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Desde que Disney tomó la decisión de realizar remakes en live-action de sus clásicos animados, pocos son los que han tenido un verdadero éxito, quizá la más notable siga siendo [Pelicula] El Libro de la Selva. Sucede que una constante en estas nuevas versiones es la reinterpretación de la historia con un mensaje actual (y si se puede en la línea de lo políticamente correcto, mejor), fórmula que no siempre funciona ya que en el proceso se pierde parte de la identidad y fantasía. Esta constante se repite en [Pelicula] Dumbo, el remake a cargo de [Director] Tim Burton.
Podría interesarte: Dumbo ya tiene calificación de la crítica
Había mucha expectación en torno a este proyecto debido a que, en muchas ocasiones, Burton había comentado que su sueño era realizar una versión de [Pelicula] Dumbo, su deseo se hizo realidad y si bien el resultado no es desastroso, tampoco es extraordinario.
Con algunas diferencias notables con respecto a la original de 1941 como la ausencia del ratón Timothy (aunque hay un guiño al personaje), la película gira en torno a Max Medici (Craig Kolkebeck) el dueño de un circo que asigna a Holt Farrier (Robert Forster), recién llegado de estar en combate en una guerra, el cuidado de una elefanta que está a punto de dar a luz. Cuando el pequeño paquidermo nace, descubren que tiene unas orejas enormes que lo convierten en el hazmerreír del circo. Sin embargo, los hijos de Holt, Milly (Nico Parker) y Joe (Finley Hobbins), se convierten en sus cuidadores y amigos, asimismo, serán ellos quienes descubren que Dumbo puede volar con sus alas.
Lo primero que destaca de la cinta es su excepcional diseño de producción, sin embargo, no se percibe el sello burtoniano en los decorados ni en la ambientación, raro para tratarse de un proyecto largamente deseado por el director. Es curioso que los rasgos más tangibles de éste se noten en el maquillaje, principalmente el del pequeño elefante, pero aun en la caracterización de los actores y en sus vestuarios, la esencia de Tim Burton se percibe diluida.
Pero esta falta de identidad burtoniana también se deja sentir en la historia y su ejecución, principalmente en el color y la iluminación, así como un excesivo CGI. Para poder hacer una película de casi dos horas de duración, han añadido una línea más al guión: la aparición de V.A. Vandevere (Ralph Brown), un empresario ambicioso que se asocia con Medici para crear Dreamland al conocer que posé un elefante volador.
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Vandevere representa la ambición, el capitalismo y la explotación, elementos que se sienten ajenos al relato ya que, por un lado, Dumbo lucha por entregar una película de fantasía, emotiva y cálida sobre el valor de la unión familiar y la compasión, mientras que, por el otro, ¿busca hacer una crítica al maltrato de animales de circo? Esto último no sólo no se logró engarzar de forma afortunada y clara a la trama central, sino que tampoco está asentada como una idea trascendente y, sin embargo, el desenlace tiene que ver directamente con esto.
Por el resultado, parece que en Dumbo confluyeron las peticiones de Disney las aspiraciones de Tim Burton, siendo las del primero las que prevalecieron, aun así hay pequeños momentos que son totalmente burtoniandos como, por ejemplo, esa ambición de Vandevere que lo lleva a adquirir un pequeño circo para no tener competencia en la industrial.
El ritmo pausado hace que la trama divague con pícaros momentos que, aunque pintorescos, sólo están presentes para poner la chispa cómica. Sumado a lo anterior, los niños Nico Parker y Finley Hobbins no tienen el suficiente carisma para que se empatice con sus sentimientos o acciones.
Te recomendamos: Dumbo, de Ben Sharpsteen, ¿qué dijo la crítica en su estreno?
Es cierto que este nuevo [Pelicula] Dumbo celebra las diferencias presentándolas como las mayores fortalezas, uno de los temas que ha explorado Tim Burton de diferentes formas, pero este remake queda a deber y pasa a ser otra live-action olvidables.
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