La Bruja: ¿Qué esconde su final?

La Bruja: ¿Qué esconde su final?

*El siguiente texto refleja la opinión del autor respecto a la cinta de Robert Eggers, La Bruja. Es definitivo, La Bruja del director Robert Eggers es toda una experiencia cinematográfica. Alabada por la crítica y la audiencia por romper la clásica fórmula del horror comercial y a la vez retomar una historia que parece hemos […]

Por Jorge Guevara el 23 mayo, 2016

*El siguiente texto refleja la opinión del autor respecto a la cinta de Robert Eggers, La Bruja.

Es definitivo, La Bruja del director Robert Eggers es toda una experiencia cinematográfica. Alabada por la crítica y la audiencia por romper la clásica fórmula del horror comercial y a la vez retomar una historia que parece hemos visto muchas veces antes y darle una visión nueva. Llena de metáforas tanto temáticas como visuales, La Bruja es la mejor película de horror en lo que va de 2016. En el siguiente artículo analizamos algunas de las escenas y puntos claves de la cinta. Está por demás decirlo, pero a continuación habrá spoilers, así que si no han visto la película, por favor absténganse de continuar leyendo.

Una vez que termina la cinta sabes que no viste una película de horror del montón, incluso me atrevería a decir que no es una cinta de horror, sino un drama familiar de época con tintes sobrenaturales y en él se hace una exploración de distintos temas que afectan a la sociedad actual, entre ellos la opresión de la feminidad, misoginia y el fanatismo religioso, todo esto dentro del contexto de 1630 en Nueva Inglaterra. La cinta retoma los arquetipos básicos del folclore de las brujas durante ese periodo, no por nada se le agrega el subtitulo de "una leyenda folclórica de Nueva Inglaterra", sin embargo, los presenta de una manera distinta, tomándose su tiempo para ir creando una atmósfera idílica para sus intenciones.

Hay que decirlo, la película no es para todo tipo de público, es una película, por momentos, contemplativa y cinemática a morir, con una fotografía muy cuidada. Es una narrativa que se toma su tiempo no para asustarte en el momento, sino para dejarte pensando durante días y que un sentimiento de que algo está mal se quede contigo, y no necesariamente se refiere a que una bruja te acose durante la noche, si no por las ideas que deja rumiando en el fondo de tu mente. Particularmente por el final de la cinta. Ésta es mi interpretación de lo que vi.

Cuando llegamos a la parte final de la cinta, Thomasin (interpretada por Anya Taylor-Joy) ha perdido todo y por alguna razón (entiéndase lo que voy a elaborar en este texto) decide aliarse con el diablo, quien efectivamente estaba tomando la forma de un chivo, y seguirlo para unirse al aquelarre de brujas. Ahora, esto ha levantado algunas quejas entre usuarios en redes sociales y entre algunos de mis conocidos, pero si analizamos a fondo qué es lo que Eggers quiere probar o decir con la cinta es más fácil entender los motivos por los cuales Thomasin se convierte en emisaria del demonio.

La pregunta es: si Thomasin es una cristiana devota y su familia fue manipulada y asesinada por el demonio y sus sirvientes, ¿por qué aceptaría tan fácilmente el trato de Satanás? Thomasin es una niña devota en su totalidad, es la única que siente remordimientos por abandonar la aldea por el orgullo de su padre, quien además es un mentiroso que la ha estado culpando de sus crímenes, es el objeto de la lujuria de su hermano, es envidiada por su madre y detestada por sus hermanos menores, y a pesar de todo, siente una enorme culpa. Esto es evidenciado en las escenas donde reza y pide a Dios que le permita entrar al reino de los cielos (esto tiene un punto, no voy a dar catecismo). Después de los sucesos sangrientos de la cinta, ella vuelve a rezar para que su fe sea restaurada, pero es el diablo quien le responde.

Desde mi perspectiva, Thomasin se convierte en un blanco fácil para el diablo porque es la única que pensaba distinto a su familia, incluso en la primera escena vemos como voltea a ver a su padre durante el juicio tratando de expresar su anhelo por quedarse en la aldea, sin embargo, decirlo la convertiría en una mujer contradiciendo al patriarca de la familia y rompería con las tradiciones impuestas en ella. Esto es en parte por lo que se odia, pues desea algo material que sabe que no debería y también, en cierta manera, deseaba que su familia la detestara; por eso inventa esas cosas junto al río y consigue asustar a su hermana y la amenaza con vender su alma a Satanás y después comérsela viva. La ironía, por supuesto, es que es eso lo que sucede al final.

Evidentemente, Thomasin amaba a su familia y su muerte no le causa placer, pero con ellos fuera del cuadro, se encuentra completamente sola, por lo que sólo tiene dos opciones: tratar de regresar a la aldea y probablemente morir en el intento o tomar el trato. Y no es que necesariamente deba morir al intentar regresar a su aldea, sino que en este contexto histórico, tratar de explicar lo que sucedió con su familia simplemente la hubiera condenado a la hoguera bajo el nombre de bruja.

Además, como mencioné, Dios nunca contestó sus plegarias, se encontraba completamente ausente durante sus momentos más difíciles. En lugar de eso, su familia la traicionó y murió (su madre muere por su propia mano). Por eso, en ese momento, siendo ella pura de fe, se considera a sí misma indigna del reino de Dios, condenada al infierno, en pocas palabras. Las creencias de su familia la habían oprimido y marginado. Su familia estaba decidida a venderla a otra familia tras la desaparición del bebé, pero además existía desconfianza porque Thomasin es una adolescente, lo que hacía desconfiar a su madre posiblemente por celos y, por otro lado, despertaba deseos sexuales en su hermano. Esto la convertía en una posible amenaza al hogar puritano en el que estaba.

Pero al aceptar al diablo, Thomasin tiene la libertad de ser quien quiere junto a sus hermanas, mujeres libres del bosque. La nueva gracia de su nuevo maestro le otorga esa "libertad" que jamás tuvo en su hogar donde todo era reprimido. El no tener que estar atada a los parámetros que la obligan a ser dócil, sumisa y llena de culpa debido a su sexo le permitieron ser lo que más miedo tienen quienes promueven este tipo de cultura opresiva: la feminidad y libertad de la mujer. Desde esta perspectiva, se puede decir que La Bruja es, en mayor o menor medida, una película que toca fibras sensibles respecto a la liberación femenina y una metáfora clara sobre la sociedad actual. Esto no implica que no esté atada ahora a unos nuevos parámetros ni que no se vea convertida en bruja como una consecuencia de las situaciones que transcurren en el metraje, pero ¿acaso no vivimos en una época donde a las mujeres fuertes e independientes han ido alzando su voz como consecuencia de los actos de la sociedad en que vivimos? Bruja es solo otra palabra usada en esas épocas para denominar a esas mujeres que se negaban a doblegarse ante la iglesia y el patriarcado. Y claro, es solo una de las lecturas que se le pueden dar a la cinta, pero es algo que resulta pertinente para los tiempos en los que vivimos.

La cinta, como el buen cine de horror en general, sirve para hablar de los miedos y problemas de la sociedad. Y en una época donde los feminicidios, la violencia contra la mujer, el machismo desmedido en internet (no crean que no leemos los comentarios cuando publicamos algo del reebot de Los Cazafantasmas) y a su vez, esta nueva ola de feministas que han alzado su voz en contra de estas conductas, una película como La Bruja no sólo es pertinente, es necesaria.

¿Ustedes qué opinan al respecto?

——————————————————————————————————————————————————————-
¿No les gustó el artículo? Pueden quejarse con Jorge Guevara, editor de Tomatazos.com, en su cuenta de Twitter @Jorgepilgrim. Jorge es originario de Tijuana, fanático del cine, los cómics y la cerveza artesanal.

Contenido relacionado

Contenido relacionado