Crónica de un Oscarito aburrido

Crónica de un Oscarito aburrido

Después de días de “expectativa” y “especulación”, por lo menos para algunos todavía fieles seguidores del premio Oscar, por fin llegó el día de la ceremonia. ¿Y al final qué fue el Oscar? Lo de siempre… Las horas infinitas previas a la ceremonia en las que los conductores se limitaron a preguntas que hacen dudar […]

Por Paloma Cabrera el 23 febrero, 2015

Después de días de “expectativa” y “especulación”, por lo menos para algunos todavía fieles seguidores del premio Oscar, por fin llegó el día de la ceremonia.

¿Y al final qué fue el Oscar?

Lo de siempre…

Las horas infinitas previas a la ceremonia en las que los conductores se limitaron a preguntas que hacen dudar del coeficiente intelectual del entrevistador (a pesar de la fuertes críticas que se hicieron en las redes sociales y la campaña #AskHerMore), o sobre el diseñador del vestido.

Para no perder la costumbre del Óscar, los premios a mejores actores fueron para los que interpretaron a enfermos, el lugar más común de la premiación.

La decepción

Para poner en contexto, la ceremonia ya venía cargada de cierta dosis de polémica al tener muy pocos nominados afroamericanos y mujeres.

A ésto se le añadió la reciente estatua del artista “Plastic Jesus” la cual simulaba una estatua dorada aspirando cocaína, para demandar el uso de drogas en la industria. Todo este material pudo haber sido usado por el presentador Neil Patrick Harris, pudo haber hecho bromas sobre las cintas, en fin, material había.

En lugar de eso, la presentación a cargo de Neil Patrick Harris fue aburrida, plana, sin sorprender a nadie, con un humor soso; el único momento en el que hizo reir, fue al principio cuando hizo el comentario acerca del exceso de “blancura” en la premiación.

Creo que nunca se había extrañado tanto el cinismo de Ellen DeGeneres o el humor de Billy Crystal.

Para la segunda hora ya muchos pedíamos que resucitaran a Bob Hope con tal de quitar a Neil Patrick Harris.
Al mismo tiempo, la mayoría de los presentadores acartonados, y en exceso políticamente correctos.

Una ceremonia más insoportable y lenta de lo normal. (Tal vez era un homenaje a Boyhood y no avisaron)

Por otra parte se deseaba que la categoría a Mejor Corto documental hubiese sido para La Parka, sin embargo, se aplaude la nominación muy merecida para el director nicaragüense, estudiante del Centro de Capacitación Cinematográfica (C.C.C). Supongo que no se puede tener todo.

Las pocas sorpresas

En general la ceremonia fue aburrida, y los únicos chispazos fueron cortesía de los pocos que se atrevieron a salirse del guión.

Es de aplaudirse el comentario de Patricia Arquette, la denuncia que realizó sobre la desigualdad salarial y de género en Hollywood (y en todas partes), del machismo todavía imperante como si ésto fuera el siglo XV; en un país y en una industria supuestamente transgresora. Un momento que valió la pena.

Para sorpresa de muchos, CitizenFour gano el premio a Mejor Documental, un documental con un tema bastante provocador: Edward Snowden. ¿Qué habrá pensado la Casa Blanca de este premio?

Sin duda una sorpresa de la noche (y tal vez no tanto, si vemos los últimos premios de estas semanas) fue ver que Boyhood se quedo sin premios a pesar de haber tenido una gran temporada. Boyhood fue la gran olvidada de la noche y Richard Linklater se quedó sin el Oscar.

El gran premio se lo llevó Birdman, el cual fue presentado por Sean Penn, (lo que ya daba una pista que sería su amigo Iñárritu el ganador) y su broma de la “Green card”, donde no falto el purista en las redes sociales que se molestó.

Sin duda el gran ganador fue Alejandro González Iñárritu que sorprendió con un discurso cargado de dosis política. A muchos les gustará o no el trabajo de Iñárritu pero, sin duda, ya forma parte de la historia.

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