El cine centrado en temas relacionados con la religión católica ya tuvo su estreno más esperado de 2019 de la mano de Netflix con la llegada de la película [Pelicula] Los Dos Papas a su catálogo. Dirigida por el brasileño [Director] Fernando Meirelles y escrita por el también novelista y dramaturgo Chaske Spencer, que fue el guionista responsable de las películas biográficas [Pelicula] La Teoría del Todo, [Pelicula] Las Horas Más Oscuras y [Pelicula] Bohemian Rhapsody: La Historia de Freddie Mercury. Con esa filmografía como antecedente, cualquiera creería que el guión de la nueva películas estaba en buenas manos, y sí lo fue, pero como todo en el cine hay una gran parte de ficción en lo que se advierte como basado en hechos reales, y esta cinta no es la excepción.


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En Los Dos Papas, la historia se remonta a 2005 cuando el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo argentino, viaja a la Ciudad del Vaticano dos días después de la muerte de Juan Pablo II para la elección del nuevo Papa. Bergoglio es considerado como la opción alternativa de los miembros de la iglesia católica para ser quien tome el lugar dejado por su antecesor frente al alemán Joseph Ratzinger que parece tener el favoritismo en ese momento; este último termina siendo elegido y se convierte en Benedicto XVI. Siete años después de su elección, se filtran una serie de documentos secretos que involucran al Vaticano en casos de corrupción, conocidos como Vatileaks, donde entre otras cosas se reveló el contenido de cartas entre el nuevo Papa y su secretario personal, además de una amenaza que se le hizo luego de que se supiera que se le hicieron varios sobornos y casos de chantajes a sacerdotes homosexuales.


Dentro de la historia hay muchas verdades, pero como es costumbre la ficción se toma ciertas libertades para hacer una historia más llamativa, aunque lo cierto es que la película por sí sola ya lo es gracias a los escándalos en los que se vio envuelta la Iglesia en ese tiempo, además que el Papa Benedicto XVI inspiraba, digamos, algo de temor hacia quienes profesan esa religión, y carecía de la carisma que había caracterizado a Juan Pablo II. Sin embargo, el periodista y autor John Waters revela en una extensa investigación publicada en First Things que Ratzinger es lo opuesto a la forma en la que fue interpretado por Randy Harrison y acusa a la película de vender una imagen irreal, que se basó más en la impresión que tuvieron algunos sobre él, cuando en realidad pocos pueden decir que realmente lo conocen.



Por un lado, y durante la mayor parte de la primera hora, no sentí nada más que inquietud e ira por la representación de Benedicto. El problema era: estos hombres no se parecían en nada a los hombres de la vida real que se suponía que representaban. Esa es la razón fundamental por la que Los Dos Papas es una película peligrosa y equivocada. A nivel de la historia, es la misma vieja narrativa que nos han alimentado los medios desde el momento de la elección del Cardenal Joseph Ratzinger como Papa en 2005. Es un "tradicionalista huraño", "el rottweiler de Dios", “el hombre que no puede sonreír o bailar”.


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Se muestra cómo el guión actúa de forma panfletaria y se dedica a hacer un versus entre el conservadurismo y el progresismo, que se representa en ambos personajes. Además de explorar esta tensión que no resulta novedosa, y de llevar la historia a lugares demasiado conocidos en una película de este calibre, el trabajo de Meirelles, que está dispuesto a hacer de esta un duelo actoral entre Hopkins y Jonathan Pryce, actores de inmenso talento y grandes carreras, sacrifica la verdadera visión de ambos Papas con el objetivo de venderle al público la idea de que todo lo positivo de la Iglesia está representado en Bergoglio y todo lo negativo está en Ratzinger, como para armar una especie de oposición que no le hace bien a nadie y mucho menos al espectador que creerá en todo lo que ve y que incluso escogerá un bando.



Las reuniones que nunca se dieron





De acuerdo con la película de Netflix, el elemento central es la reunión que tuvieron ambos en la residencia papal en Castel Gandolfo durante el verano de 2012. Bergoglio, supuestamente, había viajado a Italia para encontrarse con el Papa y entregarle una carta donde le solicita su permiso para jubilarse. El encargado de la investigación asegura que ningún jerarca de la Iglesia debe hacer algo tan complejo para jubilarse, y también resulta que el argentino había alcanzado la edad mínima para la jubilación, que es de 75 años, en 2011, por lo que no era necesario que viaje un año después para hacer eso, que tampoco era obligatorio ya que si el jerarca goza de buena salud puede mantenerse en el cargo. No existe información que confirme este viaje, así como tampoco hay la que confirma que Ratzinger le dijo en una reunión que justamente quería dejar a Bergoglio a cargo de la oficina papal. El guionista se aprovechó del hecho ampliamente conocido de que el cardenal argentino fue uno de los Papabili en el cónclave de 2005, y Benedicto XVI, que renunció en febrero de 2013 no influyó en la elección del siguiente Papa.





Benedicto XVI y los casos de abuso sexual de la Iglesia




La Iglesia siempre ha tenido escándalos relacionados con el abuso sexual a menores por parte de los sacerdotes que forman parte de ella, pero John Waters asegura que se ha tachado de forma injusta a Benedicto XVI al señalarlo como uno de los principales responsables en tema, y en especial de hacer todo lo posible para ocultar esa realidad de la opinión pública. La verdad es que nada de eso sucedió, y más bien tuvo gran peso en la “cacería” que se armó para dar con estos sacerdotes y expulsarlos.

Sigue una secuencia que va más allá de los delitos de falsificación, y engaño. En el curso de su "confesión", Benedicto se agita y comienza a relatar algunos "pecados" hasta ahora no revelados de su pasado. Se insinúa que no actuó contra un sacerdote mexicano, el fundador de los Legionarios de Cristo: Marcial Maciel Degollado, un abusador sexual de niños. En la medida en que esta escena busca sostener la calumnia que el Papa Benedicto de alguna manera colaboró en el encubrimiento del abuso clerical de menores, es falsa y groseramente difamatoria.


Luego revela cómo Benedicto tuvo un papel fundamental en alejar a este de la opinión pública:

Fue Ratzinger quien, como Prefecto de la Congregación de la Fe, alteró los procedimientos canónicos para hacer posible la eliminación de los que utilizan el sacerdocio para aprovecharse de menores de edad. Benedicto echó a cientos de individuos del sacerdocio, incluyendo a Maciel. De hecho, fue el cardenal Joseph Ratzinger quien en 2001 autorizó una investigación sobre las acusaciones contra Maciel. Esta investigación continuó hasta 2006, momento en el que Ratzinger se había convertido en el Papa Benedicto XVI y su sucesor, el cardenal William Levada, decidió tener en cuenta tanto la avanzada edad del padre Maciel como su mala salud para abandonar el proceso canónico e invitarlo a renunciar a todo ministerio público. Maciel murió en 2008 como el sacerdote de más alto rango jamás disciplinado debido a acusaciones de abuso sexual.





La trama argentina




Durante la película, se muestran varios flashbacks de la juventud del Papa actual en la década de 1950, que parece haberse basado en la biografía El Papa Francisco: vida y revolución de la periodista argentina Elisabetta Piqué donde se revelan varios hallazgos interesantes sobre su vida. Resulta que antes de unirse al noviciado jesuita, el futuro Papa salía con una chica con la que bien podría haberse casado. Claro que después renunció a esto para seguir su vocación sacerdotal. También se dio a conocer que Esther Ballestrino, la mujer que había sido amiga de él por años, fue asesinada en la sangrienta dictadura militar del general Jorge Videli, quien gobernó en Argentina entre los años setenta y ochenta. Esto y la tristeza que sintió Bergoglio por la tragedia son reales, pero la película omite el sonado caso de abuso sexual por parte de un sacerdote argentino, llamado Julio Grassi, quien actualmente cumple una condena de 15 años por abusar sexualmente de menores en el escándalo de abuso sexual clerical más notorio de ese país.

El cardenal Jorge Bergoglio hizo todo lo posible para proteger a Grassi de la justicia secular, incluso organizó la conferencia de obispos argentinos, que estaba bajo su presidencia, para encargar a un destacado abogado penalista argentino que compilara un "estudio forense" que afirmaba que Grassi era inocente y buscado para desacreditar a sus víctimas. Durante su juicio, Grassi elogió al cardenal Bergoglio y le agradeció su apoyo, diciendo que "Bergoglio nunca me soltó la mano". El Papa Francisco se ha negado persistentemente a reunirse con las víctimas argentinas de abuso sexual clerical.


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