La semana pasada marcó el muy esperado regreso del drama británico de Netflix, [Temporada] Heartstopper (2), la primera gran serie coming-to-age protagonizada por jóvenes queer de éxito arrollador en el público mainstream. Adaptada de los webcomics de Alice Oseman, la serie se embarcó durante su primera temporada en una exploración íntima del amor adolecente, centrándose en la adorable relación que florece entre dos estudiantes de secundaria, Charlie —interpretado por Joe Locke— y Nick — Kit Connor.

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La representación LGTBIQ+ en Heartstopper



Pero esta serie no sólo se ha encargado de poner de protagonistas a una joven pareja de “chicos que aman a chicos”, sino que cuenta con una representación diversa de identidades dentro del espectro LGBTTIQ+, que incluye a Elle —Sergio Siruela— como una joven trans, y una pareja de lesbianas, Tara y Darcy. Más allá de que en temas de representación, la pantalla chica se posicione avant-garde, el boom mediático de una serie como esta, no tiene precedentes.

De acuerdo a su misma plataforma de streaming, la temporada inicial contó con 24 millones de horas de visitas en su semana de debut, que tanto la crítica como los espectadores colmaron el programa de elogios. No obstante, tanto como los miembros de los fandoms de esta serie, como crítica y espectadores en general se siguen preguntando sobre el estado actual de la representación de la comunidad LGBTTIQ+.

Los actores Kit Connor y Joe Locke en Heartstopper (Crédito: Netflix)




Y es que la narrativa cautivadora de Heartstopper puede ser una obra de ficción que a primera vista pueda ser rosa e inocua, pero su impacto ha sido palpable y profundo. Mientras su segunda temporada explora aspectos más complicados de la adolescencia queer, lidiando con traumas y tropiezos —sin renunciar a su esencia fluff—, la serie continúa teniendo una resonancia superlativa, ya no sólo con jóvenes de la diversidad sexual, sino con el público en general.

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Por medio de personajes centrales repartidos por el espectro queer, encontrando un momento narrativo que óptimo que resuena con su audiencia, espectro, sirven como faros de autenticidad y empatía. La representación de Heartstopper de la experiencia queer es positiva y tiene el potencial de impactar a la juventud al fomentar un sentido de pertenencia y autoaceptación.

Y es que, durante casi una década, la voz de la audiencia queer se alzó demandando una mejor representación. Ya sea la ausencia de personajes racializados, el tropo narrativo de Bury Your Gays o la estereotipificación desmedida, estas historias han florecido positivamente a penas en los últimos años. Muchas de estas exigencias se centraban en torno a la “drástica idea” de que los personajes LGBTTIQ+, muy particularmente los de la pantalla chica, también eran dignos de historias felices y finales llenos de amor.

Si bien esto puede parecer un cliché no deseado, esta comunidad ha sido negada de esto durante la historia de la industria del entretenimiento, que, en el mejor de los casos, había buscado capitalizar el trauma del colectivo.





En el artículo The boys’ love phenomenon: A literature review, de Ágnes Zsila y Zsolt Demetrovics, los autores se remontan al ámbito del manga y el anime, como punto de eclosión de un género cautivador y transformador para el público global —gracias a la comunidad fandom en línea. Boys' love, a menudo conocido como yaoi, es un género que profundiza en las relaciones románticas entre hombres, entretejiendo intrincadas historias que trascienden las normas sociales. Este género único no solo ha ganado una inmensa popularidad en las últimas décadas, sino que también ha provocado debates sobre sus motivaciones de sus fans, la cultura de los fanáticos y las posibles implicaciones sociales.

Originario de Japón, el “amor entre chicos” generalmente gira en torno al amor apasionado entre dos personajes masculinos, con un énfasis en las emociones y las relaciones por encima de las normas sociales, creando un espacio donde el amor florece sin disculpas. En años recientes los círculos académicos de los fanstudies han dirigido cada vez más su atención hacia este con una gran cantidad de estudios que diseccionan la naturaleza multifacética del género.

En términos generales, el amor entre chicos en la ficción —canon y fanon— es creado principalmente por y para las mujeres —aunque desde luego no exclusivo—, un aspecto único que destaca el atractivo y el impacto del género y que lo distingue de otras narrativas que involucran en romance homosexual masculino. Las autoras elaboran narrativas que resuenan en su audiencia predominantemente femenina, mediante una serie de directrices que navegan por un delicado equilibrio entre la profundidad emocional y las representaciones eróticas —menor o mayormente explícitas. Este enfoque puede llegar a explicar su popularidad, al atraer a lectoras que buscan diversas formas de escapismo, entretenimiento y erotismo.

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A pesar popularidad e impacto, este tipo de historias no han estado exentas de críticas. Algunos argumentan que el género puede dar lugar un erotismo hiperidealizado, mientras que otros expresan su preocupación por su representación de la homosexualidad y su fetichización. Sin embargo, estas críticas se encuentran con el contraargumento de que los medios de comunicación sobre que abordan este género han desempeñado un papel fundamental en materia de representación positiva por el simple hecho de existir —muchas veces alejado del homoerotismo fetiche.

En el trabajo de investigación, Do not feed the fe t feed the fetishizers: boys love fans resistance and challenge of perceived reputation de Hailey Rose Coleman explora la intrincada dinámica de las personas que se identifican con orgullo como fanáticos de BL (Boys loves), arrojando luz sobre cómo desafían y remodelan el estigma generalizado que los asocia con la etiqueta de "fetichizadores" de hombres que aman a otros hombres —primordialmente a través de la ficción.

Paralelamente, el artículo explora el sesgo de desviación en la investigación sobre BL —mujeres heterosexuales— y cómo este ha afectado las áreas de interés de los investigadores, limitando la comprensión integral del género y su impacto. Por esto, la autora enfatiza en su análisis el origen y desarrollo del medio BL, destacando su papel en la resistencia y la subversión de las narrativas tradicionales heterosexuales.





De esta manera, el BL no sólo es interpretado como un género de entretenimiento, sino también como una forma de resistencia a las narrativas heterosexuales predominantes en la sociedad. Originalmente creado por mujeres para mujeres japonesas, el género permitió a las creadoras escapar de las restricciones impuestas por una sociedad sexista. El manga bishōnen, en particular, emergió como una respuesta a la agresión y el sexismo en las relaciones de género en Japón. Mientras que el manga dirigido a los niños reforzaba los estereotipos tradicionales de masculinidad, el BL presentaba personajes masculinos más emocionales y abiertos, frecuentemente andróginos, desafiando así las normas establecidas.

La investigación sobre BL ha tendido a centrarse en el contenido explícito y en las motivaciones de las mujeres heterosexuales para consumirlo. Sin embargo, esta perspectiva limitada ha dejado de lado la expansión del género para incluirla en diferentes clasificaciones para adultos. Expansión a otros medios como cine, televisión y música en todo el mundo, el BL ha evolucionado más allá de lo meramente explícito, por lo que Coleman cree fundamental reconocer esta diversidad en la investigación para obtener una comprensión más completa y precisa de su alcance y relevancia social.

Lejos de la simple fetichización visual y narrativa en el mundo del entretenimiento, Podemos interpretar que el BL ha sido un espacio en el que las voces y perspectivas de las mujeres han encontrado una plataforma para expresarse y resistir la marginación histórica. A lo largo de la historia, las niñas y las mujeres han enfrentado obstáculos para estudiar y disfrutar de la lectura y la escritura. El BL, como género creado y consumido principalmente por mujeres, ha permitido a estas voces superar barreras y desafiar las normas restrictivas.

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¿Cómo se representa a la comunidad LGBTTIQ+ en el cine y la televisión?



Partiendo del hecho de que vivimos en un mundo donde los medios sirven como un espejo que refleja las normas y los valores sociales, la representación de las personas LGBTTIQ+ se ha convertido en un punto central de exploración y debate central en nuestra era. En An Analysis of LGBTQ+ Representation in Television and Film de Katelyn Thomson se profundiza en el intrincado ámbito de la representación mediática queer en el cine y la televisión, arrojando luz sobre sus implicaciones políticas, sociales y psicológicas, evidenciando que la representación precisa y adecuada no es solo una cuestión de entretenimiento sino un catalizador para el cambio social.

El poder de los medios para dar forma a las percepciones e influir en las opiniones no puede subestimarse. El modelo de comunicación emisor-mensaje-receptor-reacción revela el intrincado proceso por el cual se difunden e interpretan los medios. Dentro del ámbito de la televisión y el cine, el mensaje toma la forma del contenido mismo: los programas de televisión y las películas que adornan nuestras pantallas. A medida que el receptor se involucra con el mensaje, la interpretación toma el centro del escenario, influenciada por experiencias personales, antecedentes culturales y expectativas sociales.

Un excelente ejemplo se encuentra en la película Love, Simon y su spin-off Love, Simon, que bien pudo abrir camino para que una serie como Herthstopper viera la luz. Una vez en el mainstream, los espectadores no sólo consumen la narrativa, sino que también analizan la representación de las relaciones, personalidades e interacciones queer. Esta interpretación da pie a las reacciones, que se manifiestan como discusiones en línea, videos de reacciones y críticas escritas. Todo aportando a la normalización de estas ficciones y, con suerte, su pronta reproducción en otros medios e historias.







En la búsqueda de una sociedad más inclusiva y comprensiva, no se puede subestimar la importancia de una representación LGBTQ+ precisa. Y más en un tiempo con narrativas de todo tipo que surgen sobre la comunidad queer, una vez que Hollywood se ha dado cuenta de que puede capitalizar con ellas. Esto ha instado a los fans del fenómeno a involucrarse activamente en los medios que consumen, desafiar las narrativas dañinas y defender las voces que han sido marginadas durante mucho tiempo. Incluso dentro de las televisoras nacionales, como ya ha ocurrido en México son las parejas Aristemo y Juliantina.

A medida que las narrativas continúan evolucionando, la audiencia parece haber adoptado una postura de brazos abiertos en ese tipo de ficciones, y no sólo en enérgico fandom de esta serie de Netflix lo prueba, [Temporada] Jóvenes Altezas (1), [Temporada] Sex Education (1) o la recién estrenada [Pelicula] Rojo, Blanco y Sangre Azul también son prueba de ello. Aunque los días en que la representación de la comunidad LGBTTIQ+ se centraban únicamente en el virus del VIH, aún existen otro tipo de representaciones que necesitan dar el mismo paso en pantalla.


Recientemente resucitada Warrior nun es la única serie con una pareja de mujeres protagonistas que sigue técnicamente el aire. y esto Solo después de una feroz batalla redes sociales por parte de su fandom El cual se negaba a tener un apoteósico cliffhanger con final de la historia. Como Supercorp de [Temporada] Supergirl (2) y Clexa en [Temporada] The 100 (3), o series canceladas como [Temporada] Motherland: Fort Salem (1) y [Temporada] La primera muerte (1), queda claro que el terreno no es parejo para todo tipo de representaciones queer.

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Si bien ha existido un aumento en la relación de mujeres que aman a mujeres en la pantalla (WLW), aún queda trabajo por hacer para garantizar que estas representaciones reflejen la verdadera diversidad y complejidad de las experiencias de las mujeres queer de todas las intersecciones.

Tradicionalmente, la representación de las mujeres queer a menudo ha sido víctima de la sexualización y la cosificación, satisfaciendo las fantasías de la audiencia masculina en lugar de retratar auténticamente sus experiencias. Aquí simplemente no existe el contexto histórico donde el autor de estas historias ejerza una Liberación o una exploración de una sexualidad oprimida por su entorno social. Esto no sólo disminuye la importancia de las relaciones sáficas, sino que también perpetúa estereotipos dañinos que frenan notoriamente la producción de este tipo de historias.

Un ejemplo notable es la controversia en torno a la película francesa de 2013, [Pelicula] La vida de Adèle, que planteó preocupaciones sobre la capacidad de un director heterosexual para representar con precisión una relación lésbica. de igual manera, Podemos encontrar en [Pelicula] The Handmaiden, una propuesta en primera instancia subversiva que no termina por alejarse lo suficiente de la mirada del fetiche femenino en su adaptación.





Desafíos para lograr una representación auténtica



Con Heartstopper también tenemos personajes que se alejan de la marcada tendencia de reforzar los estándares y estereotipos de belleza tóxicos. Debido a que las personas queer racializadas, especialmente las mujeres, han continuado infrarrepresentadas en los medios, sus historias a menudo las colocan como meros adornos estéticos incrustados dentro de una narrativa que no tiene nada que decir sobre ellas. Aquí una vez más entra en juego el hecho de contar con un equipo de escritores igualmente diverso que la historia que se planea producir.

Si bien existen desafíos, se están logrando avances con programas y películas que ofrecen representaciones auténticas y no sexualizadas de las relaciones WLW. Ejemplos como [Temporada] The Sandman (1), [Temporada] The Last of Us (1) y [Pelicula] Retrato de una Dama en llamas presentan relaciones que van más allá de los aspectos sexuales, mostrando la profundidad y complejidad de las conexiones entre personas queer.

Sin embargo, al final de día, esta serie de Netflix nos incita a concebir un futuro en el cual los relatos de WLW, personas transgénero, asexuales e intersexuales puedan contar con una vos propia dentro de proyectos similares —sin que este quede limitado a fanfiction o webtoons. Y es que ese auténtico anhelo de los fans y creadores por tejer narrativas que encarnen la dulzura y la plenitud del amor romántico surge de la necesidad de contrarrestar la persistente indiferencia que aún pervive en la esfera del entretenimiento.


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