Shelley Duvall, nacida el 7 de julio de 1949 y fallecida el 11 de julio de 2024, es recordada principalmente por su actuación en el clásico ‘El Resplandor - 92%’, pero la historia detrás de cómo se filmó esa película es terrorífica por todo lo que sufrió la actriz. Duvall comenzó su carrera cuando fue descubierta por un cazatalentos en una fiesta, lo que la llevó a convertirse en la musa de Robert Altman, participando en películas como ‘Ladrones como nosotros’ (1974), ‘Nashville’ (1975) y ‘Tres mujeres’ (1977), que le valió el premio a la mejor actriz en el festival de Cannes. Más tarde, su físico delgado y su distintivo rostro le consiguieron el papel de Olivia en Popeye (1980), junto a Robin Williams.
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El infierno de filmar ‘El Resplandor’
En 1980 Duvall se embarcó en el proyecto más desafiante de su carrera: El Resplandor, dirigida por Stanley Kubrick. En esta adaptación de la novela de Stephen King , Duvall interpretaba a Wendy Torrance, la esposa del perturbado escritor Jack Torrance, interpretado por Jack Nicholson. Aunque la película es ahora considerada una obra maestra del cine de terror, su rodaje fue un auténtico calvario para Duvall debido al perfeccionismo obsesivo de Kubrick.
Kubrick, conocido por su meticulosidad, sometió a Duvall a una presión extrema durante los 13 meses de rodaje. La actriz tuvo que repetir numerosas tomas, algunas más de cien veces, hasta que Kubrick quedara satisfecho. Esta demanda constante le provocó ataques de pánico, pérdida de cabello y una profunda depresión. La actriz ha descrito el papel como el más difícil de su carrera, debido a la necesidad de mantener su cuerpo en un estado constante de pánico.
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Además, Kubrick implementó tácticas para aislar a Duvall emocionalmente. Ordenó al equipo de producción no hablarle y la sometió a humillaciones públicas, criticando su actuación y acusándola de no estar a la altura. Duvall declaró, según lo registrado en el libro The Complete Kubrick, de David Hughes (vía Mirror): "Stanley me presionó más de lo que nadie lo había hecho antes”.
Uno de los momentos más difíciles para Duvall fue la filmación de la escena del bate de béisbol, la cual requirió 127 tomas, un récord reconocido por el Guinness Book of World Records. Esta escena le causó heridas en las manos, deshidratación y una garganta irritada. Su compañero de reparto, Jack Nicholson, expresó su admiración por su resistencia, diciendo: "No sé cómo lo haces".
Kubrick, según su hija Vivian, pedía al equipo que no mostrara simpatía hacia Duvall y la ignorara para aumentar su estrés emocional, con la esperanza de obtener una mejor actuación. A pesar de esta crueldad, Duvall defendió en parte a Kubrick, afirmando que él mismo había sufrido abusos similares en el pasado y que detrás de las cámaras, él podía ser cálido y amigable.
El recuento de los daños
En 2016 Duvall concedió una polémica entrevista en el programa Dr. Phil, donde apareció desmejorada y reveló que sufría un grave trastorno de personalidad. Habló de su experiencia en ‘El Resplandor’ como un infierno: “Había un gran elenco. Todos eran personas maravillosamente divertidas..., pero luego estaba Stanley Kubrick, el director de esta obra maestra icónica. Todo lo que diré es que si el director no hubiera hecho lo que hizo, con tanta fuerza y crueldad, no habría obtenido el mismo resultado en la película”.
Hoy en día, ‘El Resplandor’ es considerado uno de los filmes más influyentes en la historia del cine de terror, estudiado por cineastas y cinéfilos por su manejo del trauma y el terror psicológico. Sin embargo, no se puede ignorar el alto costo emocional y físico que tuvo sobre Shelley Duvall, quien prácticamente desapareció del mundo cinematográfico tras esta experiencia.
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