The Ice Tower

...puede tardar demasiado en despegar, pero el innegable dominio del tono y la visión de dirección de Hadžihalilović siguen siendo impresionantes. The Ice Tower representa un reino cruel e infeliz y provoca con éxito una respuesta emocional correspondiente.

Puede que The Ice Tower parezca desacertada y confusa, pero en el centro de su historia hay algunas ideas realmente conmovedoras. La dinámica freudiana y compleja entre Jeanne y Cristina es subversiva en todo momento, y juega con arquetipos disfuncionales de romance y familia encontrada para crear algo incómodo e imposible de ignorar. La forma en que Hadžihalilović permite que estas dos narrativas existan en diferentes niveles pero que se reflejen temáticamente está hecha con maestría; simplemente no hay suficiente sustancia o impulso para hacer que la película sea emocionante.

El peculiar mundo y las imágenes creadas por Hadžihalilović no constituyen una propuesta para el gran público, y la película tampoco intenta serlo. El público que no esté familiarizado con el trabajo previo de la directora puede pensar que le falta un estilo narrativo más convencional, pero aquellos que estén abiertos a la singularidad y la originalidad deberían ver satisfechos sus apetitos cinematográficos. The Ice Tower es consistente, deliciosa y cerebral, y no se derretirá fácilmente ante la mirada severa de un crítico de cine.

Cuando ni siquiera un primer plano que estudie las magistralmente minuciosas gesticulaciones de Marion Cotillard puede despertar a una película de su estado de sonambulismo, hay un problema (...) Hadžihalilović pasa por alto una característica clave de las narraciones folclóricas que las hace resonar en niños y adultos de todas las edades. La gente se identifica con estas historias no porque estén fuera de la experiencia cotidiana de la vida, sino porque ven cómo sus códigos simbólicos se remontan a la humanidad. Sin nada más que una austeridad artística para ofrecer como vínculo de regreso a la realidad, “The Ice Tower” se hace añicos.

Hadžihalilović ha creado un homenaje al cine como máquina de hechicería (...) Ya sea con el traje de la Reina de las Nieves o con el vestido de la actriz Cristina van den Berg, Cotillard siempre es impresionante. No es casualidad: la identificación entre Jeanne y el espectador se intensifica con cada escena, y el atractivo de Cristina no hace más que aumentar a medida que avanza la película. The Ice Tower es magnífica a la vista, tan texturizada y suntuosa al mismo tiempo; el trabajo fluido del director de fotografía Jonathan Ricquebourg garantiza que las tomas más largas sean tan glaciales como el terreno invernal.

Desde que Hadzihalilovic y Cotillard trabajaron juntos por primera vez en el primer largometraje revelador de la directora, Innocence, en 2004, la actriz ha alcanzado el estrellato mundial mientras que la cineasta ha trazado su propio camino idiosincrásico en otros dos largometrajes dramáticos con tintes fantásticos: Evolution (2015) y Earwig (2021). Hadzihalilovic es una directora que se niega a comprometer su visión muy distintiva y ese es el caso aquí, incluso si The Ice Tower, que se presenta en la Competencia de Berlín, es su película más importante hasta la fecha; absolutamente hermosa en cada fotograma con una actuación protagonista destacada de la joven actriz francesa Clara Pacini.

Como presencia en pantalla, Cotillard suele irradiar sensibilidad (puede ser casi demasiado para sus detractores, pero a menudo es su mayor virtud, en proyectos como “Two Days, One Night”). Por eso es extraño elegirla para interpretar a alguien tan glacial y distante, ya que eso va en contra de su energía natural, aunque es el único modo que le interesa a Hadžihalilović, cuyas películas parecen el equivalente psíquico de un baño de agua fría. Cristina exige una Eva Green o una Angelina Jolie, mientras que una sonrisa de Cotillard podría derretir toda la ilusión. Y, sin embargo, se compromete, y llega hasta el final profundamente perturbador de la película, donde Cristina intenta corromper a esta chica en la que había visto una versión más joven de sí misma.

...aunque la nueva película de Hadzihalilovic puede poner a prueba la paciencia, demuestra que tiene una voz inquebrantable, que sigue susurrándonos cosas extrañas y aterradoras al oído (...) Hadzihalilovic es un cineasta extremadamente hábil, y cada toma está compuesta con elocuencia: desde paisajes nevados teñidos de una luz azul que se desvanece, hasta interiores cálidos con ropas de posguerra, pasando por los numerosos primeros planos de Cotillard, interpretando a una actriz que interpreta a una reina de hielo cuyas travesuras acechan en un problemático set de filmación. Pero The Ice Tower no te atrapa tanto como te pide que contemples sus imágenes borrosas y de pesadilla, y que caigas bajo su influencia, o no.

The Ice Tower está llena de caminos brillantemente concebidos y representados que terminan en callejones sin salida; es cautivadora, pero no satisfactoria. Siempre es un placer ver a Marion Cotillard reconstruir un personaje; tiene una extraordinaria capacidad para parecer majestuosamente impasible y estar claramente muy preocupada al mismo tiempo. Es un placer simplemente mirarla. Pero no es suficiente.

En términos de estado de ánimo y tono y sus propios artificios y superficies, “The Ice Tower” es una maravilla, filmada con encuadres Cinemascope que aportan un enorme poder dramático a muchos primeros planos largos y lánguidos, especialmente cuando Cristina ve los diarios de su película. Una banda sonora creada con las ondas Martenot, un instrumento electrónico que suena muy parecido a un theremin, crea un hechizo onírico que solo se suma al encanto de trance de la película. Las actuaciones sobrias y las vibraciones hipnóticas, fríamente distantes y escalofriantes de esta película no serán para nadie que busque una historia, pero “The Ice Tower” lanza un hechizo espeluznante que persiste e incluso se profundiza en la mente mucho después de que termina. Como solo lo hacen los mejores hechizos.