Una de las escenas claves en la cinta El Discurso del Rey, Jorge VI del Reino Unido observa con atención uno de los tristemente célebres discursos de Adolf Hitler en el punto más alto de su poder. Pero esta capacidad de un orador para persuadir a una audiencia va más allá de la esfera política, llegando a la vida diaria hasta eso que comúnmente llamamos “tener “el don de la labia”.
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Este arte del buen decir puede resultar complicado a primera vista, algo bien dicho no equivale a una verdad, en cambio, una idea muy bien expuesta puede llegar a cambiar al mundo —para bien y para mal. Aristóteles fue el primero en identificar los tres factores que hacen a un buen orador: ethos, pathos y logos. En conjunto, estos componentes conforman el llamado triángulo retórico.
El logos apela a la razón, que puede a llegar ser considerado el texto del argumento o el punto del mismo. El ethos es el carácter del escritor o emisor del discurso, es decir, el rol que este desempeña dentro del texto y cuán creíble es su argumento. Por su parte, el pathos se relaciona a las emociones y a la creatividad empática, donde tiene cabida las ideologías, creencias y moral.
Pero estos elementos también pueden ser encontrados dentro del cuerpo de la narración, en realidad, cuando el pensador griego acuñó estos conceptos, en realidad no existía una distinción clara entre un discurso y una narración. De tal manera que, estas figuras retóricas llegan hasta nuestros días y han evolucionado hasta convertirse en las temáticas principales de una historia o los protagonistas de esta.
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A través de la Historia, dentro de la tradición oral y su posterior evolución a la narración escrita, los tríos de personajes protagonistas han poseído una peculiar importancia dentro del arte de contar relatos. En ciertos casos esta figura se ha visto rodeada de un halo místico, llegando incluso recalar en el horror, sin embargo, sus atributos mágicos suelen prevalecer en el género fantástico.
Pero esta configuración prospera en las narraciones ordinarias debido a que brindan a la historia mejores dinámicas de profundidad, así como capas de complejidad a la historia. Esto se da gracias a una interacción entre los tres personajes que se vuelve sólida mediante el uso de la tensión y el impacto emocional, y así convierten a la trama en un atractivo mucho mayor.
Paralelamente, y muy popularizado en las últimas décadas por la literatura Young Adult, los distintos puntos de vista narrativos invitan a repasar la misma historia pero desde una perspectiva que arroja nueva información hacia el espectador. Si bien esto puede suceder dentro de un mismo contexto, simplemente confrontando los mismos hechos bajo el lente de un personaje distinto, lo cierto es que el recurso también se expande a comprender un mismo hecho histórico o cultural desde las diferentes facciones de los mismos.
Un hecho tan trágico como el Holocausto, puede ser contado desde el punto de vista de un miembro de la comunidad judía, como en La Pianista, desde las entrañas de la Alemania rural como en La ladrona de libros o desde las de mujeres alemanas que progonizaron protestas cuando el partido Nazi llevó presos a sus esposos judíos en La calle de las rosas. Estos mismos sucesos pueden llegar a converger dentro de un mismo universo narrativo gracias al uso de estas distintas perspectivas.
No obstante, en términos de ethos, pathos y logos, las trinidades están representadas por distintas facetas, como la Santísima Trinidad, las Moiras de la mitología griega o Los tres cerditos, el cuento de hadas inglés. En realidad, si prestamos atención a los relatos de la cultura pop, la estructuración del trío se encuentra repleta de este tipo de conceptualizaciones. Desde Alvin y las ardillas hasta los Escandalosos, pasando por el Golden Trio de Harry Potter y los miembros de la El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo, Aragorn, Legolas y Gimli, las triadas de personajes han dejado una huella imborrable en la narrativa universal.
Y es que el número 3 también se encuentra cargado de un significado simbólico muy fuerte en todas las culturas del mundo. De esta manera, la representación tripartita de personajes suele ir acompañada de una simbología a la par que representa una cualidad narrativa. Aunque de manera velada, las características de esta terna afectan este tipo de narrativas.
El autor Udo Becker señala en su Enciclopedia de los símbolos que el 3 es el número primordial del principio masculino, mientras el 1 el de lo divino y 2 el de lo femenino. Análogamente, este número es un elemento de agua y su figura geométrica correspondiente, el triángulo. El agua y el triángulo suelen intervenir asimismo en la simbología médico-alquimista.
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Mientras que el cristianismo tiene las tres virtudes teologales —fe, esperanza y caridad—, la alquimia posee los elementos azufre, sal y mercurio como sus pilares. Igualmente, muchas más religiones giran alrededor de triadas divinas, en Egipto son Isis, Osiris, Horus, en la India Brahma, Vishnu, Shiva. Muchas de las mitologías sobre el origen del mundo parten de la relación cielo y tierra con otro elemento involucrado como el aire, la muerte o el amor. El simbolismo del tres se hace muy presente en la adaptación de [Temporada] The Sandman (1), pues son el número de artefactos que Morfeo debe recuperar, las caras del destino a quienes recurre por ayuda, el numero de eternos que aparece en esta instancia de su viaje y así sucesivamente.
Así como ethos, pathos y logos son elementos importantes dentro del discurso al servir como modo de persuasión, la escritura creativa los usa para conectarse con su audiencia y hacer que sus argumentos o historias sean más convincentes. Pero los atributos de estos factores no se limitan a ello, ramificando en diferentes aspectos de la diégesis.
Como elemento de la escritura creativa, la creación de personajes es sin lugar a dudas uno de los más trascendentales. Para que una historia llegue a su meta, los personajes deben estar bien desarrollados, es decir, contar con motivaciones claras, fortalezas y debilidades, así como ser identificables con el lector.
Escribir personajes bien desarrollados es crucial para contar una historia convincente. Por lo que es necesario implementar sus fases creativas. En la caracterización sucede el proceso de crear y definir personajes en una historia, incluyendo su personalidad, trasfondo y apariencia física. Cada uno de estos personajes deberá contar también con una o distintas motivaciones par sus personajes, que los impulsarán a realizar acciones y tomar decisiones. Esto también suma a la identidad del personaje, tornándolo plenamente identificable y creíble.
Lo mismo sucede con el arco de los personajes, que se resumen en la historia, el crecimiento y desarrollo de este, donde comúnmente sucede un cambio de ideología ante la resolución de un conflicto interno. Así también tendrá lugar el diálogo y las relaciones con otros personajes, que, en el caso de las triadas, representará un punto clave para los pensamientos, sentimientos y motivaciones centrales en una historia.
Así, el ethos se encarga de la credibilidad o confiabilidad que el escritor proyecta en su historia, misma que usualmente llega de la mano del protagonista, pues su ética regirá en gran medida la brújula de la narración. Al establecerla, los autores pueden ganarse la confianza de su audiencia y hacer que sus argumentos o historias sean más convincentes.
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Por su parte, el pathos echa mano de las emociones de la audiencia, como la simpatía, la ira o el miedo, para evocar una fuerte respuesta emocional y tener un impacto duradero. Finalmente, el logos apela a la razón y la lógica, utilizando hechos y pruebas para respaldar un argumento o afirmación. Esta es la parte más teórica y concisa de la creación de una historia, donde se proporciona un sentido de coherencia y estructura al argumento.
Al combinar estos elementos de varias maneras, los creadores pueden establecer una narrativa rica y persuasiva que se conecta con su audiencia y deja un impacto duradero. Pero Becker también apunta que en el terreno de la filosofía las trinidades o las secuencias de tres fases también desempeñan un importante papel, como en el principio de la mediación entre el pensar y el ser, es decir, el principio de la progresión dialéctica en el caso de Friedrich Hegel: tesis, antítesis, síntesis.
En este sistema filosófico, Hegel explica cómo las ideas evolucionan a lo largo del tiempo, siendo la tesis una idea o afirmación inicial, la antítesis la oposición o negación de la tesis y la síntesis la resolución de la tensión entre la tesis y la antítesis, produciendo una idea más compleja y avanzada. Este concepto también sugiere que se trata de un proceso se repite constantemente, conduciendo a un conocimiento cada vez más profundo y completo. Esta es una conexión directa con la función del ethos, pathos y logos.
La tesis puede explicarse a través de un personajes que encarna el ethos con cuyas experiencias y virtudes se podrán manifestar aprendizajes y relevancias, mediante las cuales este personaje logrará decisiones creíbles y confiables de manera consistente, que en la gran mayoría de los casos lo convierten en un narrador confiable.
En esta instancia se busca apelar a la faceta más humana —incluso cordial—dentro del discurso de un personaje, pues el buen trato entre los individuos tiene algo altamente civilizado en su origen filosófico griego. Pero esto sólo puede llegar a suceder si las raíces del ethos penetran en las capas más profundas del ser humano, en las que se convierta un anhelo espiritual y un deber.
Aunque siempre existen excepciones a la regla, esto generalmente significa que el ethos en un personaje los convierte en alguien honesto, sincero y poseedor de un código moral fuerte, en los que el lector puede confiar sus propios ideales. La experiencia sólo se ve beneficiada por las descripciones vívidas, precisas y creíbles propias del ethos, donde el narrador o creador pueden establecer verosimilitud.
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En cambio los personajes que se rigen por el pathos se relaciona a la antítesis en la negación a estos ideales de la ética. Al evocar una respuesta emocional en la audiencia por medio del miedo, la simpatía, el impacto de estos llega a ser más poderoso y duradero. De esta manera es más fácil relacionarnos con ellos al sentirnos identificados en sus pasiones tanto ordinarias como universales.
Pasajes emocionales como una despedida particularmente desgarradora, un doloroso rompimiento afectivo —de cualquier tipo— o una victoria triunfal despiertan empatía e impacto en el receptor. Esto sucede mediante el uso de la descripción sensorial con imágenes vívidas, en donde se crea una atmósfera emocional que puede profundizar la conexión del público con la historia.
Al final del día, son los temas universales como el amor, la pérdida o la injusticia infligidos hacia un personaje, los que verdaderamente puedan resonar con una mayor cantidad de personas. Por medio de esta efectividad en el shock de emociones, la huella en la memoria del espectador se convierte en afectiva, con lo que es posible sentir algún grado de fascinación por un personaje que realiza actos con lo que no te identificas o incluso rechazas,
En tercer lugar llega la síntesis y el logos, donde la primera ofrece una resolución al conflicto entre tesis y antítesis, por lo cual se complementa con el sentido de la lógica y la razón del segundo que brinda equilibrio entre el ethos y el pathos. Dentro del logos de un personaje, es necesario presentar hechos, evidencia y argumentos bien construidos alrededor de su representación, pues esto le da sentido de coherencia y estructura en su arco tanto al argumento de la historia.
Con este desarrollo de trama claro y bien pensado, se crea un hilo conductor coherente de los hechos más importantes relatados, pues el personaje logos suele ser alguien quien valida estos hechos ya sea por medio de aptitudes o testimonios. Mediante el uso de símbolos, alegorías u otros recursos basados en la lógica, estos personajes nos transmiten ideas complejas de manera clara y accesible.
Al crear personajes lógicos, reflexivos y que toman decisiones bien razonadas, así como se crea una sensación de credibilidad y confiabilidad en sus historias. La ciencia ficción suele emplear a personajes logos como su centro, donde se puede contar algo extraordinario desde las firmes bases del logos encontrado en la ciencia.
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Cuando este tipo de relatos se apoya en referencias históricas o conceptos científicos para respaldar sus argumentos o puntos de la trama, también se mejora la comprensión de la historia por parte del espectador. Pero de igual manera, este manejo de personajes se ha encontrado en los cuentos del folklore que pasaron de lo oral a lo escrito.
Cada uno de los tres cerditos del cuento infantil británico construyó su casa bajo estas reglas. El primero regido por el ethos, mediante la perseverancia y trabajo duro. El segundo por el pathos con miedo pero determinación. Y el último por el logos, con practicidad e ingenio.
En el caso de Los Tres Mosqueteros, Athos, Porthos y Aramis encarnan el ethos mediante la lealtad, la valentía y el honor. En el caso del pathos se hacen presentes la amistad, el amor e igualmente los celos. En el logos se refleja la estrategia, astucia e inteligencia. Aunque no necesariamente cada uno de ellos se define siempre por una de estos conceptos, sí pueden llegar a ejemplificarlos plenamente.
En El Señor de los Anillos, cada uno de los miembros de la Comunidad tiene acercamientos a estas tres nociones, pero sin duda el trío del dúnedain, el elfo y el enano operan bajo estos designios. El ethos, con coraje, desinterés y esperanza. El pathos, con la pérdida, el sacrificio y la amistad. Mientras en el logos tenemos a un planificador, estratega y líder.
La gran tríada que sostiene a DC Comics: Superman, Wonder Woman y Batman. Estos representan de manera muy clara al ethos, pathos y logos de un multiverso entero, encarnando ideales y motivaciones que los vuelven una trinidad modelo para muchos. Así, la moral y los ideales de cada uno de estos superhéroes se alinea con la búsqueda de justicia en el universo y más allá.
Sin duda algo, la conjunción de persuasión, impacto y empatía causadas por ethos, pathos y logos aplicadas en cualquier tipo de narrativa seguirán siendo de gran importancia dentro del mundo de la ficción especulativa, donde los las leyes de sus universos siempre encontrarán una poderosa arma en ellos para anclar cada una de las aristas de su historia.
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