tenía para convencer al público de cualquier cosa, y su actitud altanera y juguetona, es seguro que los ciudadanos italianos pasarán mucho tiempo tratando de entender su figura como empresario, orador, inversionista, hombre de negocios y político que se comparó con Jesucristo al decir que él sí se sacrificaba por todo el país a pesar de ser condenado a prisión por fraude fiscal.
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