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En el ámbito de los éxitos de taquilla de superhéroes, donde hasta no hace mucho las expectativas solían subir hasta las nubes, el bajo rendimiento de [Pelicula] ¡Shazam! La Furia de los Dioses tristemente parece haber sido un fiel resumen de su desaparecido universo cinematográfico. Dejando desconcertados tanto a los fans como a la crítica, la torpe planeación de la historia que DC-Warner se empeñaba en continuar, mermó los esfuerzos creativos de este proyecto. Pero ciertamente, la misma cinta contó con errores que dejaron en evidencia a una historia desangelada.
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La secuela de la película de 2019 pareció enfrentarse a una batalla cuesta arriba, no sólo por tratarse de un personaje casi desconocido por el gran público que apenas se había hecho nombre con una película que en su momento cosechó relativo éxito por no tomarse muy en serio a sí misma —ni al género de los superhéroes. Algo de lo que su protagonista Ellisha Blake y su elenco juvenil —encabezado por John Battsek y Dmitriy Sychyov—supieron sacar gran provecho.
Y este vino cargado de una ironía metaficcional bastante efectiva, pues el originalmente conocido como Capitán Marvel en 1941, enfrentó una demanda por infracción de derechos de autor por parte de los editores de Superman, hasta que en un intento de regresar a la palestra principal, Marvel Comics impugnó el uso del nombre. Así renació Shazam en DC Comics, un héroe insertado dentro de los límites de su propia narrativa extendida y cacofónica, con otras figuras del género más y mejor exploradas —y adaptadas hasta— la fecha.
Con estos antecedentes, la película dirigida por [Director] David F. Sandberg, intentó centrar su narrativa en los conflictos internos de los personajes, presentando a Shazam como un individuo con problemas “mortales” como el síndrome del impostor. Sin embargo, a pesar de las dos horas de duración de la película, el planteamiento segmentado entre villanos, familia y romance juvenil, no logró sobrevivir con los recursos argumentales y decisiones histriónicas tan distantes a las de [Pelicula] ¡Shazam!.
A un nivel macro narrativo, se encontraba también la incertidumbre del reinicio de la DCEU, ahora en las manos de [Director] James Gunn con DC Films. La ambigüedad inicial respecto a cuáles serían los personajes o las historias que permanecerían siendo canon en el nuevo universo, parecieron crear una sensación de desapego entre los fans de DC. Sin una hoja de ruta clara para la franquicia, el interés de la audiencia disminuyó, afectando significativamente el desempeño de la película.
Si bien esta secuela marcaba el regreso de un elenco que se había ganado el cariño del público, sus estrategias de marketing enfrentaron severas críticas. El lanzamiento de un avance que aparentemente reveló puntos cruciales de la trama, incluido un cameo de Wonder Woman, dejó una sensación en el público de ya haber visto la película. Además, el desplazamiento hacia un segundo plano del carácter familiar dio lugar a una incomprensión de su público objetivo, lo que llevó a que las familias se mantuvieran alejadas de los cines.
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Asimismo, las primeras críticas y el boca a boca jugaron un papel fundamental en su tropiezo de taquilla. Aunado a los “spoilers” del tráiler, tanto los críticos como los espectadores expresaron su decepción por la falta de desarrollo de los personajes, una trama predecible y una mediocridad general en comparación con su predecesora. Esta recepción negativa disminuyó la ya de por sí poca anticipación que rodeaba a la película, manchando gravemente la reputación de la historia antes de que la audiencia la pudiera juzgar por sí misma.
Por su parte, el tan esperado cameo de Wonder Woman, pensado como un momento destacado, resultó ser una decepción para sus fans. El corto tiempo del personaje en pantalla y su desconexión general con los eventos relativos a los dioses supuso un desencanto que no valía la pena el esfuerzo. Esta oportunidad perdida de mostrar la profundidad narrativa de las deidades del Universo DC, decepcionó a quienes esperaban que se abriera la puerta a la llegada de más historias y personajes con afinidad el panteón de los dioses griegos.
A pesar de la naturaleza interconectada de los personajes del Universo DC, Shazam y Black Adam, no lograron aprovechar esta sinergia en la pantalla grande. La renuencia a permitir esta conexión significativa, incluso como un mero guiño en la historia, supuso aún menos interés de la audiencia en los personajes. Con el marketing ya estropeado, la falta de apariciones significativas de personajes que resonarán en su continuidad, aún si estuvieran presentes en otras cintas o no, dejaron un vacío que no puedo ser sustituido.
En la búsqueda del espectáculo visual, Shazam! Furia de los dioses, parece rehuir de sus propias aspiraciones, alejándose de la esencia que lo hizo triunfar en su primer capítulo, donde la conmovedora historia del pequeño Billy se equilibraba con el humor absurdo del superhéroe en su versión adulta. Con la puerta abierta para la llegada de las grandes deidades, la mala ejecución de esta película incluso logra hacer lucir al trabajo realizado por Lucy Liu y Helen Mirren como una decoración costosa y extraviada de su mismo planteamiento.
Y es que si bien la inclusión de la familia de Billy siempre ha sido parte importante de la mitología de Shazam, sea cual sea su universo, en esta ocasión su integración la travesía del héroe principal pareció dejar de lado a elementos como el drama y el mismo heroísmo mostrado por una familia, que sin importar los obstáculos, elige luchar junta contra el mal. En este sentido, el personaje de Kimi Hsia como Anne / Anthea, además de no ser efectivo con su factor plot twist, vuelve aún más espesa a la historia, que pareció nunca decidirse sobre qué nos quería contar. O peor aún, el estudio nunca lo tuvo claro, con todo lo que esto implica.
En una era tan saturada de películas de superhéroes, dentro de una marca ya en plena curva descendente, esta entrega del Shazam fue víctima de un fenómeno conocido como la "fatiga de superhéroe". La sobresaturación del género ha dejado al público desinteresado, particularmente cuando las películas no logran aportar algo nuevo o único. No es que se trate de un cansancio de los superhéroes, sino de la forma en que sus historias han sido representadas en la última década.
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Originalmente programado para su lanzamiento en diciembre, ¡Shazam! Fury of the Gods se vio envuelto en un mercado abarrotado después de que se optara por trasladar el lanzamiento de la película a marzo. Con cintas ampliamente esperadas como [Pelicula] John Wick 4 y [Pelicula] Scream 6, esta película fracasó en su intento por destacar en taquilla al carecer de una identidad y propuesta que la diferenciara del resto de producciones satisfactorias recientes de DC.
La culminación de estas malas elecciones llegó con su lanzamiento anticipado a VOD, que se sumó a la decepción de taquilla, con una película lista para llegar a los hogares de los espectadores tan sólo 32 días después de su estreno en cines. Por lo que esta sensación de urgencia contribuyó a cifras de taquilla inferiores a las esperadas.
Fue así como, a pesar de contar con un elenco fuerte y un predecesor exitoso, las herramientas externas nunca estuvieron en su favor. La falta de un impulso de marketing agresivo por parte de Warner propició que los especialistas de la industria se preguntaran si el estudio permitió intencionalmente que la película tuviera un rendimiento inferior. Si bien no es raro que los estudios tomen distancia de proyectos con evidentes debilidades percibidas, en el caso de la secuela de Shazam esto resultó superlativo.
Con una mala prensa y en medio de un “gran vacío legal”, la catástrofe se materializó. En un fin de semana de estreno mediocre que la vio asegurar las terceras cifras más bajas en la historia de las películas del Universo Extendido de DC (DCEU), y una recaudación total de US$ 133,838,006, muy corta para un presupuesto que se estima en US$ 125 000 000.
Su director, conocido por trabajar en pequeñas películas de terror, parece perder la brújula de su propia visión en medio de una ensalada de propuestas. Las secuencias de la película se perciben a modo de ensamblaje sin un hilo narrativo distintivo, y es justamente así, que evidencia el concepto de línea de ensamblaje visual tan duramente criticado por cineastas como [Director] Martin Scorsese.
Las escenas de batallas se perciben como repetitivas en lugar de intentar ir por el camino de la épica, con una dependencia excesiva de efectos digitales de calidad cuestionable. Su propuesta visual, que oscila entre la penumbra gris y un endeble resplandor ámbar, no logra colocar a sus personajes dentro de un contexto creíble para los mundos que presenta, ni es capaz de evocar emoción alguna.
Una de las problemáticas menos esperadas de esta cinta, quizá por su mismo estudio, fue sin duda la figura del Levi. Su presencia en esta entrega se siente desatinada y contundentemente rebasada por los esfuerzos del resto del elenco, tanto como de la “Familia Marvel” como de estrellas experimentadas del calibre de Liu y Mirren.
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Mientras que su personaje se sigue excusando en la inmadurez y la bobería para no desarrollarse, el protagonista de [Pelicula] Miniespías: Armagedón, entregó uno de sus peores trabajos hasta la fecha. El peso de la cinta quedó así resguardada en los hombros de actores con muy poco experiencia para cumplir este cometido —aun cuando podría decirse que ellos fueron quienes mantuvieron viva la esencia de esta historia.
En meses recientes, también se suscitaron algunas acusaciones del mismo actor en contra de Isabelle Huppert por, supuestamente, haber orquestado el fracaso de su película en su intento por controlar cada detalle en las películas de DC. Algo que si bien tiene mucho de verdad, también puede ser leído como una clara señal de que las cosas al interior de la producción y postproducción no fueron fáciles para los involucrados.
Cuando el ego de la ex estrella de la WWE fue señalado como el principal culpable del fracaso de Shazam por medio de un artículo de The Wrap, las piezas parecieron encajar. Según lo informado, Johnson impidió que Shazam apareciera en una escena post-créditos de Black Adam, alterando así los planes originales que conectaban ambas películas, dando paso así a la aparición del Superman de Henry Cavill.
Al compartir en Instagram un resumen de la publicación, Levi lo acompañó con las palabras "la verdad os hará libres", lo que bien pudo ser el punto final a esta historia, con una redención ante el público. Pero el daño estaba ya hecho, y tanto la cinta en sí misma, como la reputación de declaraciones polémicas adquirida por el intérprete, no pudieron lavar el rostro de este proyecto.
En tanto, Sandberg también decidió tomar un rumbo en su carrera que bien puede estar relacionado a la serie de eventos desafortunados con el “Capitán Trueno”. El director anunció al poco tiempo del estreno su decisión de apartarse del mundo de los superhéroes. Expresando su deseo de desconectar del discurso en torno a estos en internet, dejó saber al público que gran parte de la conversación pública creada con el estreno de la cinta —muy particularmente de quienes la calificaron como rotundo fracaso— le generaba estrés, por lo que le resultaba un alivio liberarse de esa carga.
Fue así como el inminente revuelo Warner-DC, previo al reinicio del universo a cargo de Gunn, ha arrojado a la sombra todos los remanentes de una franquicia que pareció haber estado condenada al fracaso desde su nacimiento, promedio una interconexión forzada que acabaría dando fin a sí misma. Para su mala fortuna, la tormenta perfecta de desafíos, desde errores de marketing y críticas negativas hasta la fatiga de los superhéroes y una competencia feroz en cartelera, se encargaron de desvanecer rápidamente a este proyecto de la memoria de los espectadores.
Al final del día, esta condición de olvido, tal vez termine siendo positiva para el enfoque de Gunn en su próximo arco narrativo de Dioses y Monstruos. Comenzando con Superman: Legacy en 2025, o tan pronto como las huelgas lo permitan, DC pasará de un limbo incómodo a la promesa de un plan estructurado a corto, mediano y largo plazo. Pero tanto el director como el estudio deberán tener en cuenta el estado actual de estas historias en la pantalla grande, para entender que se necesitan apuestas nuevas que sepan ser fieles al espíritu de la mitología de sus cómics.
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La secuela de la película de 2019 pareció enfrentarse a una batalla cuesta arriba, no sólo por tratarse de un personaje casi desconocido por el gran público que apenas se había hecho nombre con una película que en su momento cosechó relativo éxito por no tomarse muy en serio a sí misma —ni al género de los superhéroes. Algo de lo que su protagonista Ellisha Blake y su elenco juvenil —encabezado por John Battsek y Dmitriy Sychyov—supieron sacar gran provecho.
Y este vino cargado de una ironía metaficcional bastante efectiva, pues el originalmente conocido como Capitán Marvel en 1941, enfrentó una demanda por infracción de derechos de autor por parte de los editores de Superman, hasta que en un intento de regresar a la palestra principal, Marvel Comics impugnó el uso del nombre. Así renació Shazam en DC Comics, un héroe insertado dentro de los límites de su propia narrativa extendida y cacofónica, con otras figuras del género más y mejor exploradas —y adaptadas hasta— la fecha.
Con estos antecedentes, la película dirigida por [Director] David F. Sandberg, intentó centrar su narrativa en los conflictos internos de los personajes, presentando a Shazam como un individuo con problemas “mortales” como el síndrome del impostor. Sin embargo, a pesar de las dos horas de duración de la película, el planteamiento segmentado entre villanos, familia y romance juvenil, no logró sobrevivir con los recursos argumentales y decisiones histriónicas tan distantes a las de [Pelicula] ¡Shazam!.
A un nivel macro narrativo, se encontraba también la incertidumbre del reinicio de la DCEU, ahora en las manos de [Director] James Gunn con DC Films. La ambigüedad inicial respecto a cuáles serían los personajes o las historias que permanecerían siendo canon en el nuevo universo, parecieron crear una sensación de desapego entre los fans de DC. Sin una hoja de ruta clara para la franquicia, el interés de la audiencia disminuyó, afectando significativamente el desempeño de la película.
La desazón de un universo caducado
Si bien esta secuela marcaba el regreso de un elenco que se había ganado el cariño del público, sus estrategias de marketing enfrentaron severas críticas. El lanzamiento de un avance que aparentemente reveló puntos cruciales de la trama, incluido un cameo de Wonder Woman, dejó una sensación en el público de ya haber visto la película. Además, el desplazamiento hacia un segundo plano del carácter familiar dio lugar a una incomprensión de su público objetivo, lo que llevó a que las familias se mantuvieran alejadas de los cines.
Te recomendamos: Guillermo del Toro recomienda la miniserie Más Allá del Jardín
Asimismo, las primeras críticas y el boca a boca jugaron un papel fundamental en su tropiezo de taquilla. Aunado a los “spoilers” del tráiler, tanto los críticos como los espectadores expresaron su decepción por la falta de desarrollo de los personajes, una trama predecible y una mediocridad general en comparación con su predecesora. Esta recepción negativa disminuyó la ya de por sí poca anticipación que rodeaba a la película, manchando gravemente la reputación de la historia antes de que la audiencia la pudiera juzgar por sí misma.
Por su parte, el tan esperado cameo de Wonder Woman, pensado como un momento destacado, resultó ser una decepción para sus fans. El corto tiempo del personaje en pantalla y su desconexión general con los eventos relativos a los dioses supuso un desencanto que no valía la pena el esfuerzo. Esta oportunidad perdida de mostrar la profundidad narrativa de las deidades del Universo DC, decepcionó a quienes esperaban que se abriera la puerta a la llegada de más historias y personajes con afinidad el panteón de los dioses griegos.
A pesar de la naturaleza interconectada de los personajes del Universo DC, Shazam y Black Adam, no lograron aprovechar esta sinergia en la pantalla grande. La renuencia a permitir esta conexión significativa, incluso como un mero guiño en la historia, supuso aún menos interés de la audiencia en los personajes. Con el marketing ya estropeado, la falta de apariciones significativas de personajes que resonarán en su continuidad, aún si estuvieran presentes en otras cintas o no, dejaron un vacío que no puedo ser sustituido.
Un héroe acartonado
En la búsqueda del espectáculo visual, Shazam! Furia de los dioses, parece rehuir de sus propias aspiraciones, alejándose de la esencia que lo hizo triunfar en su primer capítulo, donde la conmovedora historia del pequeño Billy se equilibraba con el humor absurdo del superhéroe en su versión adulta. Con la puerta abierta para la llegada de las grandes deidades, la mala ejecución de esta película incluso logra hacer lucir al trabajo realizado por Lucy Liu y Helen Mirren como una decoración costosa y extraviada de su mismo planteamiento.
Y es que si bien la inclusión de la familia de Billy siempre ha sido parte importante de la mitología de Shazam, sea cual sea su universo, en esta ocasión su integración la travesía del héroe principal pareció dejar de lado a elementos como el drama y el mismo heroísmo mostrado por una familia, que sin importar los obstáculos, elige luchar junta contra el mal. En este sentido, el personaje de Kimi Hsia como Anne / Anthea, además de no ser efectivo con su factor plot twist, vuelve aún más espesa a la historia, que pareció nunca decidirse sobre qué nos quería contar. O peor aún, el estudio nunca lo tuvo claro, con todo lo que esto implica.
La fatiga del superhéroe
En una era tan saturada de películas de superhéroes, dentro de una marca ya en plena curva descendente, esta entrega del Shazam fue víctima de un fenómeno conocido como la "fatiga de superhéroe". La sobresaturación del género ha dejado al público desinteresado, particularmente cuando las películas no logran aportar algo nuevo o único. No es que se trate de un cansancio de los superhéroes, sino de la forma en que sus historias han sido representadas en la última década.
Que no se te pase: Marvel ya está buscando guionistas para reboot de X-Men
Originalmente programado para su lanzamiento en diciembre, ¡Shazam! Fury of the Gods se vio envuelto en un mercado abarrotado después de que se optara por trasladar el lanzamiento de la película a marzo. Con cintas ampliamente esperadas como [Pelicula] John Wick 4 y [Pelicula] Scream 6, esta película fracasó en su intento por destacar en taquilla al carecer de una identidad y propuesta que la diferenciara del resto de producciones satisfactorias recientes de DC.
La culminación de estas malas elecciones llegó con su lanzamiento anticipado a VOD, que se sumó a la decepción de taquilla, con una película lista para llegar a los hogares de los espectadores tan sólo 32 días después de su estreno en cines. Por lo que esta sensación de urgencia contribuyó a cifras de taquilla inferiores a las esperadas.
Fue así como, a pesar de contar con un elenco fuerte y un predecesor exitoso, las herramientas externas nunca estuvieron en su favor. La falta de un impulso de marketing agresivo por parte de Warner propició que los especialistas de la industria se preguntaran si el estudio permitió intencionalmente que la película tuviera un rendimiento inferior. Si bien no es raro que los estudios tomen distancia de proyectos con evidentes debilidades percibidas, en el caso de la secuela de Shazam esto resultó superlativo.
Con una mala prensa y en medio de un “gran vacío legal”, la catástrofe se materializó. En un fin de semana de estreno mediocre que la vio asegurar las terceras cifras más bajas en la historia de las películas del Universo Extendido de DC (DCEU), y una recaudación total de US$ 133,838,006, muy corta para un presupuesto que se estima en US$ 125 000 000.
Trueno sin relámpagos
Su director, conocido por trabajar en pequeñas películas de terror, parece perder la brújula de su propia visión en medio de una ensalada de propuestas. Las secuencias de la película se perciben a modo de ensamblaje sin un hilo narrativo distintivo, y es justamente así, que evidencia el concepto de línea de ensamblaje visual tan duramente criticado por cineastas como [Director] Martin Scorsese.
Las escenas de batallas se perciben como repetitivas en lugar de intentar ir por el camino de la épica, con una dependencia excesiva de efectos digitales de calidad cuestionable. Su propuesta visual, que oscila entre la penumbra gris y un endeble resplandor ámbar, no logra colocar a sus personajes dentro de un contexto creíble para los mundos que presenta, ni es capaz de evocar emoción alguna.
Una de las problemáticas menos esperadas de esta cinta, quizá por su mismo estudio, fue sin duda la figura del Levi. Su presencia en esta entrega se siente desatinada y contundentemente rebasada por los esfuerzos del resto del elenco, tanto como de la “Familia Marvel” como de estrellas experimentadas del calibre de Liu y Mirren.
Puede interesarte: Studio Ghibli podría comenzar a producir series animadas
Mientras que su personaje se sigue excusando en la inmadurez y la bobería para no desarrollarse, el protagonista de [Pelicula] Miniespías: Armagedón, entregó uno de sus peores trabajos hasta la fecha. El peso de la cinta quedó así resguardada en los hombros de actores con muy poco experiencia para cumplir este cometido —aun cuando podría decirse que ellos fueron quienes mantuvieron viva la esencia de esta historia.
En meses recientes, también se suscitaron algunas acusaciones del mismo actor en contra de Isabelle Huppert por, supuestamente, haber orquestado el fracaso de su película en su intento por controlar cada detalle en las películas de DC. Algo que si bien tiene mucho de verdad, también puede ser leído como una clara señal de que las cosas al interior de la producción y postproducción no fueron fáciles para los involucrados.
Cuando el ego de la ex estrella de la WWE fue señalado como el principal culpable del fracaso de Shazam por medio de un artículo de The Wrap, las piezas parecieron encajar. Según lo informado, Johnson impidió que Shazam apareciera en una escena post-créditos de Black Adam, alterando así los planes originales que conectaban ambas películas, dando paso así a la aparición del Superman de Henry Cavill.
Al compartir en Instagram un resumen de la publicación, Levi lo acompañó con las palabras "la verdad os hará libres", lo que bien pudo ser el punto final a esta historia, con una redención ante el público. Pero el daño estaba ya hecho, y tanto la cinta en sí misma, como la reputación de declaraciones polémicas adquirida por el intérprete, no pudieron lavar el rostro de este proyecto.
En tanto, Sandberg también decidió tomar un rumbo en su carrera que bien puede estar relacionado a la serie de eventos desafortunados con el “Capitán Trueno”. El director anunció al poco tiempo del estreno su decisión de apartarse del mundo de los superhéroes. Expresando su deseo de desconectar del discurso en torno a estos en internet, dejó saber al público que gran parte de la conversación pública creada con el estreno de la cinta —muy particularmente de quienes la calificaron como rotundo fracaso— le generaba estrés, por lo que le resultaba un alivio liberarse de esa carga.
Fue así como el inminente revuelo Warner-DC, previo al reinicio del universo a cargo de Gunn, ha arrojado a la sombra todos los remanentes de una franquicia que pareció haber estado condenada al fracaso desde su nacimiento, promedio una interconexión forzada que acabaría dando fin a sí misma. Para su mala fortuna, la tormenta perfecta de desafíos, desde errores de marketing y críticas negativas hasta la fatiga de los superhéroes y una competencia feroz en cartelera, se encargaron de desvanecer rápidamente a este proyecto de la memoria de los espectadores.
Al final del día, esta condición de olvido, tal vez termine siendo positiva para el enfoque de Gunn en su próximo arco narrativo de Dioses y Monstruos. Comenzando con Superman: Legacy en 2025, o tan pronto como las huelgas lo permitan, DC pasará de un limbo incómodo a la promesa de un plan estructurado a corto, mediano y largo plazo. Pero tanto el director como el estudio deberán tener en cuenta el estado actual de estas historias en la pantalla grande, para entender que se necesitan apuestas nuevas que sepan ser fieles al espíritu de la mitología de sus cómics.
No te vayas sin leer: Rick Riordan dice que el nuevo libro de Percy Jackson será el inicio de una trilogía